LA POLÍTICA EN FOCO

Un fantasma visita al PJ santafesino

El peronismo local supo construir una curiosa unidad entre kirchneristas, seguidores de Omar Perotti y ex laderos de Miguel del Sel. En 2017, cumplió la primera parte de un acuerdo tácito. ¿Se complicará 2019?

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Ricardo Olivera, Agustín Rossi y Omar Perotti.

Ilustración Lucas Cejas

Luis Rodrigo

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En el Partido Justicialista santafesino, se optó por abrir el paraguas. Acaso para conjurar la amenaza, por ahora incorpórea, las autoridades de calle Crespo decidieron al terminar la semana hacer público su temor: puede que el interventor nacional del PJ se ocupe de barrer con las conducciones de los distritos más importantes del país, entre ellos, Santa Fe, dijo su presidente Ricardo Olivera.

Entre los dirigentes peronistas, el fantasma de una intervención nacional dispuesta a sola firma por Luis Barrionuevo, sin más trámites que una simple resolución partidaria, se comenzó a mencionar entre dientes el lunes, se rumoreó al oído días después, se confesó sin medias tintas para el jueves en voz alta y se trató en reunión del Consejo Directivo del PJ públicamente el viernes.

En cuestión de horas se esfumaron los off the récord. El fantasma de la intervención, para cuando se escriben estas líneas, ya no es ningún secreto. Y la conducción local supone que detrás de las sábanas del espectro pueden esconderse caras conocidas. “¡Traidores!”, gritan. Y mencionan un triunvirato aún menos prestigioso que el de Barrionuevo, Julio Bárbaro y Carlos Campolongo.

Los tres que habrían ido a ofrecer sus servicios a Capital Federal son viejos conocidos de la política provincial. Están afuera de los cargos desde hace años y tienen un elemento en común: fueron, alguna vez, figuras importantes del reutemanismo, pero el dos veces gobernador los corrió de su lado. Como el trío bendecido por Servini (quien en 2005 intervino el PJ sin tantos celos de los afectados), acá también habría un sindicalista, un hombre que sabe del armado político y territorial del peronismo, y una cara que años atrás formulaba declaraciones a diario.

El PJ santafesino supo construir una curiosa unidad entre kirchneristas, seguidores de Omar Perotti y ex laderos de Miguel del Sel. Ya se cumplió la primera parte de un acuerdo tácito, y Agustín Rossi pudo encabezar una lista de diputados nacionales y hacer su campaña sin que el rafaelino lo incomode. Ahora, es el turno de quien ya estuvo cerca de ser gobernador. ¿Lo impedirá un fantasma?

1º de mayo

Los tiempos del proyecto de la reforma constitucional cada vez tienen menos en cuenta los plazos que necesita el gobernador Miguel Lifschitz para poder ser -otra vez- candidato a gobernador.

No se puede forzar los relojes. Es verdad que el proyecto de ley más importante de la tercera gestión del Frente Progresista fue presentado a la Legislatura, y en sociedad en el Salón Blanco de la sede gubernamental, pero lo cierto es que aún, de manera formal no ha ingresado a la Cámara de Diputados. Lo hará el 1º de mayo, junto con el discurso del gobernador, que sabrá leer lo que diga esta semana. En la que pasó, recibió un gesto de los senadores del PJ que cuesta no vincularlo con la reforma y la reelección. La mayoría en la Cámara pasó para el mes que viene los proyectos de ley de endeudamiento pedidos por el Ejecutivo, no votó ni el de menor valor. Además, discretamente, el bloque justicialista de senadores le hizo saber a la Casa Gris que no es el mejor momento para mantener una reunión

Por otra parte, en la UCR se sabe que la última palabra está en manos del peronismo. Así es que han coincidido al menos en algo: no obligarse a otra pelea interna más. Van a esperar sin resolver sus diferencias internas. En Santa Fe, hay radicales para todos los gustos, tanto entre los que elogian como entre los que condenan a Lifschitz por intentar avanzar con este tema.

El más temido pase de facturas

El gobierno nacional se ha enterado por fin que el mal humor de la clase media por el aumento de las tarifas es un problema político serio. Ante las evidencias (ni los radicales de Cambiemos, ni Carrió están dispuestos a quedar pegados al tarifazo) la Casa Rosada ha encontrado una fórmula conflictiva: pagar en cuotas lo que normalmente se paga por mes, como para mostrar que algo se hace.

Para esta semana, el ministro de Energía y Minería, Juan José Aranguren, convocó a los funcionarios provinciales del área a una reunión urgente. Allí, además de explicar que no será gratis la financiación para pagar las boletas del gas de los meses de invierno durante el resto del año, se les pedirá a las provincias otro esfuerzo, que paguen por las tarifas sociales del servicio.

Patagónicos y cuyanos van a plantear su desesperación. Hay hogares donde van a llegar boletas impagables de hasta 20 mil pesos de gas natural. Y van advertir que se puede sobrevivir al calor sin aire acondicionado, pero no al frío sin calefacción. Será una discusión en esos términos tan extremos.

La Nación pretende que sea asumido por las provincias el costo del gas natural que no podrán afrontar los usuarios con bajos ingresos. Es curioso: todos los argentinos pagan la policía de la Ciudad de Buenos Aires, su transporte público baratísimo, su cómoda red de subterráneos y trenes para pasajeros, y también los consumos de energía eléctrica de los barrios más pobres de la capital y el Conurbano, pero se pretende que las concesiones nacionales del gas natural tengan subsidios provinciales.

Todo lo contrario de lo que pasa con Edenor y Edesur, que no cargan en sus tarifas los costos de los enganchados a las redes: los paga el Estado nacional, con fondos de todos.

El fantasma de la intervención, para cuando se escriben estas líneas, ya no es ningún secreto. Y la conducción local supone que detrás de las sábanas del espectro pueden esconderse caras conocidas.