La contrapartida de Donald Trump

Vladimir Putin buscará la reelección presidencial

Si es elegido para un nuevo período presidencial de seis años, habrá estado veinticuatro años como líder de Rusia cuando termine su mandato en 2024.

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En los últimos 18 años, Rusia no ha conocido otro líder como Putin, después de que Boris Yeltsin se convirtiera en el primer presidente del país, tras la desintegración de la Unión Soviética en 1990.

Foto: DPA

 

Redacción de El Litoral

Télam

La perpetuidad del poder obsesiona también a Vladimir Putin, el presidente ruso que buscará su reelección en marzo de 2018, fortalecido por su intervención en Siria contra el grupo islamista radical Estado Islámico (EI).

Hoy, como contrapartida a la figura arrogante de Donald Trump, Putin es la otra cara que emerge desafiante al estilo de los líderes de la ex Unión Soviética como en la Guerra Fría. Carismático, deportista (cinturón negro de karate), aficionado a socorrer a los débiles que enfrentan a los gigantes del capitalismo, el retrato de Putin tiene un perfil bajo en el campo de la política internacional.

Frente a las posturas extremas de Trump (quien está cumpliendo con sus promesas electorales, entre ellas la de reconocer a Jerusalén como capital de Israel, ver Aldea Global), el líder ruso ofrece serenidad, diálogo, negociación, pragmatismo. Nada parece alterar el temple de este hombre que parece hecho de hielo.

Putin se pinta a sí mismo como un político moderado, mientras que Trump se parece a veces a un cowboy intratable que ha bebido una botella de whisky Jack Daniel’s.

Sin embargo, el líder ruso tiene su costado malo: es acusado de perseguir a la prensa y a la oposición rusa, y de no respetar los derechos de las minorías, según informes de Human Right Watch, entre otras organizaciones.

Perfil

Putin, de 65 años, no sólo ha robustecido a su viejo aliado Bashar al Assad en Siria, donde Rusia cuenta con la base naval de Tartus, sino que ha reverdecido sus lazos con otros líderes mundiales que se ven amenazados por el poder de Estados Unidos. Fue Putin, y no precisamente Trump, quien hizo una alianza informal con Irán y Turquía para respaldar el futuro de Siria. Si es elegido para un nuevo período presidencial de seis años, habrá cumplido veinticuatro años como líder de Rusia cuando termine su mandato en 2024.

A este segmento de la historia rusa deberá añadírsele otros cuatro años, cuando el ex espía de la KGB soviética fue primer ministro ruso. “Si hay una decisión popular para volver a votarlo, Putin puede presentarse para un nuevo mandato”, dijo a Télam Alí Mustafá, profesor del Área de Países árabes de la Universidad de San Martín.

“La mayoría de los países europeos ha tenido presidentes con mandatos muy largos, por ejemplo, Angela Merkel en Alemania, y Felipe González en España”, opinó este analista.

La canciller Merkel, quien es jefa del gobierno alemán desde 2005, ganó recientemente su cuarto mandato consecutivo. González fue presidente del gobierno español entre 1982 y 1996. Putin conoce bien el alma rusa, ya que fue presidente entre 2000 y 2008 y después ocupó el cargo de primer ministro durante el gobierno de Dmitri Medvedev. Pero en 2012 volvió a ser elegido mandatario, mientras que Medvedev ocupó la jefatura del gobierno ruso.

Elecciones

Los comicios se realizarán el próximo 18 de marzo, en coincidencia con el cuarto aniversario de la anexión rusa de la península ucraniana de Crimea, otro hecho histórico en el que tuvo mucho que ver Putin en marzo de 2014. En aquella época, hubo un incidente que fortaleció el liderazgo de Putin; su oposición a una posible intervención militar de Estados Unidos en Siria durante la presidencia de Barack Obama.

Así como la popularidad del líder ruso se mantiene en un buen nivel (del orden del 80%), han surgido nuevas figuras en la política rusa como el conservador Vladimir Zhirinovski, el líder comunista Gennadi Ziuganov y el liberal Grigori Yavlinski, del partido Jabloko.

También apareció en escena la periodista Ksenia Sobchak, de 36 años. Pero ninguno de ellos tiene opciones de alcanzar la presidencia rusa, según un informe del instituto independiente Levada.

En los últimos 18 años, Rusia no ha conocido otro líder como Putin, después de que Boris Yeltsin se convirtiera en el primer presidente de Rusia, tras la desintegración de la Unión Soviética en 1990.

Aunque se da por descontada su victoria en los comicios, se aguarda el voto de miles de jóvenes que se pronunciarán en contra de la corrupción y de las trabas burocrática heredadas del sistema soviético.

Sin embargo, la política exterior de Putin ha recibido algunas críticas en Rusia. Algunos analistas sostienen que la estrategia geopolítica del presidente ruso (más allá de reconstruir el poder del Kremlin), ha perjudicado las inversiones en servicios sociales como educación, la salud y las pensiones.

Pero esto es sólo un detalle en la creciente competencia que mantiene Moscú con la Casa Blanca. Muchos creen que Putin es el único que puede poner algún tipo de freno a la voluntad destructiva de Trump, teniendo en cuenta el aprecio que se manifiestan públicamente.

El magnate ha dicho que le cree al líder del Kremlin cuando dice que su país no ha intervenido en las elecciones de noviembre de 2016 que llevaron a Trump a la presidencia.

Ambos parecen hechos uno para el otro. El presidente norteamericano es alto y corpulento como un oso grizzly de Alaska. Y sonríe siempre al hablar de Putin, un hombre de mediana estatura, que suele cabalgar en las estepas siberianas.

Ambos parecen hechos uno para el otro. El presidente norteamericano es alto y corpulento como un oso grizzly de Alaska. Y sonríe siempre al hablar de Putin, un hombre de mediana estatura, que suele cabalgar en las estepas siberianas.

Muchos creen que Putin es el único que puede poner algún tipo de freno a la voluntad destructiva de Trump, teniendo en cuenta el aprecio que se manifiestan públicamente.

Frente a las posturas extremas de Trump (quien está cumpliendo con sus promesas electorales, entre ellas la de reconocer a Jerusalén como capital de Israel, ver Aldea Global), el líder ruso ofrece serenidad, diálogo, negociación, pragmatismo. Nada parece alterar el temple de este hombre que parece hecho de hielo.