La política en foco

Testigos en peligro

Germán de los Santos

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Miedo y desprotección. Dos términos que se conjugan, mientras en el medio aparecen los testigos de un proceso penal, que desisten de brindar su testimonio por temor a que la represalia se encarne sobre ellos y su familia. Esta escena se repite en el juicio contra la banda de los Monos y en varias investigaciones de homicidios donde el problema de la narcocriminalidad y la violencia giran amenazantes.

El fiscal de Homicidios Luis Schiappa Pietra tiene tres casos de asesinatos en el barrio Municipal de Rosario, escenario de la batalla entre los dos clanes familiares de los Funes y los Caminos. En ningún caso logró tener un testigo de peso que declare qué fue lo que ocurrió con esas muertes. “Olvídese, doctor”, escucha cada vez más seguido el fiscal de boca de familiares de las víctimas cuando arriba a la escena de un crimen. Lo que se desprende es el miedo a testificar, que muchas veces conlleva una nueva condena a muerte, a la necesidad extrema de vengar por sus propios medios ese asesinato. Así la rueda de una violencia visceral y endémica sigue girando con nuevas víctimas y victimarios.

En el juicio contra la banda de los Monos la mayoría de los testigos que tenía que declarar por los delitos de asociación ilícita y en las causas de los cinco homicidios que se están analizando en el juicio, faltaron. Cuando el tribunal reanudó la actividad tras la feria, de nueve testigos, siete no se presentaron.

Uno de ellos es un ex comisario de la Brigada de la División Judicial, quien presentó una nota ante los jueces para argumentar que no tenía las condiciones mínimas de seguridad para prestar declaración en el juicio.

En diálogo con El Litoral, este oficial retirado contó que una semana antes de la cita para declarar en el juicio, su hijo fue detenido en una comisaría de Rosario por supuestos “ruidos molestos”. En la seccional le pegaron y los propios policías le decían que su padre era un traidor que había delatado a sus pares, relató el ex comisario, que está convencido de que esa detención fue un mensaje para que él no se presentara a declarar. Y no lo hizo.

Uno de los pocos testigos del crimen de Claudio Pájaro Cantero, líder de los Monos, también fue asesinado. Siete meses después del crimen, Lisandro Menna fue acribillado de cuatro disparos a pocos metros del Casino de Rosario. Los acusados del asesinato de Pájaro, Luis Bassi, Facundo Muñoz y Milton Damario, fueron absueltos a fines de marzo de 2017. Una semana antes los habían intentado matar en una emboscada en la autopista Rosario-Santa Fe. Sospechaban del veredicto.

La historia de Lorena Ojeda es un ejemplo de cómo actúan las mafias vinculadas al narcotráfico. Rubén Segovia, de 29 años, ligado a la banda de los Monos y al clan Caminos, está preso en el penal de Piñero por asesinar a Lorena el 16 de diciembre de 2016. Su hermana Brisa era la única testigo del asesinato de Jonatan Rosales, un joven que fue acribillado en el marco de la disputa sangrienta por la conducción de la barra brava de Newell’s. Desde la cárcel, Segovia ordenó matar a la testigo, pero el sicario se equivocó y mató a su hermana Lorena. Un mes antes, Tubi Segovia ya había cometido un “error” similar. Disparó por equivocación a Lisandro Javier Fleitas, quien fue confundido con Lautaro Funes. Fleitas murió , al recibir 5 disparos de arma de fuego.

En el juicio contra la banda de los Monos, la mayoría de los testigos que tenía que declarar por los delitos de asociación ilícita y en las causas de los cinco homicidios que se están analizando en el juicio, faltaron.