La economía cayó 0,9% en abril

Sin soja es mucho peor

La sequía dejó la primera marca de los meses malos. Los datos del Estimador Mensual de la Actividad Económica aún no reflejan los efectos de la devaluación, que se sentirán en los próximos meses.

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Ignacio Hintermeister

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La caída de la economía en abril fue superior a lo esperado hasta para los más pesimistas. Marcó una reducción del 0,9% con respecto al mismo mes de 2017 y una contracción desestacionalizada de 2,7% con referencia a marzo de este año, según el último informe de Indec.

El Estimador Mensual de la Actividad Económica señala fundamentalmente el impacto que sobre la Argentina tuvo la sequía, previo a los efectos de la corrida cambiaria que Luis Caputo terminó convalidando con un dólar alto.... no “recontraalto”. Todavía está muy lejos del que tuvo Néstor Kirchner tras la devaluación de Duhalde; costaría -a valores de hoy- unos $ 41 según calculó Maximiliano Montenegro.

Los analistas ya piensan que el crecimiento de la economía estará entre 0,5 y 1% en el mejor de los casos este año. Antes de la devaluación, los cálculos se promediaban en 2,4%; en el acuerdo con el FMI se pautó en 0,4%.

El retroceso interanual de febrero fue el primero después de 14 meses de crecimiento consecutivo. Y si bien aún no configura técnicamente una “recesión”, confirma los primeros datos que según Orlando Ferreres se profundizarán: en mayo con 2,8% de caída según el indicador de su consultora.

El efecto de la sequía refleja -más allá de las diatribas sobre el “yuyito”- que la Argentina necesita dólares genuinos y pedir menos prestado. Lo decía Aldo Ferrer antes de su fallecimiento, lo sostienen Cristina o Kicillof para desmentir monetaristas, y no lo desmienten ortodoxos como Carlos Melconian o José Luis Espert, aunque éstos responsabilizando a los populistas.

Mientras discuten las culpas, es el campo el que puede aportar divisas en cantidad y sin pedir prestado. Indispensables desde que el gobierno kirchnerista agotó existencias hidrocarburíferas sin reponerlas, por falta de inversión y a favor de tarifas “regaladas”, lo que precipitó el rojo energético y las desopilantes, sino criminales, gestiones con Angola o Irán.

A diferencia de la retracción del pasado año -la economía se recuperó con el gradualismo- esta vez a la sequía hay que añadirle lo que el gobierno de Macri no pudo contener: la corrida cambiaria que también tiene pendiente sus efectos sobre las tarifas y otros precios relativos de la economía. Con fuerte incidencia de alimentos, la variación de mayo de precios al consumidor fue de 2,1% y queda muy claro que incluso las paritarias al 25% “para empresarios que puedan pagarla” (Frigerio dixit) es hoy opinable desde la dividida trinchera gremial.

La caída de la economía en abril es efecto casi por completo del rubro “agricultura”, que retrocedió 30,8% interanual.

Pérdidas multimillonarias

La Bolsa de Comercio de Rosario calculó que de lo que el agro invirtió en cultivos en la última campaña, no cosechará casi 30 millones de toneladas como consecuencia de lluvias insuficientes primero o incluso de excesos hídricos a la hora de la trilla. “Se resignaron por efectos climáticos: 20 millones de toneladas de soja y 10,5 millones de maíz. Sin esa mercadería, la Argentina resignó un ingreso de divisas del exterior por exportaciones de U$S 8 mil millones. Ello equivale a cerca del 14% del total exportado por Argentina en 2017 (U$S 58.428 millones) y el 30% de las divisas que entraron en 2017 por ventas al exterior de granos, harinas y aceites (el principal rubro de exportación de nuestro país)”

Menos granos, menos industria

Quienes evalúan que el agro “primariza” la economía nacional, pueden mirar la contracara del fenómeno. Con la caída del de la actividad primaria, la producción de agroquímicos en el país cayó 20,9%. Molienda de cereales y oleaginosas cayó 9% en lo que va del año aún cuando el rubro de “industria alimentaria” al que pertenece creció 0,8% en su conjunto.

Algo similar se puede decir de maquinaria agrícola e implementos del campo, de especial incidencia en el sur de Santa Fe y Córdoba. El estimador industrial oficial registró disminuciones en el primer trimestre de 2018 con respecto a igual período del año anterior. Los despachos de implementos presentaron una caída de 26,4%, los de cosechadoras bajaron 22,3% y los de tractores experimentaron un descenso de 15,1% para esta comparación.

En el caso de las sembradoras, los despachos totales en unidades nacionales e importadas disminuyeron 27,4% en el primer trimestre de 2018 respecto del primer trimestre del año anterior. Si bien no se discriminan las ventas de las sembradoras según su origen por aplicación de la normativa del secreto estadístico, las unidades vendidas de este segmento son mayoritariamente de producción nacional.