El análisis de lo que pasó, pasa y pasará con la selección, ya pensando en Rusia 2018...

Las diez estaciones de un viaje mundialista que fue accidentado

Los cambios de DT; la pesada mochila para una generación que perdió tres finales en tres años; las sociedades que Sampaoli debe construir; Messi, su brillantez, su gravitación y la obligación de que se encuentre un funcionamiento colectivo que le sirva y se sirva de él. Ya estamos en el Mundial, nos sacamos una mochila de encima, es hora de ponerse a trabajar para intentarlo otra vez.

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Los líderes del grupo. Lionel Messi y Javier Mascherano son los grandes referentes de esta generación y quiénes ven, en Rusia 2018, el gran desafío, quizás el último de sus vidas para concretar lo que tanto anhelan y tan cerca estuvieron de lograrlo: gritar campeones.

Foto: Efe

 

Enrique Cruz (h)

Nos sacamos un gran peso de encima. Una lectura optimista podría ser el de darle la razón a aquéllos que dicen que “las eliminatorias en Sudamérica son muy complicadas”. Una lectura un poco más real —y a la que suscribo—, es que “se han cometido muchos errores y hubo que superar demasiados obstáculos para conseguir algo que no debiera ser tan complicado de lograr”. Clasificamos y no es poco, si otra rápida lectura nos permite darnos cuenta que el último bicampeón de América —Chile—, que viene de ganarnos dos finales, quedó afuera de la competencia. Veamos de qué manera llegamos, qué fue lo que pasó, por qué se sufrió y qué puede ocurrir de ahora en más, a poco menos de ocho meses de la cita mundialista.

1 Los cambios de DT

No es común en la selección que una Eliminatoria sea dirigida por tres entrenadores. El inicio fue de Martino, que consiguió más del 60 por ciento de los puntos y dejó el equipo clasificado, con 11 puntos sobre 18. Después siguió el Patón Bauza, que pareció encontrar respuestas en un par de partidos (los de local ante Uruguay en Mendoza y Colombia en San Juan), pero que cosechó el 45 por ciento de los puntos y se tuvo que ir después de la derrota ante Bolivia y a sólo cuatro partidos del final. Jorge Sampaoli llegó con la gran obligación de clasificarlo en el sprint final, le alcanzó con la mitad de los puntos (6 sobre 12), aunque habrá que admitir que tanto en los partidos con Venezuela y Perú se crearon innumerables situaciones y se falló en la contundencia.

2 Los distintos libretos

No sólo llama la atención que en 18 partidos hayan dirigido tres técnicos, sino los permanentes cambios de libreto e idea futbolística de los elegidos. Martino tenía una idea (ofensiva, casi con un 4-3-3, manejando la pelota y con el equipo plantado mucho más tiempo en el terreno contrario que en el propio); luego llegó el Patón Bauza, exponente de otro estilo, más conservador, que no supo encontrar nunca un mínimo funcionamiento, tampoco dejó en claro a qué quería jugar y su mejor partido contó, naturalmente, con una altísima exposición futbolística de Messi (el partido con los colombianos en San Juan); por último, se volvió al anterior estilo (el ofensivo), pero diferente al de Martino, ya que con Sampaoli se cambió la forma de defender y hasta la idea de presionar mucho sobre la salida del rival, cosa que en parte se abandonó por razones obvias y naturales (la altura) en el partido contra Ecuador en Quito.

3 Las finales perdidas

En un país tremendamente exitista, con exageraciones que rayan con la injusticia y hasta el desprecio o el mal gusto, haber jugado tres finales en los últimos tres años, y no ganar ninguna, convierte a esta generación de jugadores en “fracasados”. Algunos de ellos sintieron muchísimo esta situación y hoy tienen más ganas de no estar que de seguir aferrados a la ilusión de ganar algo con la camiseta de la selección. Y son enormes jugadores que le han dado muchísimo al equipo, como es el caso del “Pipita” Higuaín. Sin dudas que las tres finales dejaron sus huellas. Y profundas. Uno de los que perdió (Sabella) se fue sin demasiadas explicaciones. Y el otro (Martino), también. En medio de todo eso —recordar lo que ocurría hace un año luego de perder en New Jersey—, se produjo un cambio de DT que puso en serio riesgo la clasificación.

