Llegan cartas

Infancia, divino tesoro

MARGARITA GIORDANINO

margaritagiordanino @hotmail.com

¡Cuidar el tiempo de infancia! ¿Cuándo, quiénes, dónde, de qué modos?, así nos interpelan nombrecitos de: niño, nene, chico, pibe, gurisito, guagua, chango, “locos bajitos” que son ternura, tropel, puridad y alas que convocan... Esa primera infancia, creación, exploración y experimentación, debe ser preservada y atendida con especificidad en acciones cotidianas y prioritarias para ir, desde temprano, derribando desigualdades; la vulnerabilidad no debiera, ¡no debe lastimar a la niñez!... Y como reconocimiento y ponderación son saludables, nos llena de alegrías el compromiso revelado con la Educación Inicial y prodigado en los Jardines Maternales de gestión municipal, con 2.400 niñas y niños en 16 instituciones presentes en los barrios, otra ya preinscribiendo y presta a recibir a unos 200 en un espacio de Chalet y licitándose la Nº 18, en Santa Marta. En Barranquitas la experiencia es compartida con Los Sin Techo y hay más de 30 Centros de Cuidado Infantil en 25 localidades de la provincia con más de 2.000 niñas/os de 0 a 4 años, respondiendo a necesidades de las familias destinatarias, en ámbitos rurales y urbanos, advertidos por la OIT como valiosa y efectiva práctica para prevención y erradicación del trabajo infantil. Está, también, la presentación del proyecto para la Creación del Sistema Provincial de Educación para la Primera Infancia a cargo del diputado Ing. Rubén Giustiniani y otros.

La alfabetización inicial para la apropiación de saberes socialmente significativos alcanza habilidades emocionales, motrices y expresivas, junto a la consideración de cuestiones irrefutables, que como sujetos de derechos tienen derecho al cuidado, protección, alimentación y a la mejor salud y educación para el crecimiento cognitivo en un desenvolvimiento pleno, aprendiendo a hablar y a escuchar, promoviendo solidaridad, confianza, amistad, conocimiento y respeto a sí mismos y a los demás en el encuentro con otros. Se contempla, además, el acompañamiento en la vida de las familias y la comunidad en interacción compartiendo crianzas desde los 45 días-, objetivos ya presentes en la Ley Nacional de Educación.

Cuidar y educar a los más chicos es tarea tan hermosa como compleja; complejidad que pone a los adultos en situaciones de mucha seriedad y empeño. En fin... cuanto más pequeños, más responsabilidad.

Pensarlos y reflexionarlos como niños no significa infantilizar el vínculo educativo, sino mantener atentas miradas múltiples, con una pregunta abierta y activa acerca de la infancia, con intencionalidad pedagógica, sostenida en una creciente posibilidad de ser, al escuchar lo que tienen para decirnos: a familias, docentes, servicios de salud, organizaciones de la sociedad civil. Las obras mencionadas y realizadas en contextos de surgimiento de necesidades sociales son experiencias formativas más allá de lo asistencial- en búsqueda de una auténtica equidad y hablan de los hacedores. ¡Felicitaciones a todos ellos!