Entrevista al licenciado en Psicología Lucas Malaisi

Educar emociones, la clave para salir del “relato salvaje” en el que gira la sociedad

El especialista en educación emocional asegura que desarrollar habilidades como la empatía, el autoconocimiento o el manejo de problemas es la única salida para superar la conflictividad y la violencia social que se vive a diario. Insiste en alfabetizar las emociones desde la edad temprana.

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Malaisi: “La inteligencia emocional va a permitir mejores relaciones humanas, un mundo más gentil, más sano”.

Foto: Luis Cetraro

 

Redacción El Litoral

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“La inteligencia emocional es responsable del 80 % del éxito que podemos alcanzar en nuestras vidas”, dice Lucas Malaisi, psicólogo, presidente de la Fundación Educación Emocional Argentina, experto en la temática de la Educación Emocional (EE). Lo dice con certeza y en base a consensos científicos. Ese éxito no se limita a tener la mejor casa, el coche último modelo ni ninguna otra posesión material valiosa: simplemente el éxito al que alude es lograr lo que uno realmente quiere ser.

Pero está la cuestión de la sociedad actual, en su “relato salvaje” cotidiano que gira como sobre un eje en falso: los niveles de locura y alienación urbana, con los bocinazos de conductores que se putean unos a otros; la violencia en las esquinas, a puños y armas; la otra violencia, la verbal y simbólica en ámbitos domésticos; el bullying en las escuelas, los ataques y la ira en las redes sociales o en los grupos de WhatsApp. Es una patología de época. Y como lo “punitivo” no dio hasta ahora los resultados más esperados, queda esa otra opción: enseñar a educar emociones desde la niñez.

Las llamadas life skills (habilidades para la vida) son diez: Autoconocimiento; Empatía; Comunicación asertiva; Relaciones interpersonales; Toma de decisiones; Manejo de problemas y conflictos; Pensamiento creativo; Pensamiento crítico; Manejo de emociones y sentimientos; Manejo de tensiones y estrés. “De esas 10, seis son habilidades emocionales”, explica Malaisi en diálogo con El Litoral. El experto visitó la ciudad para dar una charla en una jornada abierta.

Al desarrollar habilidades emocionales en los más chicos, “nos adelantamos a eventuales problemas. Porque se reducen las posibilidades de que tengan, por ejemplo, reacciones violentas con otros, o aún peor, intentos de suicidios o cuadros depresivos. La EE nos sirve para anticiparnos a estos episodios, porque con habilidades emocionales ellos pueden tomar conciencia de sus sentimientos, los pueden expresar y gestionar asertivamente”, profundiza.

Pero el trabajo sobre la EE no tiene resultados inmediatos. Éstos se ven a mediano o largo plazo y la clave es sostener en el tiempo la enseñanza de habilidades emocionales. “Buscamos que la EE tenga un alcance sistémico: la clave es llegar a espacios sociales y a muchas escuelas, muchas de éstas están en contextos de vulnerabilidad social. Éstas son las que más necesitan de estas propuestas”, agrega Malaisi. Están demostrados los resultados positivos que genera la EE: “Hay consensos y posturas unánimes sobre esta aseveración a nivel científico. De hecho, desde Naciones Unidas se está pidiendo que los países trabajen los habilidades emocionales desde la edad temprana”.

En la escuela

La EE tiene como bastión principal a la institución escolar. El cambio debe empezar en las aulas. Y ya hubo avances: “En Corrientes y en Misiones se aprobaron leyes provinciales por las cuales se incorporan contenidos de la Educación Emocional en las currículas escolares de todos los niveles. Se está implementando vertical y a la vez, transversalmente: es decir, hoy se trabaja en forma conjunta con otras asignaturas, y más adelante se van a crear espacios curriculares donde se trabajará exclusivamente las emociones con los chicos”, comenta.

En este proceso hay tres actores centrales: los niños, los padres y los docentes. “Los tres pilares de la EE son el trabajo con los chicos en las aulas, enseñar EE a padres y a los propios docentes. Pues si ni los padres ni los docentes tienen conocimientos sobre estas habilidades, va a ser muy difícil que los chicos puedan alfabetizarse desde las emociones”, advierte Malaisi.

Por eso es tan importante la capacitación en los docentes, con estas tecnologías del conocimiento que son de vanguardia. Para el psicólogo, “los contextos han cambiado. Hay que aggiornar al educador. Hace un siglo padecíamos el lecto-analfabetismo; hoy padecemos el analfabetismo emocional. Entonces, hay que ayudar a los docentes para que le puedan hacer frente a este nuevo analfabetismo del siglo XXI”.

Los adultos y la “grieta”

—Hoy se ve a diario esa “grieta” política y sociológica entre quienes defienden a la ex presidente Cristina Fernández de Kirchner y el actual presidente, Mauricio Macri. El nivel de virulencia se expande por las redes sociales. La alfabetización emocional, ¿puede sacarnos de este divisionismo, que es típico del ser argentino?

—Sin lugar a dudas, estoy convencido de que llegaremos a eso. El caso es que trabajar con un adulto es más difícil. Si desarrollamos estas habilidades de aceptación y tolerancia, de autoconocimiento desde la temprana edad, en un futuro, en las nuevas generaciones, vamos a tener una sociedad donde se va a poder alcanzar un “metaacuerdo del desacuerdo”. ¿Qué quiere decir esto? ‘Vos pensás distinto, ¡y está todo bien!’.

Un futuro posible es donde podamos pensar todos, opinar y que no nos estemos matando por nuestras opiniones. El camino para salir adelante como país, e incluso para superar esa “grieta” es la educación. Y, fundamentalmente, el desarrollo de habilidades emocionales.