Presidencia argentina del G20

Una agenda global desde el sur

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El pasado 7 de julio se realizó la cumbre del G20 en Alemania. En la imagen el presidente de EE.UU., Donald Trump; el presidente chino, Xi Jinping; la canciller alemana, Angela Merkel; el presidente argentino, Mauricio Macri; y el primer ministro de Australia; Malcolm Turnbull.

Foto: DPA

Por Ángeles Figueroa Alcorta (*)

Télam

El pasado jueves 30 de noviembre marcó el inicio de la presidencia argentina del G20, el foro internacional más importante en materia de cooperación económica, política y financiera a nivel global. Es la primera vez en la historia que un país sudamericano preside este selectivo grupo.

La Argentina propuso una agenda enfocada en tres ejes fundamentales bajo el lema “construyendo consenso para un desarrollo equitativo y sostenible”, alineado con el objetivo de la gestión de Cambiemos de pobreza cero. Una oportunidad única para el gobierno de Macri que busca la “inserción inteligente al mundo” del país como bastión de su política exterior.

El G20 en números

En su conjunto, el G20 abarca más del 85% de la economía global, el 80% del comercio internacional y dos tercios de la población mundial. Según un informe de la Consultora DNI, el 65% de las exportaciones de la Argentina tienen como destino países del G20 y un 80% de la inversión extranjera de nuestro país proviene del grupo. Durante 2018 se realizarán más de 50 reuniones en 10 ciudades a lo largo y ancho del país, con la participación de más de veinte mil representantes, que culminará con la Cumbre de Líderes en el mes de diciembre. Pero, ¿qué es el G20 y qué implica para nuestro país ejercer su presidencia?

El G20 se creó en septiembre de 1999, tras la crisis asiática a finales de la década del noventa, que afectó principalmente a economías emergentes. El objetivo fundamental era el de hacer frente a los desafíos que hacían temblar el sistema financiero internacional, con el fin de alcanzar un desarrollo económico global estable y sostenible que beneficie a todos. El nuevo escenario internacional, marcado por la globalización, la integración económica y financiera, junto con el surgimiento de las economías emergentes, exigía un espacio de diálogo y una mayor cooperación en la agenda global.

La crisis económica y financiera global del año 2008 da inicio a una nueva etapa en el desarrollo de las cumbres del G20. Hasta ese entonces, era tarea de ministros de finanzas y presidentes de bancos centrales participar en las reuniones del foro. Fue el entonces presidente norteamericano George W. Bush quien propuso por primera vez una cumbre de jefes de Estado, a realizarse ese mismo año en el mes de noviembre en la ciudad de Washington. Las potencias acordaron un plan de acción destinado a establecer medidas para regular el sistema financiero global, reformar las instituciones financieras, fortalecer la cooperación internacional y promover el desarrollo a escala mundial. Líderes internacionales como Nicolás Sarkozy y Gordon Brown auguraban un “nuevo Bretton Woods”, en alusión a los acuerdos de 1944 que dieron lugar a la creación del FMI y el BM.

El G20 no es una institución con una estructura formal, sino un foro integrado por 20 economías desarrolladas y emergentes, junto con países invitados (España es invitado permanente y la Argentina ha invitado a Chile y a Países Bajos para que participen durante 2018). Actualmente, lo componen: Argentina, Alemania, Australia, Arabia Saudita, Brasil, Canadá, China, Francia, India, Indonesia, Italia, Japón, México, República de Corea, Rusia, Sudáfrica, Turquía, Reino Unido, Estados Unidos y la Unión Europea (UE).

Fijar agenda

¿Una oportunidad para la reinserción de la Argentina en el mundo? La presidencia del G20 rota anualmente entre sus Estados miembro y representa una oportunidad única para el país que lo preside para incidir en los temas a tratar durante ese año. Por lo tanto, supone para la gestión de Macri una plataforma desde la cual buscar un lugar de relevancia en la agenda global, fortaleciendo la confianza en el país mediante el compromiso con el multilateralismo y así lograr atraer las esperadas inversiones de empresas extranjeras. Para ello, la Argentina ha propuesto tres temas fundamentales para 2018, todos ellos alineados con las prioridades del gobierno de Cambiemos: el futuro del trabajo y la reforma del sistema educativo, la infraestructura para el desarrollo y la inversión del sector privado y, por último, la seguridad alimentaria sostenible, basada en la inclusión y la eficiencia.

Podría decirse que la agenda del presidente Macri para el G20 tiene una doble finalidad. Por un lado, pretende entablar un vínculo entre la política económica del gobierno y los temas centrales que se debatirán en el foro, buscando así el respaldo de la comunidad internacional al paquete de reformas propuesto en materia laboral y tributaria, que han sido ampliamente respaldadas por el sector empresario y recibidas con resistencia por parte de ciertas agrupaciones gremiales. Por el otro, busca, en palabras del presidente, posicionar al país como un “mediador de buena fe” en el sistema internacional, persiguiendo una mayor aproximación al mundo y situándose como referente de América Latina.

La Argentina se convertirá en 2018 en la principal sede del escenario mundial, en el cual las potencias económicas deberán buscar un consenso en lo que respecta a la arquitectura financiera internacional, la búsqueda de políticas que promuevan el desarrollo sostenible y la lucha contra la corrupción, entre otros temas. Macri deberá conciliar entre el proteccionismo de Trump (quien en 2017 anunció la salida de EE.UU. del Acuerdo de París, la Unesco y del Pacto Mundial sobre Migración de la ONU) y la apertura perseguida por gran parte de los estados miembros del G20. No resulta casual que el gobierno no haya incluido cuestiones sobre cambio climático como uno de los pilares de su agenda. El presidente buscará establecer políticas comunes para formular un plan de acción que corone la Cumbre de Líderes y la presidencia argentina del foro a fines de 2018, y así dotar al G20 de un carácter operativo.

La presidencia del G20 plantea la posibilidad de influenciar la agenda internacional, poniendo sobre la mesa cuestiones tanto locales como regionales, impulsando y promoviendo la inclusión, la integración y el multilateralismo, y reafirmando así el rol protagónico de Macri como líder regional y global.

(*) Responsable del Área de Relaciones Internacionales de la Escuela de Gobierno de la Universidad Austral.

El objetivo fundamental era el de hacer frente a los desafíos que hacían temblar el sistema financiero internacional, con el fin de alcanzar un desarrollo económico global estable y sostenible que beneficie a todos.