Balneario Camboriú

Los desafíos urbanos de unas de las playas preferidas de los santafesinos

Hay un proyecto para aumentar tres veces la superficie de la playa central, a partir del dragado de un banco de arena, y están construyendo el edificio más alto de Brasil —las dos torres del Yacht House— en Barra Sul. En el verano, la población estable de 130.000 habitantes recibe a más de un millón de turistas.

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Praia central. La movilidad y los servicios son un tema clave. Hay 1.800 edificios que se concentran en una estrecha franja costera de solo 6,7 kilómetros.

Foto: El Litoral

 

Gastón Neffen

Enviado Especial

Twitter: @gneffen

Cómo se planifica la infraestructura de una ciudad que enfrenta cada verano un salto demográfico que da vértigo: los 130.000 habitantes de Balneario Camboriu reciben a más de 1,2 millones de turistas entre finales de diciembre y marzo. Sobre todo son argentinos, con los cordobeses a la cabeza —aseguran los referentes turísticos de la zona— y los santafesinos cerca.

Por eso es importante saber cómo piensan desarrollar esta playa y todo el corredor que va desde la praia de Buraco (en el morro do Careca, que está al final de avenida Atlántica) hasta la hermosa playa de Tainha en Canto Grande (Bombinhas), donde se suelen ver delfines.

Los que van seguido saben que la marea le viene ganando la batalla a la playa. En las ideas y venidas del mar, la superficie de arena se redujo en la playa central de Balneario Camboriú, también en la praia de Mariscal (Bombinhas) y en otras playas que aman los argentinos, como Canasvieras e Ingleses en Florianópolis.

La prefectura —el municipio— de Balneario Camboriú está a punto de darle luz verde a un proyecto que se viene debatiendo desde hace años. La idea es dragar arena del mar para recuperar la que se llevó el ir y venir de la marea.

En el estudio de impacto ambiental detectaron un banco de arena en el mar, a 3 kilómetros de la playa, que tiene el mismo tipo de arena y que sería ideal para un proyecto que tiene el objetivo de triplicar la superficie de la praia, en una franja de arena que tiene 6,7 kilómetros (de Barra Sul, donde está el muelle y la salida del río Camboriú hasta la passarela Pontal Norte, donde termina la praia Central). La inversión será millonaria —y quizás por eso no es fácil de afrontar para otras playas con el mismo problema— y va a llevar años de dragado.

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Praia de Laranjeiras. Una de las más populares de Balneario Camboriú. Se puede llegar en barco pirata, en teleférico, en colectivo y también en un auto particular.

Foto: El Litoral

¿Qué hago con el auto?

La movilidad urbana es otro desafío de peso. En los picos de la temporada entrar y salir de Balneario Camboriú puede requerir mucho espíritu zen por los congestionamientos en la mítica BR101 —la ruta de más de 5.000 kilómetros que recorre la costa brasileña— y en las estrechas calles del balneario.

En esta situación influye las características de la ciudad: cuando Balneario Camboriú se “independizó” de Camboriu (que es una ciudad diferente, con su propia prefectura), le quedó una área de 54 kilómetros cuadrados para crecer, encerrada entre los morros, con un río en el medio y con kilómetros de la hermosa —pero por momentos impenetrable— Mata Atlántica, la selva tropical característica de esta región de Brasil.

La decisión fue crecer para arriba y hoy el balneario tiene más de 1.800 edificios. Entre ellos, el Millennium Palace (177,3 metros y 46 pisos), que es el edificio más alto de Brasil y que va a ser superado por dos torres que también se están construyendo en esta ciudad: el complejo Yacht House en Barra do Sul. Cada una va a medir 258 metros (81 pisos).

Con semejante concentración de edificios en una trama urbana de calles chicas, lo ideal es profundizar las políticas para que los turistas usen el auto lo menos posible. Hay colectivos que recorren las playas y también un telesférico para ir a la playa de Laranjeiras, una de las más populares.

