La política en foco

Concejo: pulseada a tres brazos

Luciano Andreychuk

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A finales del año pasado había una batalla que era un secreto a voces entre el Poder Deliberativo y el Ejecutivo. No hay ni papel higiénico para poner en los baños, decían desde Salta 2943, porque —se denunciaba— el Municipio no remitía los fondos que por presupuesto le correspondían al Concejo. Los funcionarios negaban todo.

Sin diálogo, tan lejos y tan cerca: el recinto de sesiones queda al lado del Palacio Municipal. El rechazo al veto del intendente José Corral sobre la licitación de la terminal de ómnibus —cuestionada por “vicios procedimentales”—, parecía ser el acabóse: como un matrimonio que viene mal, a los tumbos, condenado a terminar.

Pero no: en diciembre, Corral convocó al presidente del cuerpo, Sebastián Pignata. Hubo una foto de la que todos hablaron. Acordaron solicitar a Provincia la extensión del plazo de concesión del terreno donde está la terminal de ómnibus. Hubo audiencia con el gobernador Miguel Lifschitz. Se dijeron allí compromisos de palabra, hasta ahora sin mayores novedades.

Corral, que fue presidente del Concejo, sabe que ahora necesita de consensos con el Deliberativo donde hay mayoría opositora, justicialista y frentista. La política es el arte de la negociación (bien entendida). Más aún de cara a las elecciones de 2019, donde se juega demasiado: la intendencia, la gobernación y la renovación parcial del Concejo.

La oposición también sabe todo esto. Y los dos arcos opositores hacen su propio juego frente a lo que vendrá. No están cohesionados, hay diferencias claras: el justicialismo bajó un poco el tono respecto del intendente, y le cuestiona al FPCyS su otrora pertenencia al sector de Corral, antes del dislocamiento del Frente entre los aliados de la gestión provincial y la UCR que le agarró la mano a Cambiemos.

Por su parte, los ediles del Frente encaraman en los hombros del intendente los “fracasos” de la gestión Macri, el retorno al FMI, “otra vez el 2001”, dólar y tarifas altas. Defienden a ultranza la gestión socialista, como los cuatro ediles oficialistas ponderan la gestión municipal, éstos acaso sin meterse tanto en asuntos macro de la política nacional.

El justicialismo también tiene sus dilemas intestinos entre UPCN, el perottismo, Santa Fe Vale (de extracción kirchnerista) y el peronismo histórico. ¿“Todos unidos triunfaremos”, como se entona en la Marcha Peronista? Respuesta difícil de responder.

Hubo concesiones a Corral, sí: pero con “peros”. Inevitable conjunción adversativa. Se le dio el visto bueno para obras de gas por $ 13 millones en cuatro barrios populosos mediante el sistema de contribución por mejoras, pero fifty-fifty (pagarán el 50 % municipio, y 50 % los vecinos). Ese porcentaje nunca se distribuyó así: siempre el vecino pagaba más.

El Concejo derogó la contribución especial de gas, que había anunciado públicamente Corral. Pero —otra vez— “no se le dio el crédito” al intendente: el despacho sancionado fue de un edil opositor que ya tenía un proyecto casi igual con varias semanas en comisiones.

El Concejo intenta marcarle la agenda al primer mandatario. Se le criticó su decisión “unilateral” de que el Municipio pase a pagar el alumbrado público. Y hay varios proyectos para frenar las subas de multas. Uno de ellos intentó aprobarse desde el PJ, pero el FPCyS no acompañó y se necesitaban dos tercios de los votos; ahí están las diferencias opositoras.

Dos proyectos plantean modificar el modo de cálculo de la TGI. Y otra iniciativa para poner en el freezer la tasa vial —que se cobra a usuarios que tienen vehículos y usa la red de calles—, que se destina a bacheos. Nada de todo esto, de salir aprobado, le caería simpático al intendente. También se le rechazó un veto de Corral.

El Concejo parece una pulseada imaginaria a tres brazos: PJ, Frente Progresista y UCR-Cambiemos. El mandatario local observa los movimientos legislativos. Tracción de fuerzas de tres espacios políticos que ya piensan en posibles plataformas para pelear las elecciones del año venidero.