llegan cartas

Scherezade TV

DOMINGO SAHDA

Reordenando libros en mi biblioteca cayó a mis manos un ejemplar de ese mítico compendio de relatos conocido como “Las mil y una noches”. Hojeándolo despaciosamente, entre una y otra historia, me topé con el relato de Scherezade, la doncella que narraba la historia de “Ali Baba y los cuarenta ladrones”. Releyéndolo caí en la cuenta de que a Scherezade no le alcanzaría hoy el tiempo, la tinta y el papel para narrar los aconteceres diarios y recientes que se suceden en esta parcela del mundo en la que habitamos (¿sobrevivimos?). Hoy el rol de narradora ha sido transferido, como no podía ser de otra manera en tiempos electrónicos, a la pantalla del televisor, y desde ese “ojo” y ese “relato” del diario vivir caímos en la cuenta de que en el Virreinato del Río de la Plata, su capital y sus adyacencias, nombre real y efectivo que se ajusta a lo que con petulancia y sin ajuste a la realidad es llamada República Argentina la vigencia de Ali Baba y sus compadres ladrones resplandece. El desfile diario de energúmenos vinculados al “quehacer “ instrumentado desde el poder político sería excesivo para Scherezade hoy. La desaforada ansiedad por acumular, esconder y disfrazar una tras otras estas tropelías es bochornosa, y etiqueta la “viveza criolla”. Ínterin, “Madame la Justice”, que no porta sus ojos vendados para garantizar equilibrio e imparcialidad alguna, luce muy oronda el “parche de Pirata”, recurso del que se vale para cubrirse un ojo mientras que con el otro “sopesa” hacia donde le conviene dirigir sus afanes.

Así las cosas, el rol de Ali Baba, por estos “pagos”, ha sido alternativamente masculino / femenino. Ínterin la banda aliada no encontraba ya hueco ni escondrijo posible para disimular su miseria moral. La Banda de Amigos de lo Ajeno que en tiempos de Ali Baba se escondía en tinajones hoy se ha mudado a residencias imperiales. Por cierto no alcanzaría un chorro de aceite hirviente en cada tinajon para ahogar tanta miseria institucionalizada para nuestros ladrones, mientras la miseria y el hambre son el resplandor que entorna a la bandera nacional. ¿Qué pasaría si “Madame” acomodaría su mirada y su gesto y ordenaría que se les quite todo a los ladrones mencionados, que devuelvan lo robado, mientras tanto como lección moral que barran las calles de las ciudades, limpien los baños de los hospitales, destapen cloacas. En fin ¡que Trabajen! Sabido es que “somos lo que somos” y “estamos como estamos porque somos los mejores del mundo”. Tan creativos que hemos inventado una nueva imagen para la doncella del relato. Sólo nos falta crear una fenomenal purga ejemplificadora para hoy , que alcance a los “Salvadores de la Patria” de hoy y para siempre.