CORO DON BOSCO

“Crecimos rápido y bajo un método diferente”

Inspirado en la impronta del Papa Francisco y arraigado al carisma salesiano, el conjunto vocal que reúne a niños de 8 a 13 años logró trascender los límites de la parroquia con su espectáculo “Don Bosco canta: la gira”. En diálogo con El Litoral, integrantes del equipo de producción resumieron que “lo que más resalta es la paz”. Hoy, actuarán en la Feria Artesanal del Mundo y Comunidades Indígenas.

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Martín Batistela, Nicolás Calloni y Julieta Almazán. Foto: Flavio Raina.

 

Leonardo Pez

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El pasado 6 de septiembre, El Coro Don Bosco presentó ante un importante marco de público su espectáculo La Gira. Formado en el 2008 en el seno de la parroquia, fue en el año 2015 cuando se constituyó como coro extralitúrgico, y actualmente está conformado por 26 coreutas de 8 a 13 años. El equipo se completa con músicos jóvenes, muchos de ellos del Instituto Superior de Música (UNL), en guitarra, bajo, ukelele, mandolina, violín, piano, flauta traversa, trompeta, bongó y percusión; técnicos (iluminación, sonido, telonero y operador de medios audiovisuales) y la colaboración de padres y ayudantes de diversos grupos de la Parroquia. Luego de participar en los encuentros corales de la Facultad de Derecho -junto al Coro de Niños de la UNL-, el Coro Don Bosco estará presente hoy en la Feria Artesanal del Mundo y Comunidades Indígenas, con una mezcla de canciones de La Gira. El Litoral dialogó con tres integrantes del equipo de producción: Martín Batistela (producción), Julieta Almazán (dirección vocal y técnica coral) y Nicolás Calloni (dirección musical).

Intercambio cultural

Originalmente, “la idea era organizar una muestra, aprovechando el teatro y el equipamiento, con el fin de hacer algo para el público y apuntando a ayudar a las personas en lo que podamos”, reconstruye Batistela. En julio de 2016, subieron la apuesta y se realizó la primera edición del “Don Bosco canta” en el teatro San Juan Bosco. “Teníamos la intención de llevar un hilo conductor del espectáculo, y ahí creamos “Don Bosco canta: la gira”. Fue creciendo, pasó de la voz al baile, se sumaron países y coreografía, lo que le ha agregado dinámica y movimiento al escenario”.

—¿Qué recuerdos guardan de la presentación en el Centro Cultural Provincial?

Martín Batistela: —El espectáculo fue planteado como un show. Trataba de tener a la gente atrapada todo el tiempo, y hacerla partícipe de lo que estaba viviendo en la gira. Incluso, las entradas tenían un país y la gente trataba de alentar a su país. Los chicos salieron desde atrás, se metieron entremedio del público, con valijas, se representaron todas las características de una auténtica gira.

Julieta Almazán: —Todo el tiempo cambiaban las masas sonoras. Había partes instrumentales, cantaba el coro, tocaban los músicos, un conjunto vocal, formado por tres estudiantes de canto (Sol Pereyra, Candelaria Acutain y Lucas Morales). Ellos representaban a los nativos de cada lugar y después había una especie de intercambio cultural, un encuentro de culturas, en el cual se les entregaba algo de ese país y ellos tomaban algo del nuestro. Queríamos que los chicos se interesaran y supieran de la cultura que estaban representando (a través de las letras en otros idiomas, los arreglos vocales y corales, y la coreografía)

Nicolás Calloni: —El espectáculo fue muy dinámico y variado. Se aprende sobre los países y sobre el trato con el otro. A nivel musical, también tratamos de buscar lo característico de cada país, aunque no tengamos los instrumentos autóctonos. No es lo mismo el rasguido español que el mexicano.

—¿Cómo estuvo estructurado el concierto?

J.A.: —Duró aproximadamente dos horas y fue organizado en dos partes de cinco países cada una. Estuvo estructurado siguiendo el mapa de un avión que iba de país en país.

M.B.: —La presentación de cada país se hacía con un video que podía ir acompañado de música en vivo y un video de imágenes representativas de cada país, como para que la gente esté presente en el lugar donde está la cultura. Después de ese video, cantaban los chicos en la representación.

La Gira

—¿Cómo fue la preparación del espectáculo?

M.B.: —Está muy armado, ya que lo trabajamos desde principios de año. Normalmente, cantamos en la Misa (porque sigue siendo un Coro de la Iglesia) y después se ensaya. A medida que se acerca la fecha, vamos sumando ensayos, siempre dependiendo de las presentaciones.

J.A.: —En las jornadas y peñas, todos cantamos. Los sábados, cuando tenemos ensayos, hacemos juegos. Dividimos el tiempo para no perder la humanidad del grupo. Además, hay chicos que van a talleres de piano (con Nicolás Calloni), guitarra (con Martín Batistela) o canto (con Julieta Almazán), o sea, que no sólo están entrenados en lo vocal, sino también en lo musical.

—La gira trabaja con Argentina, Brasil, España, Estados Unidos, Ghana, Hawaii, Italia, Japón, México y Puerto Rico. ¿Qué buscaron con la elección de cada lugar del mundo representado?

J.A.: —Me encargué de buscar el repertorio. Tenían que ser canciones que estén dentro de lo que podíamos hacer y de lo que podíamos aprender en cuanto a idioma. Me focalicé mucho en lo que significaban las canciones. Por ejemplo, Ghana tenía muchas más letras espirituales o que tenían más que ver con los valores que buscábamos representar. El hilo conductor de la gira es tomar la mejor parte de cada país. Estados Unidos tiene tanta diversidad que no hay una sola cosa que lo caracterice, pero buscamos ser fieles a lo más popular de ese país.

Amigos

—¿Cómo describirían al Coro Don Bosco?

M.B.: —Es un coro muy cercano, que creció rápido y bajo un método diferente. No tratamos de que sea una escuela, sino un grupo unido de amigos que hacen lo que les gusta. Nuestra forma de trabajar está arraigada al carisma salesiano. Nos influyó mucho cuando el Papa nos dijo: “Salgan a la calle”. A lo mejor, nosotros no lo hacemos religiosamente, pero todo nuestro repertorio es muy cuidado en los valores que transmite. Si el público presta atención en el detalle de cada canción, en cómo está representada la gira, lo que más resalta es la paz. Porque nosotros estamos valorando la diversidad de las culturas -no sólo en la parte escénica-: los chicos aprenden lo que tiene el otro que lo hace diferente. Además, tiene un sentido solidario: tratar de ayudar de una forma eficiente, por ejemplo, a comedores comunitarios.

 

Responsables

Martín Batistela (25 años) se formó en guitarra y charango en el Instituto Santafesino de Danza y en canto libre. Julieta Almazán (21 años) estudia Profesorado de Música con Orientación en Canto en el ISM. Nicolás Calloni (27 años) está cursando el Profesorado de Música en el ISM y se especializa en piano.