“Deconstruyendo paradigmas”

Feminismo: el debate que ganó la agenda política

Desde las instituciones hasta las jugueterías. La reflexión del feminismo sobre los roles establecidos comprende todos los ámbitos. Y cada espacio es una oportunidad para su lucha.

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Jorgelina Mudallel y María Florencia Freijo.

Foto: Flavio Raina

 

Mauro L. Muñoz

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“Están demoradas, ya llegan”, explica el mensaje recibido. Pasadas las doce del mediodía, María Florencia Freijo y Jorgelina Mudallel llegan a la redacción de El Litoral. Mochilas en hombros, sus caras reflejan el cansancio típico de un viaje a cuestas y la previa a la organización de un evento. Antes de comenzar la entrevista piden un poco de agua, aún no han comido y se encuentran sedientas. La solicitud evidencia dos motivos: la vigilia, propia del raid mediático, y el entusiasmo, surgido del reclamo por la reivindicación de los derechos de la mujer. Aunque claro que, a la garganta seca por poner el grito en el cielo, no hay bebida que le sirva de consuelo.

Ante la primera pregunta, “Flor” Freijo responde sin titubeos. Además de politóloga, especializada en medio ambiente y geopolítica latinoamericana, es consultora en temáticas de género e integrante de la organización Economía Feminista. Recientemente, su nombre tomó repercusión por haber sido una de las invitadas a Intrusos para hablar sobre feminismo. La amplitud de sus posiciones hizo sentir cómoda a la actriz Araceli González, quien llamó al programa para hacer un descargo respecto de su visión del movimiento, tras sufrir agravios por sus opiniones.

La invitación a la ciudad de Freijo se debe a la inauguración de un ciclo de charlas, organizado por el grupo “Me Gusta Santa Fe”. Esta organización tiene de referente Jorgelina Mudallel, secretaria de la Juventud Peronista de Santa Fe, quien fue candidata a concejal en la lista de Marcos Castelló.

“Creemos necesario generar espacios para seguir avanzando con esta noble causa, que genera confusiones, pero que es una lucha por la equidad y la justicia social, que debe ser tratada con seriedad por los cambios estructurales y culturales que proponen”, razona Mudallel.

Es cierto que el movimiento feminista es heterogéneo y diverso, con diferentes ópticas y militancias detrás. Con el propósito de buscar puntos en común se plantea una definición. Desde una mirada sociológica, Mudallel sostiene que para ella representa “una expresión de justicia social y una lucha por la igualdad de derechos entre varones y mujeres”. “Desde mi posición asumo la responsabilidad de dedicarle el tiempo necesario para que día a día sean cada vez más las mujeres que quieran defender sus derechos, por lo que busco la manera de escuchar aquellas mujeres que no se sientan representadas, por ejemplo con estos espacios de debates”, expresa dando lugar a la invitada.

Recibido el pase, Freijo define al feminismo como “un universo de ideas que abarca lo político, económico, cultural y social; y que cuestiona la desigualdad que se gesta en el sistema productivo patriarcal”. Sorbo de agua de por medio, amplía: “Esto quiere decir que hay una masculinidad hegemónica y que, más atrás, viene el colectivo de mujeres y de la diversidad sexual que está comenzando a cuestionar estas cosas. A este sistema hay una gran cantidad de mujeres que no lo toleramos más”.

Lo que no deja lugar a interpretaciones son los femicidios. Las cifras arrojan que en todo el país hubo 292 asesinatos -por el sólo hecho de ser mujer- en 2017. Estadísticas a las que se suman las mujeres trans, cuya expectativa de vida no supera los cuarenta años, que registran unas 20 muertes entre el año que pasó y el que transcurre.

Sobre el cuerpo y la cocina

Para que el hombre pueda salir a trabajar -según el ordenamiento histórico de las tareas- hay una mujer detrás que cuida los hijos en la casa, que prepara la comida, que limpia y hace otras varias tareas del hogar. Lo que se pide desde estos colectivos es un compromiso masculino en las tareas del hogar y que, a quienes deciden llevar su vida trabajando en esas tareas, se les reconozca su trabajo no remunerado.

“El mayor robo de la historia”, titularon recientemente desde la ONU a la brecha salarial que, a escala mundial, perjudica a la mujer; promedio que se agrava con la edad y cuando las mujeres tienen hijos.

