Tribuna política

Esto es política de Estado... es política y es Estado

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La inauguración del Cemafe exhibe una decisión política: un Estado al servicio de las necesidades elementales de la gente, ofreciendo Salud Pública de calidad y estableciendo parámetros de igualdad, que quiebra la lógica del mercado. Foto: Manuel Fabatía

por Jorge Henn (*)

En medio de la convulsión nacional por las “Reformas” sancionadas por el gobierno de Mauricio Macri, casi indiferente para la agenda mediática nacional, en Santa Fe inauguramos el Cemafe. Un centro de especialidades médicas: público, con alta tecnología y al servicio de aquellos que no cuentan con cobertura social y sufren enfermedades que requieren tratamientos ambulatorios.

La inauguración del Cemafe no es una novedad para la provincia. En los últimos meses, la gestión del Frente Progresista que encabeza el gobernador Lifschitz, viene concluyendo obras extraordinarias de Salud Pública que se iniciaron en la gestión de Hermes Binner y Griselda Tessio, y que continuamos con Antonio Bonfatti. Allí están los hospitales de Venado Tuerto y Ceres, por ejemplo, estableciendo puntos de acceso a la salud pública, para aquellos que nunca lo tuvieron.

Lo que se exhibe es una decisión política: un Estado al servicio de las necesidades elementales de la gente, ofreciendo Salud Pública de calidad y estableciendo parámetros de igualdad. La igualdad que quiebra siempre la lógica del mercado. El Estado que se desentiende de esas obligaciones y retacea los recursos a los sectores más necesitados, es un Estado que contribuye a profundizar esas desigualdades.

Un Estado que ajusta en sus jubilados, en los recursos elementales de los niños, o en las pensiones por discapacidad es la contracara de lo que estamos viendo en Santa Fe. Y Santa Fe, expresa que es posible hacerlo.

Santa Fe le expresa a los argentinos que es posible una administración decente de sus cuentas públicas y que esas cuentas no se ajustan restringiendo derechos, sino ampliándolos.

Que no es imposible, ni utópico, pensar en un Estado moderno, adaptado a las nuevas coyunturas y realidades, que redistribuya los recursos a partir de los ejes de las políticas públicas a mediano y largo plazo.

Acostumbrados a la fugacidad, los gobiernos del FPCyS fueron acusados de “construir maquetas”, mientras lo que estaba en marcha era esto que comenzamos a ver como una realidad con sensación de irrealidad.

¿Es imaginable, acaso, un Sistema Público de Salud de calidad en el que las reglas las establezca el Mercado? ¿Se puede pensar que estas obras en Salud, como en Educación o en Seguridad son posibles aplicando las reglas de la “no política” y las planillas indolentes de excel? No. Porque lo que prevalece es una mirada profundamente social de la gestión pública. Lo que se establece son prioridades, y esas prioridades tienen destinatarios claros: aquellos que no tienen y deben tener.

No desde la lógica del asistencialismo temporario propio de los gobiernos populistas, especialmente el que nos gobernó por más de una década, sino desde la concreción de obras y la puesta en marcha de servicios que serán para siempre... Pensadas en el marco de un Plan Estratégico que pone a las mujeres y los hombres en el centro de los intereses de la política. Y no a las cuentas fiscales.

A eso lo ratifican, año tras año, los presupuestos que envían los Ejecutivos y que fueron consolidando un Plan de Obra Pública inédito que persigue los mismos objetivos: rutas, puentes, calles, escuelas, institutos terciarios, edificios de Tribunales y claro, hospitales públicos.

Y en estos tiempos de agravio a la política, y de fuertes cuestionamientos a los discursos políticos, hay que decirlo sin temor alguno: esto es posible gracias a la política. Esto es política, y no hay otra manera de hacerlo que no sea a través de ella.

La sociedad más justa, la gratuidad para quienes no pueden, la inclusión de quienes no estaban incorporados, la igualación de quienes estaban discriminados, no puede nunca, jamás, ser lograda desde la mirada fría del mercado y los humores de la economía.

En Santa Fe estamos demostrando que es posible.

Hoy podemos decir que miles de vecinos de Santa Fe y zonas cercanas podrán acceder a la mejor calidad de tratamientos ambulatorios que conozca el hombre en Latinoamérica. Y no hará falta tener dinero para acceder a ella. Porque es el Estado, en su condición central de regulador de las necesidades de los ciudadanos, el que garantiza que todos tengan acceso.

En las próximas décadas, estoy seguro, y en la medida que consigamos fortalecer las políticas en marcha, diremos lo mismo de la educación pública. Con la inversión que se lleva adelante, pero regidos por una ley extraordinaria que votó la Legislatura.

Es la planificación y la honestidad en la administración de los recursos de todos lo que lo hace posible. Pero nunca debemos olvidar que es la política y es la mirada ideológica sobre los asuntos públicos, lo que ilumina el camino hacia el futuro.

Hoy, en el medio de una crisis que huele a ajustes a los más necesitados, Santa Fe, ante la indiferencia del resto del país, muestra la otra cara. La que dice que no. Que no hace falta ajustar nada para cumplir los sueños. Que se trata de proyectar, de construir acuerdos y de darle continuidad a las políticas propuestas.

Eso es la política. Y hoy es un gran día para ella.

(*) Diputado Provincial - UCR-FPCYS