“DOMÉNICO ENJUICIADO” EN LA ABADÍA

Reírse del dolor

Proveniente de Buenos Aires, la obra dirigida por Alan Robinson se presenta el sábado 30 de junio en el Teatro de la Abadía. Acusado de arruinar un cumpleaños infantil, un viejo payaso enfrenta a un juez que quiere encerrarlo en un hospital psiquiátrico.

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Doménico es un payaso veterano al que quieren encerrar en un hospital psiquiátrico. Y decide enfrentar al juez con la herramienta que mejor conoce: el humor.

Foto: Gentileza producción

 

Juan Ignacio Novak

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Una de las motivaciones que tuvo el director Alan Robinson a la hora de diseñar, junto al dramaturgo y actor Esteban Parola, la obra “Doménico enjuiciado” fue reírse de ciertas actitudes de la Justicia que, bajo una mirada más pesimista, podrían resultar tremendamente dolorosas. La sinopsis de la obra es tan concisa como prometedora, no se extiende en firuletes inútiles: “Doménico es un payaso anciano que se dedica a animar fiestas infantiles, porque ya no consigue trabajo en el circo. Está acusado de haber arruinado un cumpleaños infantil. El juez quiere declararlo incapaz y encerrarlo en un hospital psiquiátrico. Para conservar su libertad intentará llegar al corazón del juez y al público con chistes, recuerdos y canciones para que ‘se haga justicia’”. Robinson contó a El Litoral que la obra se estrenó el 7 de junio de 2017 en el teatro Corrientes Azul en la ciudad de Buenos Aires. “Ahora estamos en gira, llevando la obra a festivales, eventos y teatros donde nos invitan. En julio vamos a dar funciones en Mendoza, en Santa Fe, y en Chile. Tenemos una invitación para noviembre a Brasil y otra a Puerto Rico”.

—¿De dónde surge el personaje de Doménico?

—Yo lo vi al personaje haciendo una función de circo en el parque Agronomía. Habíamos salido a pasear en familia, con Renata y Sol. Y quedé maravillado de lo que estaba viendo. El dominio del espacio, las ocurrencias, la improvisación, el ritmo para moverse entre la comedia y el drama de Esteban, que es sin dudas un gran actor. Esteban ya había trabajado con ese personaje en un espectáculo de clown que se llamaba “Ida y vuelta en Payaso”.

—¿Por qué eligieron la figura del payaso?

—La forma de sentir el teatro de Esteban está muy ligada con el circo. Él nació en Santa Eleodora, un pueblo de 300 habitantes y desde chico tenía fascinación por la llegada del circo al pueblo. En mi caso, por dos motivos. Primero porque quería hacer un homenaje a Jorge y Oscar Videla, mis maestros de circo, acrobacia y malabares, que me formaron en el oficio del payaso, gracias al cual me las rebusqué durante 7 años animando fiestas infantiles. Por otro lado, porque el payaso me permite reírme de algo muy doloroso como es la injusta forma en que se trata a las personas que mandan a juicio por tener un diagnóstico psiquiátrico. Tengo un amigo que tiene un diagnóstico psiquiátrico y se perdió los primeros dos años de vida de su hijito porque tuvo que esperar los tiempos de la Justicia. Hoy ya está de nuevo con su hijo. Pero la Justicia le robó dos años. Me parece justo ridiculizar y reírse de ese tipo de Justicia que es ciega, sorda, muda, incompetente y caprichosa.

Metáforas

—Cuando proponen esto de que Doménico utiliza su arte para ablandar al juez, de alguna manera, plantean una metáfora del arte como liberación ¿Lo pensaron así? ¿O es una de las lecturas posibles?

—Las metáforas no se crean de forma consciente. Si Dios te ayuda podés llegar a pescar una o dos buenas metáforas, durante el proceso creativo. Cuando estás buscando y ensayando el espectáculo que vas a hacer de pronto aparece una metáfora, y tenés que estar preparado para pescarla. La sensación es maravillosa, es como cuando el pescador siente el pique del pez en la caña. La aparición de una metáfora es también como una gambeta de Messi. Estoy seguro de que él no piensa de manera consciente, para dónde va a ir con la pelota, sino de manera intuitiva. Ahora bien, Doménico, el personaje que enfrenta al juez es un payaso de los circos de antes, que sabe hacer magia, malabares y humor. Entonces, el arte de este payaso, para evitar la condena es una forma de liberación individual y social. Es una lectura posible. Y aunque lo condenen, él va a seguir teniendo esa libertad que te da el humor. Si pensás mucho un chiste para decirlo, seguro va a ser un chiste malo. En el humor tenés que tener una actitud medio liberada, desfachatada, y un poco provocadora, una actitud que sacuda los límites de las instituciones como es en nuestro caso el Poder Judicial. Por más que el juicio salga desfavorable al payaso, va a tener la libertad de seguir diciendo lo que quiera de la forma en que quiera. Podés condenar mi cuerpo, pero no podés condenar mis ideas.

—¿Cómo fue el proceso de trabajo entre actor y director?

—Disfruto mucho trabajar con Esteban, porque además de un gran actor es un excelente compañero de trabajo. Esteban es un actor muy generoso, me dio mucho material para hacer la puesta en escena. El texto además lo trabajamos juntos, es una co - autoría. Yo trabajo sobre algo que llamo “estética de la locura” que consiste en trabajar desde la libertad total. Entonces en un momento Esteban me dice “Mi sueño es algún día cantar” y a mi me sale decirle que cante, pero el problema era que las canciones no tenían nada que ver con el espectáculo. En los ensayos Esteban, cantaba solo porque tenía ganas de cantar, lo cual es muy lindo pero en ese momento era un poco desesperante porque no tenía sentido. Pero al final después de mucho trabajo, descubrimos que el payaso Domenico está un poco loco y canta algunas canciones para ablandar al juez.

Dar lo mejor

—¿Qué significa hacer humor en estos tiempos donde la política y la economía muchas veces son sinónimo de tristeza?

—Y bueno... Siento que es lo que hay que hacer. Es dar lo mejor de nosotros mismos. Para nosotros también es difícil hacer humor hoy en día, pero elegimos contar esta historia de esta manera, porque a nosotros en tiempos de rencor y de tristeza, nos hace bien divertirnos, reírnos y recordar nuestra infancia con el estilo del payaso del circo. Lo que vemos es que a nuestro público también le hace bien ir al teatro, reírse, emocionarse y divertirse. Además el payaso siempre es una buena excusa para juntar a toda la familia.

  • Cuando estás buscando y ensayando el espectáculo que vas a hacer de pronto aparece una metáfora, y tenés que estar preparado para pescarla. La sensación es maravillosa, es como cuando el pescador siente el pique del pez en la caña. La aparición de una metáfora es también como una gambeta de Messi”.

Alan Robinson

Escritor, actor y dramaturgo.