4 Los vaivenes de Messi

Con él es una cosa y sin él otra. No caben dudas. Los únicos que jugaron todos los partidos fueron Sergio Romero y Angel Di María. Messi jugó 10 de los 18, o sea un poquito más de la mitad. Y pudo haber jugado menos si le mantenían la exagerada sanción de cuatro partidos que le dieron luego de la actuación de oficio de la Fifa tras sus insultos al línea brasileño en el partido ante Chile en Buenos Aires. Estuvo ausente con Bolivia, en La Paz, y luego lo indultaron. Fue otra de las víctimas de las finales perdidas, pues luego de aquélla en Estados Unidos ante Chile anunció que renunciaba a la selección. Si fue cierto o no que lo hizo para cargarse totalmente la mochila de la responsabilidad, sólo él lo sabe. El que no tuvo retorno fue el Tata Martino. Todavía me queda muy grabado su gesto, devaído, apagado, en la conferencia de prensa luego de ese partido. Quería irse. Había sido no sólo una víctima de ese resultado sino también de la desorganización dirigencial que durante mucho tiempo reinó en el fútbol argentino.

5 Los problemas de la cabeza

Nunca mejor aplicado aquéllo de que cuando la cabeza no funciona es muy difícil que lo haga el resto del cuerpo. Es imposible que un equipo, por más que esté integrado por jugadores que se juntan un rato antes de los partidos para jugar, pueda tener éxito. Luego de perder la final del Mundial de Brasil contra los alemanes, Argentina sufrió otro cimbronazo: la muerte de Julio Grondona. Arrancó una transición tumultuosa, exasperante e inexplicable en muchos aspectos. Desde el 38 a 38 increíblemente desprolijo, hasta el intento de un hombre como Armando Pérez, que tenía poco y nada de idea de cómo tenía que llevar adelante semejante monstruo que es la Afa. No es que ahora se transite por un lecho de rosas ni nada que se le parezca, pero al menos pareciera ser que el camino está más descongestionado.

6 El valor de los históricos

En este país pareciera ser que cuando un grupo de futbolistas pasa mucho tiempo integrando un plantel, enseguida se lo asocia con la idea de “camarilla”. Después, todo se desintegra y queda como si no hubiese ocurrido nada. Vayamos a un caso: Mauro Icardi. ¿Cuántas veces se dijo que no era convocado porque “Messi y su banda” le habían bajado el pulgar?. ¿Y ahora?, ¿alguien se hace responsable?, ¿alguien lo recuerda?. Como pasa habitualmente, se dicen con liviandad un montón de cosas que luego se demuestran que no son ciertas, que pertenecen al terreno de la mentira —a veces despiadada— y que aportan confusión. Mascherano, Messi, Romero, Di María, Otamendi, Biglia, Agüero, Mercado, son jugadores que merecen pertenecer, que han logrado experiencia, consolidación y entendimiento. A ellos, tranquilamente se podría sumar a Higuaín —desde mi óptica, un jugador que no debiera dejar de estar—, y ese grupo fue la base que nos permitió ganar el partido más importante de los últimos tiempos (el 3 a 1 con Ecuador), con Messi como gran figura, claro.

7 El desafío de Sampaoli

Cuando Argentina fue campeón del mundo en México, Maradona jugó un torneo de 10 puntos pero lo hizo respaldado por un equipo y un funcionamiento que lo acompañó. Así como se dice que Maradona podría haber sido campeón con otro seleccionado que lo hubiese tenido en sus filas (hipótesis pura), también se podría decir que fue campeón porque hubo un equipo que supo de qué manera jugar para su lucimiento, con jugadores que se asociaron perfectamente para su juego, caso Burruchaga, o la pelota que salía bien jugada del mediocampo a través de Batista, Enrique o Giusti. “Esta Selección tiene que funcionar como un equipo más allá de los rasgos de nombre propio”, dijo Sampaoli en la última conferencia de prensa. Y es así. Tiene el as de espadas, pero con eso sólo no le alcanza para ganar la partida de truco. “Vamos a atacar con seis y a defender con cuatro”, también dijo. Suena lindo, pero habrá que ver de qué manera funciona. El equilibrio es uno de los grandes objetivos a alcanzar por cualquier entrenador. Atacar con muchos no te asegura nada; defender con pocos puede ser un riesgo.

