SE DIO EL RESULTADO QUE PODÍA DARSE, PERO...
Colón lo hizo más perdible
Domínguez plantó línea de cinco pero a los 15 minutos ya perdía; jugó sin “9” y no tuvo profundidad. Colón no disimuló sus carencias defensivas y recibió otro golpe con goles en la Superliga.
La cara de Erik Godoy y su gesto lo dicen todo. El defensor sabalero se retira del campo de juego de la Bombonera en medio de una decepción por la derrota consumada.
Foto: Matías Nápoli
Enrique Cruz (h)
(Enviado Especial A BS. AS.)
Vale una aclaración antes de cualquier análisis: el partido más importante de Colón es el del jueves que viene. Lo ideal habría sido llegar mejor y no arrastrando una derrota. Pero el gran objetivo es pasar la serie ante el Junior. Y el de ayer, era el partido del medio de la seguidilla de 5 en 17 días. Por ende, el más complicado de todos, porque en el medio de los dos choques con Junior, invariablemente necesitaba una rotación. Y es posible que, aunque más no sea inconscientemente, los jugadores también pensaban en que el del jueves es el partido que nadie se quiere perder.
Hecha esta aclaración, otra consideración: Boca también tiene la mente puesta en el jueves, porque tiene que definir ante Cruzeiro. Pero hay una diferencia de bolsillo y, por ende, de jerarquías individuales, que marca distancias entre un equipo y otro. Boca puede darse lujos que ni Colón ni ningún otro equipo del fútbol argentino se pueden dar, salvo que se trate de River (porque ni siquiera se puede sumar a los otros grandes a esta “bolsa”). Y el “alternativo” de Boca es absolutamente relativo. ¿O acaso no cree que Peruzzi, Olaza, Villa o Espinoza no serían titulares en cualquier equipo? Y en Boca son suplentes.
Ahora sí, vamos al grano: ¿qué podía hacer Colón ante esta circunstancia? En la cabeza del técnico, pasó algo que no se dio. Puso línea de cinco en el arranque (Bastía de central) y a los 15 minutos ya perdía. Ahí, se le desmoronó la estrategia, porque la línea de cinco que tan buen resultado le dio ante San Pablo, perdió inmediatamente su utilidad desde el momento en que el equipo tuvo que salir a buscar. Por eso, aquella posición inicial de Bastía en el fondo duró poco tiempo y enseguida pasó a jugar a la mitad de la cancha. El primer objetivo de la estrategia, que era el de hacer un partido lo más largo posible con el arco en cero, no se cumplió.
Vayamos a lo otro, a analizar qué tenía Colón para lastimar al rival. Es cierto que en el juego no hubo diferencias (el partido fue bastante parejo) y que Colón creó algunas situaciones frente al arco rival. Pero, ¿qué tenía como argumento claro de gol?, ¿Alan Ruiz jugando de “9”?... Esta versión de Alan Ruiz dista mucho de aquella que jugó grandes partidos en la era Franco. Y si bien tuvo cierta tendencia a jugar un poco más arriba que de costumbre, sigue siendo un jugador alejado del arco rival. Y esto lo convierte en inofensivo y muchas veces hasta intrascendente, perdiendo pelotas, jugando sin profundidad y sin provocar riesgos. El segundo objetivo de la estrategia, que era el de buscar el arco rival sin delanteros y con la llegada de volantes, tampoco se cumplió.
Veamos otras cuestiones que sirvan para el análisis: Colón tiene dos laterales que se proyectan, como Clemente y Toledo. Después, podemos discutir si lo hacen bien siempre o sólo a veces, pero son jugadores que van. La pregunta es: ¿se puede jugar con laterales que se proyecten pero sin tener una referencia de área? Es difícil. Los marcadores van a llegar a tres cuartos de cancha o hasta el fondo y van a buscar el centro, pero la pregunta se impone: ¿para quién? Puede llegar alguna vez Mariano González (como lo hizo en el final del primer tiempo para cabecear una pelota en forma desviada), o Bernardi, pero no son jugadores acostumbrados a merodear adentro del área. No es su hábitat natural, como tampoco parece ser el de Alan Ruiz.
Boca ganó con lo que le faltó a Colón. Tuvo más agresividad, más profundidad. Fue más eficaz, algo que en el fútbol de hoy “paga doble”. Y en contrapartida, Colón terminó fallando en las dos áreas, algo que inevitablemente termina marcando el resultado e inclinándolo para el equipo que tiene más precisión y oportunismo en ese sector decisivo de la cancha.
En el análisis general, preocupa que a Colón le marquen goles, prueba clara y contundente de que el equipo ha perdido esa solidez que gozaba en otros tiempos. Y también está claro que estas circunstancias coperas, que lo llevaron a enfrentarse con Atlético Tucumán, Independiente y Boca, de visitante, que tenían la cabeza puesta en sus compromisos internacionales y lo recibieron con suplentes. Y en los tres partidos, Colón perdió y le marcaron 8 goles.
Siempre en este terreno de las cuestiones generales, a la pérdida de solidez defensiva, se agrega esa falta de profundidad. A la Boca fue a jugar sin “9”. Correa lesionado, Leguizamón al banco, Sandoval otra vez excluido de los planes del DT y Alan Ruiz “inventado” en una función que no desempeña. Después, el técnico lo saca a Mariano González (era uno de los mejores) para poner a Bueno a abrir la cancha y tirar centros para nadie, hasta que advirtió eso y lo metió a Leguizamón por Bastía, dejando en la cancha a Fritzler para seguir corriendo y desgastándose, en un partido que estaba definido. Si Fritzler va a jugar el jueves, la pregunta es: ¿por qué no lo sacó a él para preservarlo, como seguramente lo hizo con Estigarribia, y lo dejó al “Polaco” para que termine el partido? Quizás lo haya visto cansado. Sólo si es así, se justifica esa elección.