Tribuna de opinión

El juicio a contramano

J. M. Taverna Irigoyen

La puerta dice tire, él empuja. ¿Por qué el lóbulo frontal hace lo contrario de lo que se debe hacer? No es cuestión de rebeldía ni tampoco un desarreglo neurobiológico. Nada de eso. Es lo que el hombre decide y lo que el hombre actúa.

El juicio a contramano es una razón de la existencia del hombre actual. Con cuánta frecuencia -sin embargo- se rememora por ahí algo que se llamó sentido común. ¿Por qué se lo mandó al cuarto de los trastos viejos? Pocos lo usan y muchos ignoran de qué se trata, en realidad. En cambio, el yo decido o el porque se me da la gana, es lo que arbitra no pocas decisiones de la vida diaria. El lóbulo frontal y las neuronas se resisten a lo que consideran una falta de criterio, pero al final la cosa se dirime por el lado equivocado.

El mundo vive instancias difíciles. Un hombre en crisis intenta subir las cuestas de la sobrevivencia. Pero frecuentemente no lo hace por el lado más fácil, sino por el más escarpado. Como las reglas de la convivencia y del bien común están cada día más inestables, todo configura un panorama no pocas veces infranqueable, por lo duro. Entre tanto, el hombre construye sus propias utopías. Que no son tales. Y explotan los nuevos derechos, que cada vez son más en cantidad e imperativos en calidad.

En oportunidades se afirma que el hombre está solo. Quizá esto solamente sea una forma de reconocer las dificultades de coincidir / de sumar / de dialogar. Actitudes que si se realizan alivian el peso de la conciencia, pero que para muchos equivalen a ceder en el pensamiento, a perder autonomía de decisión. Así las cosas, aunque el hombre no esté solo, actúa en soledad.

Curioso es advertir en qué medida los errores humanos de hoy convalidan una existencia sin principios. El amor y el odio juegan permanentes lides en las que todos pierden. Aún así, la caracterización del poder como fuerza, pareciera constituir la primordial energía. El poder y el éxito, conjugando disociaciones formales.

El juicio inestable suele así conducir al juicio equivocado. Lo que podría configurar conquistas, lleva a inexorables derrotas. Se ha decidido mal. Por apuro, por tozudez, por ignorancia. Pero fundamentalmente se ha elegido el camino equivocado. Y ahí está el lóbulo frontal pensando por qué...

Muchos pueblos sufrientes del orbe responden, más que nunca antes, a conductores mesiánicos. Todo se destruye, todo se descalabra, la muerte impera por mayoría. Nada menos que por mayoría. Y así el juicio ausente como valor, como repulsa, como testimonio, facilita las adversidades para que todo continúe en flagrante declive. El juicio a contramano cierra la puerta, en lugar de abrirla...