8 Los socios de Messi

Pueden ser varios. Primero, Sampaoli deberá compatibilizar en qué lugar de la cancha debería arrancar, si es bueno que baje hasta el medio a pedirle prestada la pelota a Biglia (poco conveniente) o si tiene que ser determinante en los últimos 25 metros de la cancha (como ante Ecuador). A partir de allí, Di María es un socio potable; el “9” que juegue debería entenderlo a la perfeción. Y el gran reto del técnico se llama Paulo Dybala. Pecado de juventud, el cordobés declaró que es “difícil” jugar con Messi. En realidad, es todo lo contrario. Saber que hay alguien en el que se puede descansar, jugar y establecer una sociedad a partir de la empatía y la “química futbolera”, es fantástico. Deberían ser compadres en la cancha. Dybala puede ser una opción como posible reemplazo de Messi, sólo por sus características y no por el nivel, ya que el de Messi es incomparable con cualquier jugador terrenal. Pero lo bueno sería que se halle, en ellos dos, la complicidad futbolera que en otros tiempos tuvieron grandes jugadores, como por ejemplo la halló Pelé en el magnífico Brasil del 70, jugando al lado de Gerson, Tostao, Rivelino o Jairzinho.

9 La idea defensiva

Cuando Sampaoli habla de “involucrarse en todos los aspectos del juego”, se refiere también a algo básico en el funcionamiento de su equipo, que es la presión constante y la necesidad imperiosa de recuperar la pelota apenas se la pierde, generando un gran ahogo en el rival. Para ello se necesitan jugadores preparados, aptos para llevarlo a cabo, concentrados y muy bien en lo físico, entre otros aspectos. Mascherano tiene que estar, pero con Sampaoli será defensor. Otamendi y Funes Mori funcionaron muy bien como centrales en línea de cuatro, Mercado tiene ganado un lugar y Rojo es marcador para Sampaoli. Si defiende con tres, Acuña y Salvio —que jugaron en Ecuador— son los que tienen que acostumbrarse a esa doble faceta del ida y vuelta constante; y también Biglia, si necesita meterse en la línea defensiva para sumar gente. Esto requiere trabajo, no habrá mucho tiempo de estar juntos, ni tampoco partidos.

10 La “nobleza” del fixture

Se coincide en que este puede ser el Mundial más difícil de la historia. Hay equipos que no son cabeza de serie y que pueden complicarle la existencia a cualquiera. Es el caso de España, Inglaterra e Italia —en este caso, si logra superar el repechaje—, que podrían caer (una de ellas), en el grupo de Argentina. Es cierto también que en un Mundial hay que ganarle a todos, pero también es verdad que mientras más se despeje el camino en la fase inicial, mejor será a los efectos de ir encontrando el equipo.

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A éste hay que recuperarlo... El “Pipita” Higuaín es uno de los grandes centrodelanteros que ha dado el fútbol argentino y su presencia, en el plantel, puede ser de gran utilidad. Para muchos, debiera ser el “9” titular. Estuvo cerca de la gloria en todas las finales, pero falló en donde habitualmente no falla. Acá, aquella ocasión increíblemente perdida en la final de la Copa América de Chile.

Foto: Efe

Un Mundial especial para dos

Messi, a los 31 años, disputará su cuarta Copa del Mundo. Quizá no haya que apresurarse en señalarlo como el último de su carrera, en atención a su creciente sabiduría futbolística y lo bien que administra el desgaste y los roces de cada partido (en Qatar 2022 tendrá 35 años).

También sería la cuarta copa para Javier Mascherano, a los 34 años. En ese caso, los dos jugadores de Barcelona alcanzarán el récord de Diego Maradona, presente entre 1982 y 1994.

Otro registro de Diego que puede caer es el de más partidos mundialistas. Contabiliza 21, mientras que Mascherano tiene 16 y Messi 15. Lo superarán si la Argentina avanza hasta las semifinales. El récord internacional está en poder del alemán Lothar Matthäus, con 25.

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El gran reto... Messi dialoga con Dybala y le explica cómo jugar. Parece mentira que dos jugadores de tamaña calidad no puedan entenderse. Es la gran sociedad futbolística que debería madurar Sampaoli. Pocos paises en el mundo pueden darse semejante gusto.

Foto: DyN

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Lo que buscó toda su vida... Desde aquellos viajes desde Casilda para espiar subido a un árbol los entrenamientos de Bielsa con su selección, hasta este momento para el que se preparó y luchó toda la vida. Jorge Sampaoli tiene que ser muy “quirúrgico” para darle su impronta al equipo y ayudar a Messi. Conceptualmente, lo tiene claro.

Foto: Efe