“Todos estamos puestos en el patriarcado. Hay que tener en cuenta que las políticas a nivel histórico siempre tuvieron que ver con controlar al universo productivo de la mujer, ya que son quienes trabajan desde lo biológico y que sostienen desde atrás el plano laboral y que fueron impuestas desde el Estado, espacio que ostenta el poder, un sector que a gatas hoy es ocupado por las mujeres”.

¿Está mal quedarse en casa?, surge la pregunta. La respuesta es un contundente “no”. “Es lógico que quienes sienten que su trabajo es acorde a lo doméstico, lo pueda realizar entendiendo que fue una opción y no una condición; y que tenga un apoyo de quienes se ven beneficiados, siendo retributivo. Si la mujer se queda en casa que no sea el motivo de no tener dinero propio e invisibilizar su trabajo, por el que ve pauperizadas sus condiciones de vida. Son decisiones del hogar que se deben trabajar en conjunto”, concluye la entrevistada.

Este 8 de marzo realizará el segundo paro internacional de mujeres. El denominado “techo de cristal” que implica el obstáculo a cargos de mayor liderazgo, las condiciones laborales y la brecha salarial serán los puntos que se reclamarán bajo el lema “si nuestras vidas no valen, produzcan sin nosotras”.

Las formas del machismo

“Mamá, quiero ser feminista”, se lee en el libro que trae consigo. Freijo no desaprovecha la oportunidad de ampliar conceptos acerca de los problemas que acarrea el machismo para la sociedad toda; porque como bien sostuvo: “Todos estamos en el patriarcado”. En forma de deseo, manifiesta: “Ojalá más hombres se sumen a la lucha, que es la misma para todos y todas”.

“A veces pareciera que el hombre está más preocupado por criticar el movimiento feminista y recomendar cómo se debería plantear la demanda que en cuestionar su masculinidad y repensar sus privilegios. Hay todo un lenguaje de la masculinidad, tan atravesado por la cultura patriarcal, que se naturaliza y vuelve al hombre una víctima más del sistema. Aunque claro en diferentes dimensiones, a las mujeres nos matan por eso”, plantea.

Diversos estudios demuestran que, desde pequeños, los más chicos internalizan el lenguaje del que habla Freijo. Estos estereotipos fomentan la fijación de roles y decretan qué incumbencia deberá tener cada uno, sin proveer una amplitud de los géneros. “Son conceptos que se vuelven urgentes. A las jugueterías hay que tirarlas y volverlas a acomodar”, opina y agrega: “No hay trabajo en la creatividad de elección. La crianza es un gran espacio de militancia dentro de las familias ya que los estereotipos de género se establecen dentro de los 6 años. Los juguetes únicamente producen que se refuercen los roles”.

Los niños, aunque a veces quedan al costado del debate, también sufren de los estereotipos de rol que resaltan la fuerza física, lo que puede hacerlos más susceptibles a la violencia y la agresividad.

Freijo sentencia: “Desde niños nos indican que si sos hombre tenés que ser rudo, no llorar y que te guste el celeste; si sos mujer tenés que ser delicada, princesa y rosa. Ya de adolescente se reproduce el pacto de machos que termina derivando en adultos que constantemente se pasan pornografía sin parar por whatsapp y gritando insultos homofóbicos en la cancha. Después nos preguntamos por qué los pensamientos se vuelven tan inflexibles”.

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A sala llena. En el Solar de Mayo del Sadop, coordinada por la periodista Mariana Steckler, se desarrolló la primera charla del ciclo organizado por Me Gusta Santa Fe. Foto: Gentileza Me Gusta Santa Fe

Aborto, trama y desenlace

Ante la pregunta por el aborto, la intención no es polemizar sino indagar acerca de las posturas y los argumentos que existen sobre una de las temáticas que mayores aguas dividen en el terreno social.

Su entramado es difícil de desenmarañar ante tantas opiniones, aunque permite ver algunos hilos que es preciso dejar en claro. Hay muertes, hay datos en los que apoyarse, hay cifras y un lema claro sobre el cual debatir: “Educación sexual para decidir, anticonceptivos para no abortar, aborto legal para no morir”.

