editorial

  • En octubre del año pasado, obtuvo media sanción de la Cámara de Diputados de la provincia de Santa Fe.

Se demora la nueva ley de agrotóxicos

La fotografía tomada por un empleado de la planta potabilizadora de agua de Villa Cañás que acaba de alcanzar estado público en distintos medios de comunicación de la provincia, resulta verdaderamente preocupante. En la imagen se puede observar, con total claridad, cómo una máquina fumigadora circula a escasos metros de la planta, arrojando lo que se presume son agroquímicos.

Es verdad que sobre la problemática de la utilización de este tipo de productos sobrevuelan posturas ideológicas que no permiten avanzar en una verdadera discusión de carácter técnico-científico. Sin embargo, en este caso, las pruebas parecen ser irrefutables: a nadie en su sano juicio se le ocurriría postular que el uso de agroquímicos pueda realizarse a escasos metros de una planta que potabiliza el agua que consume todo un pueblo.

El hecho sucedió a la vera de la Ruta 94 hace apenas un par de semanas y generó el inmediato rechazo de gran parte de los habitantes de Villa Cañás que, a estas alturas de las circunstancias, se preguntan si esta situación pudo haberse repetido en otras oportunidades sin que quedaran registros de semejante irregularidad.

Lo ocurrido resulta perturbador. Sobre todo, porque esta ciudad cuenta con una ordenanza, sancionada en 2012, que establece zonas de restricción para el uso de fitosanitarios. La norma fija una distancia mínima de 800 metros del límite de la zona urbana, lo que incluye la planta potabilizadora de agua.

La ordenanza también establece que los depósitos de agroquímicos debían ser retirados del área urbana en un plazo máximo de tres años. Cuatro años después de la sanción, tampoco se cumplió con esta medida.

Mientras esto sucede en la provincia de Santa Fe, en Corrientes acaba de iniciarse el primer juicio oral en la historia argentina por el caso de un posible homicidio por uso de agrotóxicos. La víctima fue un nene de apenas cuatro años que, en la tarde del 2 de abril de 2011 inhaló un producto llamado endosulfán, utilizado por un productor de tomates en un predio localizado junto a la casa del niño en el paraje Puerto Viejo de la localidad de Lavalle.

Una prima del chico fallecido se salvó porque alcanzaron a tratarla y luego la trasladaron al hospital Garrahan de la ciudad de Buenos Aires. De todos modos, aún sufre las consecuencias de lo sucedido aquella tarde.

Lo ocurrido en Villa Cañás y la tragedia de Corrientes son claras muestras de que resulta imprescindible regular el uso de agroquímicos y, posteriormente, garantizar un efectivo sistema de controles de parte del Estado.

Es cierto que se trata de un tema sensible, sobre el cual existen distintos intereses en pugna. Sin embargo, lo que no puede ocurrir es dejar librada al azar la aplicación de agroquímicos.

El 15 de octubre del año pasado, la Cámara de Diputados de Santa Fe aprobó una ley que fija nuevas pautas para el uso de fitosanitarios y que modifica la norma que rige desde 1995. Sin embargo, pasó más de un año y en la Cámara de Senadores, no se ha producido una definición en este sentido.

Frente a evidencias tales como la fotografía tomada por un operario de la planta potabilizadora de agua de Villa Cañás, sólo resta esperar que esta demora no termine generando las condiciones propicias para que haya que lamentar alguna situación de graves consecuencias.

Lo ocurrido en Villa Cañás y la tragedia de Corrientes son claras muestras de que resulta imprescindible regular el uso de agroquímicos.