Concluyó la cumbre de la UE

May confirmó que podría extender el plazo de transición después del “Brexit”

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La primera ministra de Reino Unido, Theresa May, habla con los medios a su llegada a la cumbre de jefes de Estado y de gobierno de la Unión Europea.

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Redacción El Litoral

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La primera ministra británica, Theresa May, se mostró hoy públicamente abierta a considerar la propuesta de extender el plazo de transición después del “Brexit” para evitar que haya una frontera entre Irlanda del Norte y la República de Irlanda.

Esa es una de las ideas que hay sobre la mesa, pero se trataría solamente de unos pocos meses, subrayó en Bruselas la dirigente, que se mostró de todos modos segura de que no será necesario llegar a esta opción de emergencia.

Ante el bloqueo en las negociaciones sobre el acuerdo del “Brexit”, la salida del Reino Unido de la Unión Europea (UE), prevista para finales de marzo de 2019, la UE propuso como posible solución alargar el período de transición. Hasta ahora, esta fase está fijada hasta finales de 2020. Durante esos meses no habrá grandes cambios pese a que oficialmente el país ya no estará en la Unión.

La UE propone prolongar la transición un año más y aprovechar ese tiempo para negociar un pacto definitivo con Londres, pero los euroescépticos británicos rechazan esta posibilidad y quieren una salida más rápida de la UE. Londres no recibiría nada a cambio de esa prolongación, criticó hoy el diputado Ian Duncan en declaraciones a la BBC.

Por su parte, los ex ministros de Exteriores Boris Johnson y del “Brexit” David Davis alertaron hoy en una carta abierta que publica el “Daily Telegraph” que de esa forma May mantendrá al país “en el purgatorio de la permanencia en la unión monetaria”.

May dijo hoy que la extensión únicamente se produciría si hasta finales de 2020 no hay acuerdo sobre las futuras relaciones entre ambas partes, y que esto es algo que no es previsible. Su Gobierno trabaja para que hasta entonces estén cerrados todos los asuntos sobre la asociación económica y de seguridad. La UE y Reino Unido están de acuerdo en que no debe haber una frontera que divida la isla de Irlanda, añadió.

En concreto, la primera ministra señaló: “Si hay un vacío entre la fase de transición y el momento en el que entren en vigor las futuras relaciones (...), queremos garantizar que no haya una frontera dura entre Irlanda del Norte y la República de Irlanda”.

Las garantías de que se mantenga abierta la frontera -el llamado “backstop”, en español “malla de protección”- es el principal escollo en las negociaciones del “Brexit”. Se teme que una división de la isla con controles fronterizos y aduanas haga resurgir los antiguos conflictos entre ambas Irlandas.

Sin embargo, Johnson y Davis consideran que las negociaciones sobre ese plan suponen una violación de la soberanía británica. Ambos consideran que los controles fronterizos son innecesarios y exigen una clara ruptura con Bruselas y negociaciones directas sobre un futuro acuerdo de libre comercio con la UE a ejemplo del que tiene el bloque europeo con Canadá.

El margen de maniobra de May dentro del país es escaso. Su Gobierno en minoría depende del apoyo del protestante norirlandés Partido Unionista Democrático (DUP), que no quiere permitir en ningún caso un estatus especial o cualquier distinción entre Irlanda del Norte y el resto del país sólo para evitar los controles fronterizos.

El problema es que la alternativa pasa por que el país entero siga en la unión aduanera para evitar controles fronterizos y eso es lo que rechazan los más radicales dentro del partido de May. Tanto los disidentes conservadores como el DUP amenazan con retirar su apoyo al Gobierno de May, dejándola en una posición muy delicada pues tampoco puede contar con el apoyo de diputados proeuropeos.

Hasta ahora es totalmente incierto cómo pretende lograr el visto bueno en el Parlamento de Londres de cualquier compromiso que adopte con Bruselas, pues será necesario que lo ratifique la Cámara legislativa.

Medios británicos creen que May está ganando tiempo para no poner en peligro la aprobación de los presupuestos en el Parlamento británico a comienzos de noviembre.

Reino Unido abandonará la UE el 29 de marzo del próximo año. El riesgo de que lo haga sin un acuerdo que regule el “Brexit” es el casos y drásticas consecuencias económicas en numerosos sectores.

La UE, por su parte, criticó el miércoles en la cumbre en Bruselas la falta de avances, y especialmente que May no hiciera nuevas propuestas para desbloquear las negociaciones, pese a su reiterado optimismo.