Como bien se publicó en un artículo del sitio Infobae, cada año el Ministerio de Salud da a conocer las estadísticas vitales -nacimientos y defunciones- del país. El último informe de 2016, marca que hubo 43 muertes maternas por aborto, incluyendo interrupciones voluntarias del embarazo y abortos espontáneos.

El problema surge a raíz de que, al verse penalizado según el Código Penal salvo en las causales, no existe un formato que permita contabilizar de manera más fidedigna la problemática. Por este motivo se suele hablar de una polémica cifra, concretamente unos 450 mil abortos clandestinos por año. Este número es el resultado de un informe elaborado por la ONG Amnistía Internacional, realizado en 2005 a pedido del Ministerio de Salud de la Nación.

En este sentido, de acuerdo a una minuciosa explicación en el sitio Chequeados, la estimación se hace en base a entrevistas en distintas áreas de la Salud Sexual, donde toman las complicaciones médicas derivadas de un aborto y se multiplica para estimar la cantidad de abortos totales, llegando a los 447 mil abortos inducidos ese año.

El otro es el “método residual”, donde se comparan la diferencia entre la cantidad de bebés que nacería al tener en cuenta el uso de anticonceptivos en la sociedad, las costumbres sociales -como la edad de inicio de las relaciones sexuales de las mujeres- y el tiempo de infertilidad antes y después del embarazo, y los bebés que efectivamente nacen. Arrojando una cifra de entre 486 mil y 522 mil abortos.

Planteado esto, se abre el debate mayor acerca de qué es la vida y cuándo comienza. Los estudios medicinales indican que en el momento en que óvulo y espermatozoide forman el cigoto, se da paso a la gestación del nuevo ser. El desarrollo fetal del cerebro y resto del sistema nervioso, denominado morfogénesis del sistema nervioso, es un proceso que se inicia relativamente temprano: tan sólo a las 3 semanas de haberse producido esa fecundación del óvulo por parte del espermatozoide.

“La mirada científica es que todavía no hay consenso con respecto a qué momento es cuándo el ser por nacer será considerado persona. En casos como el de Francia el aborto es legal desde el año 1976, por lo cual no se puede pensar que en ese país las personas lo son a partir de los cuatro meses y en el nuestro lo son desde la concepción”, plantea Freijo en torno a este dilema.

Respecto de las posibles secuelas, introduce un argumento y una problemática más a la discusión. “Hay una doble moral, quien tiene la solvencia económica de poder interrumpir el embrión para dejarlo congelado pareciera que cuenta con validez moral; pero una niña que practica la interrupción del embarazo porque no está en condiciones de poder sustentar el crecimiento de un hijo/a, no lo tiene”.

En cuanto al desenlace, el histórico debate pareciera tener el visto bueno para que los legisladores nacionales traten el tema en el recinto; en la agenda pública el debate está instalado hace tiempo. El lunes anterior, previo a esta entrevista, se realizó una convocatoria frente al Congreso y un tuitazo bajo la consigna #AbortoLegalYA -que llegó a ser trending topic mundial- con el objetivo de visibilizar el reclamo y presentar por séptima vez el proyecto de ley, que en 30 años no encontró lugar en la agenda parlamentaria argentina.

La opinión de Freijo, se fundamenta con números: “Las estadísticas marcan que cada 3 horas nace un hija/o de una madre de menos de 14 años -producto de una violación-; y que tenemos una tasa de natalidad de madres de 20 a 21 años en promedio. Esto es una muestra de la precarización social que tenemos en Argentina, donde ningún gobierno ha logrado generar políticas efectivas para esta situación. Si esto continúa así, estamos frente a un problema del Estado y de la salud pública con respecto a las políticas de educación sexual, a la problemática de los embarazos adolescentes y la naturalización de la cultura de la violación”.

En tiempos donde la polarización de las opiniones se muestra cada vez más extrema y la grieta ahuecarse cada vez más, pareciera necesario precisar la norma jurídica y cuantificar su alcance y aplicación, por medio de un debate serio y actualizado porque es la única opción que aseguraría un poco de tranquilidad.

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María Florencia Freijo habló con El Litoral sobre la necesidad de una “nueva conciencia con perspectiva de género, que rompa los esquemas patriarcales que definen nuestros pensamientos y acciones”. Foto: Flavio Raina