editorial

  • Hace algunas semanas, se inició un control larvario en Santa Fe. Lo mismo sucede en otras ciudades del territorio provincial.

Operativos para limitar al Aedes aegypti

El 1º de diciembre pasado se supo que un bebé con microcefalia había nacido en la ciudad de Córdoba, luego de que su madre se contagiara del virus del zika mientras transitaba los primeros meses de embarazo en Bolivia.

Pocas semanas antes, a mediados de noviembre, las autoridades sanitarias tucumanas reportaron el primer caso de muerte de un bebé con microcefalia por zika ocurrido en esa provincia. Desde septiembre, en la Argentina se reportaron al menos cuatro casos autóctonos de esa enfermedad cuyo vector es el mosquito Aedes aegypti -que también transmite el dengue y la chikungunya-, de alta circulación en el centro y norte del país.

La provincia de Santa Fe se encuentra en una zona de riesgo. Especialmente, por limitar con provincias que mantienen un contacto fluido con países que no han sido capaces de establecer mecanismos medianamente eficientes de control, como Paraguay o Brasil.

Hace algunas semanas, desde la Municipalidad se anunció el comienzo de un trabajo a cargo del Programa de Gestión Integral de Residuos, tendiente a realizar un control larvario en distintos barrios de la ciudad. Hasta el momento, no se dieron a conocer los resultados de este relevamiento, que resulta clave para obtener un mapa de situación que permita establecer medidas preventivas en las zonas que presentan mayor nivel de riesgo.

De poco sirve que se implementen estas medidas en una ciudad en particular, si no representa una verdadera política de Estado tendiente a cubrir todo territorio.

En este sentido, desde el área de Control de Vectores del Ministerio de Salud de la provincia también trabajan en relevamientos para detectar la presencia de larvas del mosquito.

Durante los últimos días, se concluyó con este trabajo en la ciudad de Esperanza. Allí, se tomó un universo de aproximadamente 400 domicilios donde se inspeccionó todo recipiente en el que se pudiera acumular agua limpia, elemento indispensable para la multiplicación de esta variedad de mosquitos.

Si bien la cantidad de larvas halladas no enciende las alarmas, llamó la atención el número de domicilios donde éstas fueron detectadas. En otras palabras, durante los próximos días se producirá en Esperanza una multiplicación de mosquitos en toda la ciudad -especialmente en los barrios ubicados al este-, si no se toman con premura las medidas de prevención adecuadas.

Por eso son tan importantes estos controles. En estos momentos, los relevamientos se realizan en localidades como Hersilia, Romang, Gato Colorado y Calchaquí.

Siempre es más fácil prevenir -con la eliminación de elementos en condiciones de acumular agua- que actuar frente a una epidemia. Hasta el momento, no existen tratamientos ni vacunas efectivos para combatir el zika. En el caso del dengue, el Ministerio de Salud de la Nación decidió que no se utilizará la vacuna que sí existe, porque su tasa de protección es baja -menor al 64 por ciento de los vacunados-, y su efecto inmune se produce recién un año después de su aplicación.

La experiencia de Brasil es un verdadero llamado de atención: hay allí casi 1,5 millones de contagiados de zika, más de 2.000 bebés nacidos con microcefalia y otros 3.000 bajo estudio.

Frente a estos antecedentes y a partir de la experiencia acumulada durante los últimos años, se sabe que los controles deben ser permanentes, ya que la situación puede modificarse tan sólo con una lluvia.

En el caso del dengue, el Ministerio de Salud de la Nación decidió que no se utilizará la vacuna que sí existe, porque su tasa de protección es baja.