editorial

  • El Hospital de Niños atiende un promedio aproximado de un chico atacado por perros cada día.

Los perros atacan y a pocos les importa

Todos los días, los médicos del Hospital de Niños de Santa Fe deben atender por lo menos a un chico atacado por perros. En la mayoría de los casos, las víctimas sufren secuelas de por vida. Los más vulnerables son los menores de 5 años.

Según revela un informe recientemente publicado por El Litoral, desde principios de este año hasta el 31 de octubre, 257 menores ingresaron a la Guardia del hospital, y a éstos se deben agregar los casos aún no cuantificados por el sistema estadístico, como el de una niña de 2 años atacada por un pitbull el domingo pasado.

La situación de este año no es una excepción. Tanto es así, que en 2015 fueron 372 los niños lesionados por perros -más de un caso por día. En 2014 la problemática fue incluso más dramática, pues los médicos atendieron 422 víctimas indefensas. Y en 2013, fueron 391 los niños que pasaron por el hospital tras ser atacados por perros.

Es cierto que no todos los casos se produjeron en la ciudad de Santa Fe y su zona de influencia, ya que el Hospital Alassia es un centro referencial para todo el centro y norte de la provincia. Sin embargo, es evidente que el problema existe y que no se están tomando las medidas de prevención necesarias para enfrentarlo.

De no ser así, hace tiempo que las escasas iniciativas legislativas para regular la tenencia de perros hubiesen sido aprobadas y los pocos programas vigentes funcionarían con mayor eficiencia.

En las últimas semanas, el diputado provincial Jorge Henn, con el acompañamiento de sus pares Edgardo Martino, Victoria Tejeda y Estela Maris Yaccuzzi presentaron un proyecto de ley para regularizar la tenencia, cría, adiestramiento y circulación de perros de razas potencialmente peligrosas.

Proponen incrementar la seguridad de las personas en general, a partir de la creación de un Registro de Propietarios de Perros de Razas Potencialmente Peligrosas.

El proyecto establece obligaciones para el propietario, como colocarle bozal y correa o cadena de no más de un metro de extensión para poder circular con el animal en la vía pública. Además de inscribirlo en el Registro, el dueño deberá informar cualquier incidente generado por el animal que cause lesión a una persona o a otro animal para asentarlo en un legajo. Asimismo, tendrá que comunicar al Registro el robo, extravío, cesión, fuga o muerte del perro.

En agosto de 2014, la entonces diputada Griselda Tessio también presentó un proyecto de ley tendiente a generar una serie de normas sobre tenencia, cría, adiestramiento y circulación en lugares públicos de perros de razas potencialmente peligrosas. Obtuvo media sanción de la Cámara de Diputados, pero luego perdió estado parlamentario en el Senado.

Tessio no dudó en su momento plantear la sospecha de la existencia de una suerte de lobby de criadores y vendedores, aparentemente temerosos de que este tipo de regulaciones pudiera afectar un negocio que, al parecer, resulta cada vez más rentable.

Desde 2009, en la ciudad de Santa Fe existe un Registro de Perros Potencialmente Peligrosos, creado a partir de una ordenanza. En teoría, todo propietario de estas razas debería informar de la existencia de su perro al Departamento de Zoonosis Urbana, dependiente de la Dirección de Ambiente y Desarrollo Sustentable de la Subsecretaría de Ambiente de la Municipalidad. Sin embargo, este registro nunca resultó eficaz.

Es evidente que el problema existe y que no se están tomando las medidas de prevención necesarias para enfrentarlo.