Pero en temporada, los servicios de transporte se saturan. Hace tres años se inauguró una ciclovía en Avenida Atlántica, una buena idea (lo mismo que el imponente puente peatonal y para ciclistas que cruza el río Camboriú), pero no se ven paradas con bicicletas públicas, como tienen otras ciudades.

Si se analiza toda la región Costa Verde y Mar, que va del balneario Pizarras y el parque Beto Carrero —cerca de Penha— hasta Canto Grande y Zimbros, quizás la escala permite un “tren interpraias”, por ejemplo, o cualquier otra alternativa que reduzca el uso del auto particular. Hay que tener en cuenta que si se considera toda esta región hay más de 2,7 millones de turistas que se concentran aquí cada temporada.

¿Cómo está el agua del mar?

La calidad del agua en las playas es otro punto delicado. Un estudio de la Fundación del Medio Ambiente de Brasil (Fatma) acaba de tomar muestras en más de 200 playas de Santa Catarina y determinó que el 80% es apta para baño (el estudio se publicó el viernes y se puede leer aquí: www.fatma.sc.gov.br. Incluso hay un mapa con banderas verdes y rojas bien detallado).

En la playa central de Balneario Camboriú determinaron un solo punto como inadecuado para baño: el sector de Pontal Norte, al final de avenida Atlántica (de hecho hay un cartel que dice “Agua impropia para baño” en la playa). También marcaron un tramo de la hermosa playa Taquaras —cerca de la Lagoa—.

En las zonas de Bombinhas, el estudio también marca que el agua es “impropia” a la altura de la calle Tiribas en la playa de Bombas y también marca un punto no apto cerca del muelle de Canto Grande, pero en general el agua es adecuada para baño.

Como en la laguna Setúbal de Santa Fe, la clave es controlar los conductos clandestinos cloacales que se conectan a los desagües pluviales, entre otros problemas. Balneario Camboriú tiene una planta de tratamiento de los efluentes cloacales.

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Cuatro Islas. José Mendes ya está vendiendo helados en esta hermosa playa de Bombinhas. Cuestan entre 4 y 12 reales (entre 24 y 70 pesos).

Foto: El Litoral

Red de agua para Bombinhas

En la recorrida por Bombinhas, las autoridades turísticas del balneario —que incluye Bombas, Mariscal, Cuatro Islas, Canto Grande y Zimbros— le confirmaron a El Litoral que en los próximos meses comienza la obra para mejorar la red de agua, uno de los principales problemas que tiene un balneario que es uno de los mejores puntos de buceo —y snorkel— del sur del continente.

Necesitan dos cosas: garantizar la seguridad del agua —su potabilización, porque a los turistas se les recomienda tomar agua envasada— y una presión estable, porque en los picos del verano no suele alcanzar (este municipio recibe un millón de turistas por temporada).

Otro problema que van a intentar resolver son los embotellamientos que se generan en el acceso —desde Portobelo— por el pago de la Tasa de Preservación Ambiental (TPA). Los brasileños no tiene que detenerse porque el sistema les cobra a partir de la lectura de la patente, pero los argentinos tenían que parar para hacer el trámite.

Desde el balneario le aseguraron a El Litoral que esta temporada se va a poder hacer el pago sin bajarse del auto y que también se va a poder pagar la tasa por la web y hasta en los centros comerciales.

Los desafíos urbanos de unas de las playas preferidas de los santafesinos

2,7 millones

de turistas llegan cada temporada, de diciembre a marzo, al corredor que va de Balneario Camboriu a Bombinhas. La mayoría son argentinos y hay una fuerte presencia de cordobeses —los más numerosos— y santafesinos.

Los precios

El alquiler de un departamento para cuatro personas oscila entre los 250 y los 600 reales (entre 1.500 y 3.500 pesos). El litro de nafta cuesta unos 4 reales (24 pesos) y lo más recomendado es cargar en estaciones seguras, como BR o Ipiranga. En la comida y la bebida, los precios son los habitales: se puede comer en un bufé por 25 reales (150 pesos), tomar una lata de cerveza en los puestos de la playa por 5 reales (30 pesos) y un milho quente vale 4 reales (24 pesos) al borde de la playa de Laranjeiras.