Después de cinco años, llega el primer disco

La Fanfarria Ambulante presenta “Música para jugar”

La Fanfarria Ambulante presenta “Música para jugar”

Fabrice Gautheron, Martín Testoni, Ricardo Rosa y Pablo Aristein, protagonistas de esta iniciativa.

Foto: Gentileza Pablo Martínez

 

Lisandro Plank

La Fanfarria Ambulante es un cuarteto musical y escénico que irrumpió en la escena santafesina a finales del 2013. En ese entonces, fueron convocados para participar del primer FestiClown en Primavera, y de manera rápida y un poco improvisada prepararon un show en clave balcánica y a cara pintada de blanco. Luego de ese punto de partida, esa estrepitosa mezcla de ritmos de la Europa del Este interpretada en clave clown comenzó a crecer y a consolidarse como una esperada novedad en la escena cultural de nuestra ciudad.

Desde el año 2015, después de algunos enroques en la formación, la Fanfarria está integrada por Pablo Aristein (saxo barítono), Martín Testoni (saxo soprano), Fabrice Gautheron (acordeón, de Francia) y Ricardo Rosa (batería ambulante, de Brasil). Las diferentes percepciones e influencias musicales de los músicos hacen que las canciones de la Fanfarria hayan adoptado formas y formatos impredecibles, generando una especie de banda litoraleña en donde la música klezmer se transforma en paso doble y la impronta balcánica se contagia con la cumbia y la milonga.

Luego de varios años, y con más de ciento cincuenta presentaciones en vivo, La Fanfarria Ambulante presentará su primer disco “Música para jugar”. La cita será en las instalaciones del Centro Cultural Provincial (Junín 2457) la noche del viernes 13 de julio, para contrarrestar las supersticiones, invitando a embarcarse en un viaje hacia lo inesperado.

En la antesala de una de las presentaciones más importantes para los ambulantes, dialogamos con Fabrice Gautheron “el franchute de la banda” como él mismo se presenta para desandar un poco la historia de esta innovadora propuesta musical y de cómo será la noche del debut del disco.

—¿Cómo se presentarían ante alguien que nunca los haya escuchado?

—Bueno, yo creo que no nos presentaríamos, simplemente tocaríamos. Que es un poco lo que hacemos, nosotros generalmente irrumpimos en un lugar, aparecen cuatro personajes con la cara blanca, con una estética de cine mudo, y aparecemos tocando. No hablamos ni cantamos. El lenguaje de la palabra no existe, sino que está el lenguaje de la música, del cuerpo y del humor. Pero jugando a responder a la pregunta, seríamos un cuarteto escénico musical que además conjuga el lenguaje del cuerpo y del humor. Un producto un poco único en su estilo, al menos en estas coordenadas.

—¿Podrían decir que su faceta más rica es en actuaciones en vivo?

—Nosotros siempre, pero siempre, pensamos nuestro arte pensando en el público. Nuestro enfoque está puesto en la cercanidad con el público y en la búsqueda de romper con la cuarta pared. Además intentamos tener otro tipo de contacto con las personas, apelando a la humanidad de cada espectador que nos ve. Y si bien cada uno de nosotros es músico, nos tiramos a la pileta y nos arriesgamos a que lo actoral tome un lugar importante para completar lo estrictamente musical. De hecho, ya hace un tiempo recibimos la dirección escénica y actoral de Malena Bravo, que es una muy nutrida profesora de teatro y de Clown, que desde su extensa experiencia nos ayuda a obtener los resultados que buscamos como conjunto.

Un poco inquietos

—En cuanto a su impronta estilística, ¿cuál es la forma de trabajar y componer para poder lograr la gran mixtura de géneros que proponen en sus canciones?

—Nosotros inicialmente empezamos a trabajar juntos en el marco del FestiClown del año 2013. En ese entonces nos convocaron Malena Bravo y Cristina Copes para que armemos una fanfarria. De esa manera, un poco en la urgencia de la convocatoria, decidimos escribir y transcribir arreglos de canciones balcánicas y klezmer en su mayoría. Con lo cual no hubo mucha creación en esa primera aparición, pero de la mano del gran bagaje musical de Pablo Aristein, sumado a que yo tocaba mucha música balcánica, pudimos ensamblar una buena actuación. Después, ya en el año 2015 es cuando se suman Martín Testoni y Ricardo Rosa comenzamos a trabajar de otra forma: seguimos eligiendo las canciones que nos gustaban, pero dejamos de lado un poco la parte cerebral, ya no escribimos tantos arreglos, para dar lugar a la creatividad grupal; de esa forma empezaron a aparecer mucho más los aportes individuales de cada uno nosotros, que resulta ser un trabajo que dura más tiempo pero con mejores resultados. Desde entonces, con la banda estable, trabajamos así: hay temas que venimos tocando desde 2013 y que le hemos hecho más de veinte versiones diferentes; eso no sé si es porque somos inquietos o inestables, no sabría decirte cuál es la palabra exacta.

Pero creo que en ese modo de trabajo es en donde se resume nuestra impronta musical, una dinámica donde cada uno aporta su visión y donde todos nos contagiamos de todos.

—¿Creen que el hecho de que varios de los integrantes sean oriundos de otros puntos del globo enriquece su propuesta?

