Llegan cartas

Nuestro jardín volverá a florecer

MARTA SNAIDERO

DNI. 12.215.210

Durante años los reclamos a través de distintos medios de difusión y con el apoyo constante de El Litoral de Santa Fe, la tan esperada Puesta en Valor del Jardín República del Líbano -para quienes aún no registran ese nombre es el primer Jardín Botánico, inaugurado el 15 de noviembre de 1940- parece haber comenzado a ser una realidad.

Emplazado en A. del Valle al 4700 entre calles Luciano Torrents, Gutiérrez y Pje. Rivadavia, este emblemático predio hoy muestra signos de mejora, con cortes de yuyos y su posterior retiro, emparejado de bordes en las únicas dos veredas circundantes, relleno de pozos; tapado de raíces a cielo abierto y más: trabajos necesarios por siempre en espacios verdes para mantenimiento y aprovechamiento por parte de los visitantes.

En esta cruzada, merece destacarse la iniciativa por parte de la Secretaría de Medio Ambiente de la Municipalidad (si bien está dentro del recupero de otras plazas y paseos no hay que olvidar la Resolución Nº 16.135 de septiembre de 2016 y CO-0062-01342004-7) y de quienes están a cargo, entre ellos, el Sr. Mariano Cejas, Eduardo Hein, Claudio Canesini y Leonardo Melano, con quienes se mantiene contacto a diario, descubriendo -en el diálogo y su accionar- empeño y esperanzas en el avance de las tareas.

Ahora es el momento que quienes reclamaron con justa razón, durante tantos años, por falencias que presentaba el lugar, se acerquen a dialogar aportando ideas, colaborando con la vigilancia, para que no se repitan hechos inauditos de conocimiento público, y por qué no, alcanzándole un vaso con agua a los placeros, por cuya vuelta se pidió fervientemente. Los veremos por la mañana y la tarde, estarán ahí para mantener lo que es de toda Santa Fe. Saludarlos y conocerlos, ayudará.

Es de esperar que este comienzo vaya acompañado por parte de quienes visitan y permanecen ocasionalmente en el lugar, llevando a sus mascotas, que también lo hagan con lo necesario para no dejar sus heces depositadas en el predio; que no tiren botellas vacías de cualquier material, como solían verse, restos de ropa y calzado dentro y fuera de la ex fuente, colchones en desuso y más. En resumen: el Jardín República del Líbano no debe ser más el basurero propio de quienes así lo decidieron; es “el lugar” donde se puede tomar contacto con la naturaleza, disfrutando individualmente o en familia de momentos apacibles y sano esparcimiento.

En estos días se ve el trabajo continuo: camiones que van y vienen, llevando ramas y pasto cortado; una máquina que tritura y convierte en chips restos de troncos secos, y con el reciclado se están ejecutando sendas peatonales. Estudian cómo devolver agua a lo que fuera la fuente. Con el corte, se previenen nuevas caídas de árboles sin vida, como sucediera tras cada tormenta. Personal provisto por entidades, sumado al municipal, obtienen el resultado de un trabajo digno.

Ahora es casi un hecho que esta primavera, el jardín ¡muestre flores! Quizás el 15 de noviembre se reinaugure, con la presencia de quienes fueron partícipes en aquel 1940, en compañía de sus seres queridos que hasta hoy sólo escucharon anécdotas vividas y lo harán con sus propios nietos de ahora en más. Es obvio que caminaremos por senderos firmes para poder cruzarlo; nos sentaremos en bancos sanos y con espaldar; los desechos irán a parar a basureros visibles e irrompibles; y se podrá “soñar” permaneciendo hasta altas horas bajo el amparo de luces encendidas, comprobando que el Jardín República del Líbano vuelve a ser el lugar elegido para todo lo bueno que nos merecemos.