Salud y psicología

Cómo enfrentar el bajón de fin de año

La ansiedad y el estrés son componentes que amenazan a la maquinaria emocional en el cierre de un ciclo. Cómo revertir y sobrellevar estos sentimientos. El Litoral dialogó con expertas que brindan sus mejores recomendaciones.

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Irritabilidad, mal humor, cansancio y malestar generalizado son sólo algunas de las manifestaciones que puede provocar este escenario, en algunas personas, si no se toman los recaudos necesarios.

Foto: Archivo El Litoral / Revista Nosotros: Flor&Nata

 

Redacción El Litoral

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En el último “tirón del año”, entre las planificaciones personales y laborales, las personas suelen tener menos energía, y el estrés se percibe como un sentimiento generalizado. Es que las fiestas obligan a regular las emociones y con el final del calendario encima todos quieren salir enteros del trance para empezar un nuevo año. Sin embargo, encontrar la correcta motivación demanda de un esfuerzo considerable, pero necesario.

“Que cronológicamente marquemos el fin de un año no significa que lo sea para todos. Sin embargo en nuestra sociedad, esta época del año implica ciertos rituales, reunión con amigos y familiares, encuentros, festejos. Todo bajo el lema: ‘ser

feliz’. Ya no está bien visto que un sujeto se angustie o que pueda pensar que algo ahí no anda bien”, explicó la médica Luciana Cassina, especialista en salud mental y practicante del psicoanálisis.

“En términos generales es una etapa de balances, porque como el calendario lo indica es el final y comienzo de otro año. Por eso la gente suele reactivar ideas y fijar metas. Considero que es fuente de angustia y malestar, porque uno es sesgado al hacer este análisis cuando observa o se aferra de aquello que no pudo alcanzar, pero quizás no tuvo que ver con su esfuerzo, sino con un montón de otros factores que no están en consideración”, advirtió Mónica Abdala, médica psiquiatra y miembro de la Asociación Argentina de Trastornos de Ansiedad.

Sobre qué hacer ante una crisis de angustia o ansiedad la psicoanalista Silvia Puigpinos planteó: “La gente comúnmente piensa que atravesar una crisis es lo más difícil que hay, y en el imaginario colectivo se piensa que es mejor recurrir a métodos que ayuden a salir de ese estado. Lo cierto es que hay una angustia que es producida, es decir, nos ayuda a crecer, a salir de un estado en el que estamos para pasar a otro más del lado del entusiasmo”, explicó.

“Mi deseo -insistió- es que cada uno pueda resolver sus propias crisis, hacerlas productivas y atravesarlas. Es la única manera de crecer y prosperar en la vida”.

Pese a la creencia popular de que la Navidad es una de las épocas más tristes del año, la realidad es que cuando más ayuda se le pide a los profesionales es en primavera. “Muchas enfermedades como la depresión o el trastorno bipolar tienen un componente estacional y por ello empeoran en primavera y también en otoño. De hecho, es algo que se nota en los consultorios de salud mental, puesto que aumentan significativamente las consultas, especialmente en enfermedades graves”, advirtió Abdala.

Ante una situación crítica es necesario recurrir a tratamientos integrales e interdisciplinarios, que contemplen el concepto de salud más allá de las propuestas terapéuticas clásicas. “Es la clínica del caso por caso lo que nos permite no caer en los tratamientos generalizados para todos. Todos sintomatizamos y sufrimos de algún tipo de ‘padecimiento’, esto no implica que la única solución pase por la medicina y que los recursos sean los fármacos. Cada cual debe encontrar los recursos simbólicos que den cuenta de su existencia. Algunas veces en esos procesos es necesario dejarse acompañar por equipos de salud”, recomendó Cassina.

Metas y propósitos

Obtener un mejor empleo, aumentar la productividad, ahorrar más y formar una familia, suelen ser los propósitos más recurrentes por las personas, cuando vaticina un nuevo año. También hay ciertas exigencias sociales de encontrarse con quienes durante el año no se frecuentó. “Si el encuentro con el otro es una construcción, no entiendo por qué el 24 o el 31 exigen algo que no se hizo durante el año”, observó Abdala.

Fijar metas y establecer propósitos deberían ser los combustibles que enciendan los motores de cada uno. “Todos estamos invitados a hacernos preguntas, aunque no se suelen llevar a la práctica, porque se le teme a la respuesta. Entonces van por la vida como ‘en modo automático’, porque se sabe que no se está a gusto y hacerse cargo implica pagar costos caros con uno mismo”, manifestó la especialista.

En cuanto a los vínculos, Silvia Puigpinos mencionó que “vivimos rodeados de un conjunto de soledades”. Por ello es que una de las metas más frecuentes son profundizar los vínculos, tener pareja o formar una familia. “Esto sucede porque las personas colocan el ‘necesito’ como un mantra que los acompaña permanentemente. La gente se vincula más por necesidades que por amor”, observó.

Las tres profesionales consultadas coinciden en que la clave para este 2018 radica en que cada uno pueda construir identidades individuales. En un contexto, bombardeado por el mensaje posmoderno, la imagen de la TV y el modelo de la felicidad coloca al sujeto en una rueda de nunca acabar, sometiéndose a estar mucho tiempo ocupado y perdiendo lo esencial por cuestiones que son realmente secundarias.

  • En términos generales es una etapa de balances, porque como el calendario lo indica es el final y comienzo de otro año. Por eso la gente suele reactivar ideas y fijar metas. Considero que es fuente de angustia y malestar, porque uno es sesgado al hacer este análisis”.

Mónica Abdala

Médica psiquiatra

 
  • Esta época del año implica ciertos rituales, reunión con amigos y familiares, encuentros, festejos. Todo bajo el lema: ‘ser feliz’. Ya no está bien visto que un sujeto se angustie o que pueda pensar que algo ahí no anda bien”.

Dra. Luciana Cassina

Especialista en salud mental

  • “La gente comúnmente piensa que atravesar una crisis es lo más difícil que hay. Lo cierto es que hay una angustia que es producida; es decir, nos ayuda a crecer, a salir de un estado en el que estamos para pasar a otro más del lado del entusiasmo”.

Silvia Puigpinos

Psicoanalista