Peisadillas

¡Toc, Toc! ¿Quién es?

32-IMG435.jpg

Carlos Mario Peisojovich (El Peiso)

Mi Peisadilla sabática, así, en minúsculas, ya que no se refiere a Sábato, ni tampoco a “sobre Eros y Timbas...” hoy mi sueño ¿de quién es? ¡Del pícaro portugués!, y como siempre, tiene música, y en esta Peisadilla cuasi Lusitana el ritmo es de un “fado”, pero esta melodía no me dolía por un enfado, sino por re-cuerdos y re-locos de un paseo de “Abril en Portugal”, que repleta de imágenes “soníricas” (Definición pura y exclusivamente peisonal y sin el ánimo de autoelogio, pero sí lógico, porque en esta ocasión es original: Sueños con Música) fluían etéreas y en estéreo. El sonido de un tranvía de la siempre actual “Lisboa Antigua”, sus ventanales floridos escapándose hacia el mar y el Fado que es la banda de sonido de esta hermosa ciudad, que sus letras cuentan cantando sus experiencias de vida, ritmo autóctono, folclórico y telúrico por excelencia con el que viven, entonan y sueñan los lisboetas y los afortunados visitantes de Lisboa, la tierra del “Jinginha”, oscuro y rojizo licor fermentando de cerezas, transparente y sanguíneo como los atardeceres en las costas del Tajo... qué sensual experiencia flotar en sus tranquilas aguas que adormecen los sentidos tanto como ese dulce licor, que según los que saben y beben, debe tomarse después de (...), durante, pero nunca antes.

Coincidiendo con mi sueño lusitano, sus aguas volátiles, que flotaban en el aire, me recordaban a aquel talco boratado y perfumado que sutilmente espolvoreaban mi culito de bebé, similares a los culitos de los cupidos esculpidos de los puertos de Oporto, que apuntaban con sus vergüenzas aireadas a las vergüenzas de las sinvergüenzas desairadas.

Necesito de Madeira, que se viene la tormenta y me hundo...

¡Toc, toc! ¿Quién es? La pícara de apellido francés... que habla muy bien el inglés, diciendo: vengo a daros “A Little help from my friends” (una pequeña ayudita a mis amigos). “Help” (¡Socorro!). Los Beatles siempre tuvieron algo para decir, y ellos siempre suenan en mis sueños y en mis desvelos.

Nosotros fuimos a pedirle ayuda monetaria al FMI para tener más liquidez. La Palabra Ayuda no solamente es “socorrer a alguien”, ya que una de sus definiciones menos conocida expresa textualmente: Líquido que se inyecta en el intestino por el ano con fines laxantes, terapéuticos o analíticos. Cagamos...

Sin lugar a dudas, pero sí a deudas, esto no es novedoso en nuestra patria financiera. Nuestro país, orgullosamente nombrado en las postrimerías de nuestra civilización libre pensante y liberal como el granero del mundo, enjauló sus esperanzas en vacas vivitas y coleando y actualmente futuriza sus deseos lejanos en una vaca muerta. Animalada de país tenemos, nuestra historia reciente se nutre de tortugas, gorilas, morsas, burros, pingüinos, yeguas, chivos y gatos. Como dijo George Orwell en “Rebelión en la granja”: “Todos los animales son iguales, pero algunos son más iguales que otros”.

Al sur del sur, nuestra tribu tributa tributos, y nuestros caciques chamanistas, que interpretan los sueños, nos llenan de verdades dolorosamente improbables de contenidos vacíos y superfluos, los rebeldes de la comunidad se llaman a silencio, otros denuncian, e impávidos los demás creen en las encuestas, que nos cuesta creer. ¡¿Y cuánto cuestan?! ¿Son creíbles? ¿O solamente buscan crear tendencia según el interés de quien paga para quien pregunta? Hemos sido testigos de que muchas de estas encuestas les han dado una mano hasta a aquel que no la tiene.

Dólares son dolores de cabeza, que no sólo nos hacen doler el mate sino también otros órganos “inflacionados” de nuestro cuerpo más o menos humano. En una de las Peisadillas publicada en la Revista Nosotros el 19 de Mayo titulada “ECO NO... Micos (Umberto a la izquierda, gorilitas a la derecha), hice mención con mi alocada manera de compartir mis sueños al FMI (Fabulosos Macaneos Inigualables). Hoy, mi querido compinche soñador, los execrables plumíferos voladores comedores de excrementos (buitres) vienen del norte con garras afiladas. YPF (You Pay Fools), ustedes paguen, tontos.

¡Toc, toc! ¿Quién es? Los que vamos a pagar otra vez.