Llegan cartas

La historia se repite

RUBÉN MAGNAGO (*)

DNI. 6.354.485

Se cumplieron 100 años de la firma del armisticio de la Primera Guerra Mundial. Se firmó el 11 del mes 11, a las 11 hs, del año 1918, que duró 4 años y 4 meses; oportunidad en que murieron 17 millones de combatientes. En los campos de batallas quedó para la memoria: barro, frío, hambre, sudor y sangre. El ejército alemán y austro-húngaro, después los italianos, fueron derrotados. Cuando EE.UU., en 1917, intervino en el conflicto a favor de Inglaterra y Francia, los ingleses vieron la oportunidad de comprarle todas las acciones alemanas al hijo de Harteneck, que tenía en La Forestal argentina, en el norte santafesino.

Aclaro: al comienzo La Forestal fue alemana y francesa. Poseía 2 millones de has, tres fábricas de tanino, tres puertos y una tela de araña de vías férreas, de abundante ganado. Las acciones de La Forestal cotizaban altísimo en la Bolsa de Londres, porque fueron dueños del monopolio mundial del tanino, y para esa época, la fuerza automotriz era rudimentaria.

Ambos ejércitos necesitaban cuero curtido con tanino argentino, ya sea para los arneses de su caballería como para sus soldados, borcegos, cintos, cartucheras, correderas, etc.

La Forestal les proveyó a los dos ejércitos; además vendió durmientes, postes y vigas para los ferrocarriles de toda Sudamérica. Justo en esa época, en vísperas de despedir el año 1913, se reúnen en casa de visita de Villa Guillermina, el gerente, el juez de paz, el comisario. Al brindar el gerente dijo: “Exuberantes ganancias obtuvimos, pero no dio la cifra”. La Forestal pagaba, por todo concepto, 800 mil pesos a la Argentina y por los mismos rubros a Inglaterra le abonaba 9 millones de libras esterlinas.

Pero ¿qué ganancias obtuvimos los argentinos, en los 50 años de explotación del quebracho?: sólo pueblos en decadencia, que tuvieron el único camino de emigrar en su mayoría, a poblar las villas de emergencia.

Los ingleses, para comprar las acciones a Harteneck (alemán), desde 1919 al 22 provocaron 4 huelgas, haciendo caer el valor de las acciones, acompañados de sindicalistas de la FOA (Federación Obrera Argentina), embarcados y ferroviarios. Además la prensa amarilla, que gritaba el lockout patronal...

Al finalizar un juicio que duró un mes, le compraron todas la acciones al hijo de Harteneck.

La historia se repite... no aprendimos nada... de nada.

(*) Docente jubilado