—Claramente. Porque si no, los franceses no estaríamos comiendo asado (risas). Bueno, creo que es algo lógico, yo creo que nosotros por ahí no nos damos cuenta, pero siempre nos reímos porque yo soy el que habla un poco en el espectáculo, y mi acento le da un tono distinto al show;

... además, creo que en general cada uno tiene una percepción integral diferente del pulso de la música, de la melodía y del ritmo que es distinta en base a lo que fuimos escuchando desde niños y también sumándole luego los estudios que cada uno de nosotros hizo. Algunos tienen más formación jassística, de improvisación, que aparece mucho en nuestra música; después Pablo, que es judío, tiene un enorme bagaje en la música klezmer y yo que empecé a tocar música balcánica con un profesor de Bulgaria. También, en lo que refiere al formato de Fanfarria, en mi niñez en Francia, me crié cerca de un pueblo en el que había un festival de teatro y calle al que asistían 500 compañías, entonces se podría decir que empecé a estudiar el estilo desde muy pequeño y desde el lado del espectador. Entonces todo eso se refleja en nuestra propuesta y esa impronta actoral, que quizás aquí es un poco nueva, es algo que sucede hace mucho tiempo en otros puntos del mundo y ahí se ve como nos influenciamos los unos a los otros. Digamos que si fuéramos todos franceses, esto no tendría ese sabor a asado ni el picante ni la locura de la caipiriña.

—En sus shows en vivo, lo actoral enriquece lo musical ¿Es algo que pensaron desde el comienzo del proyecto o se fue dando a medida que su propuesta se consolidaba?

—Como te dije anteriormente, nosotros nacimos en el FestiClown, con lo cual nacimos en el ámbito de lo actoral. Entonces, desde ese principio ya tuvimos que pensar en maquillaje y vestuario y en el código escénico; sin embargo con el correr del tiempo fuimos consolidando ese estilo de Fanfarria de impronta europea. En la actualidad, si bien la música siempre es lo más importante, porque es lo que mejor hacemos, la cuestión escénica y actoral es algo que terminó ocupando un lugar igual de importante y al cual lo pensamos como una faceta que nutre y se retroalimenta con lo musical.

—Luego de cinco años de emprender este proyecto, estarán presentando su primer disco. ¿Con qué nos encontraremos al darle play a “Música para jugar”?

—Bueno, antes de darle play, vamos a abrir la caja. Ahí nos vamos a encontrar con un trabajo hermoso que realizaron algunas de las personas que trabajan en nuestro equipo; Agustina Illari, encargada de las ilustraciones, y Martina Ardissono y Julieta Garrione que se ocuparon del diseño. Entonces lo primero que vemos es una ilustración fantástica, que podría ser como un Guernica Feliz, si se me permite hacer esa osada comparación. Ya con lo visual encontramos una energía feliz. Ahí sí, al darle play es recomendable que no sea en un lugar de meditación porque no van a poder concentrarse mucho (risas). Es un disco que tiene mucha alegría, que da muchas ganas de bailar, con muchas canciones conocidas de las que hacemos hace tiempo, son seis temas para ser precisos, de los cuales cinco fueron grabados en el estudio y uno fue grabado en vivo y en directo. La mayoría de las canciones cuenta con arreglos nuevos, hechos exclusivamente para el disco. Este trabajo empezó en 2016 con algunas grabaciones en Arbolito estudio, pero la gran parte la hicimos el año pasado en el estudio de Bruno Leurino. Después, la mezcla estuvo a cargo de algunos de los chicos de la Fanfarria digamos, todos menos yo (risas), que terminaron de trabajar los detalles finales en conjunto con Ramiro Genevois. A varias de las canciones, las trabajamos con arreglos y con varios músicos invitados, generando acercamientos a ritmos que van desde la cumbia, paso doble y hasta la milonga. Pero en líneas generales, son temas que incitan al movimiento y a bailar por sobre todas las cosas, con el aditivo de que intentamos adaptar el formato de Fanfarria europea, más bien del Este del continente, a un estilo de Fanfarria made in Argentina, con adaptaciones a los ritmos de este lado del charco.

—¿Cómo es el show que están preparando para la presentación oficial del disco en el Centro Cultural?

—Nosotros, en estos años, hemos tocado muchísimo, de hecho tenemos más de 150 actuaciones en este recorrido. Pero lo que vamos a hacer en el teatro tiene una preparación especial. Para eso, venimos trabajando hace mucho tiempo con Malena Bravo en todo lo concerniente al lenguaje actoral y escénico, de manera que vamos a ofrecer una puesta en escena mucho más prolija. Desde hacer Yoga y practicar respiración, venimos proyectando la presentación de “Música para jugar” como una mezcla entre una obra de teatro y un concierto; un híbrido, una fiesta. Además contaremos con invitados de lujo; viene desde Buenos Aires, Tenaza (que dicho sea de paso, también brindará un taller de Clown al otro día) que será nuestro presentador y que provocará inevitablemente las risas de los espectadores. También participará el reconocido Trompa, integrante del grupo La Tramoya, que al igual que Tenaza irá reforzando la clave actoral del espectáculo. Y habrá muchas otras sorpresas, pero no quiero adelantar tanto; lo que sí es seguro, es que será una noche en la que la risa, la música, el humor y el movimiento serán los principales vectores de un mundo lleno de imaginación que se creará dentro de las instalaciones del Centro Cultural Provincial.

—¿Cuáles son los proyectos para lo que queda del año?

—Bueno, nosotros hace mucho que estamos apuntando a intentar llevar nuestra propuesta a la mayor cantidad de lugares posibles. Tanto dentro de la provincia, como del país, y por qué no en países vecinos. Después, hablando de lo concreto, tenemos el FestiClown en septiembre, en donde participaremos nuevamente; y más llegado el verano la idea es poder llevar a cabo una gira por la Patagonia, para lo cual ya estamos realizando algunas gestiones. En cuanto a lo musical también estamos pensando en componer nuevas canciones siempre buscando un estilo innovador de Fanfarria argentina, o más bien una Fanfarria litoraleña, que es un poco hacia donde fuimos desembocando luego de estos años de trabajar juntos.

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Ilustración de Agustina Illari, parte de la gráfica del disco.

Foto: Gentileza producción