Insólito

Un psicólogo de la Policía secuestró el perro de su tía

El profesional tiene 43 años y fue detenido en su oficina de la División de Medicina Legal. Entró a la casa de la mujer (tenía la llave), le robó y se llevó a la mascota. Luego pidió rescate y dejó una cinematográfica nota amenazante.

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Spaidy fue recuperado sano y salvo en la ciudad de Recreo.

Foto: El Litoral

 

Joaquín Fidalgo

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Dos hombres fueron detenidos, acusados de robo y extorsión en un caso que tiene ribetes difíciles de creer.

Uno de los delincuentes tiene 43 años y hasta esta semana cumplía importantes labores como psicólogo dentro de la Policía de la provincia.

Todo comenzó el pasado domingo 10 de febrero, en barrio Candioti Norte, más precisamente en una vivienda de calle Mitre al 3900.

Ese día, la mujer -ya jubilada- se apuró para salir de su casa para llegar a tiempo a la misa de las 20 en una parroquia cercana.

Minutos después, llegó a ese domicilio un sobrino de la anciana, un hombre de 43 años que es psicólogo de profesión y tenía un importante cargo dentro de la Unidad Regional I.

Este sujeto entró al inmueble con la llave que su misma tía le había dado. Ella confiaba plenamente en él.

El hombre metió en sus bolsillos los ahorros de la mujer, billetes en pesos y dólares, y también su teléfono celular. No necesitaba revolver los cajones para saber dónde su familiar guardaba la plata, pero igualmente dio vuelta todos los cajones para disimular.

Pero su plan no terminaba ahí. La dueña de casa no vivía sola. Estaba acompañada de su querido Spaidy, un perro mestizo de pelaje negro, patas beige y hocico blanco, prácticamente un “hijo”, de seis años de vida. Sabía perfectamente que ella era capaz de hacer cualquier cosa por su mascota, así que también se la llevó.

Sobre la mesa dejó dos notas amenazantes, una escrita a mano (por un cómplice) y otra con palabras recortadas de revistas. En ellas, le advertía que si no pagaba una elevada suma de dinero iba a matar a Spaidy.

El extorsionador llevó al perro hasta la casa de un amigo, en la zona rural de Recreo. A este hombre le mintió para que se lo “cuide”. Le dijo que su dueña estaba internada.

Luego, con un cinismo mayúsculo, fue a buscar a su tía a la salida de misa y la acompañó a casa. Entró con ella y la consoló cuando vio todo “patas para arriba” y leyó las amenazas.

Al día siguiente, la mujer recibió un llamado telefónico. Era el “cómplice”, quien le indicó que si quería volver a ver vivo a Spaidy tenía que llevar un paquete con el dinero hasta un cesto de basura de la Plaza de las Banderas (entre calles Marcial Candioti, Necochea, Juan del Campillo e Iturraspe).

Posiblemente todo hubiese quedado en la nada, si no fuese porque otro sobrino de la mujer tomó cartas en el asunto. Hizo la denuncia y rápidamente la Policía de Investigaciones se puso a trabajar.

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La nota intimidante que dejó el extorsionador a la víctima.

Foto: El Litoral

Así, los investigadores -vestidos de civil- tendieron una trampa en la plaza, pero el extorsionador nunca apareció. Seguramente, ya estaba advertido de la maniobra policial.

Los uniformados no se dieron por vencidos y tras una serie de medidas lograron descubrir que el delincuente no era otro que el sobrino infiel. El miércoles, este sujeto fue detenido en su lugar de trabajo, una oficina de la División de Medicina Legal.

Más tarde, fue allanado su domicilio, donde se secuestraron artículos importantes para la causa, como el teléfono celular de la víctima y una chaquetilla con pelos de animal, pero allí no estaba el perro.

En virtud de los elementos reunidos (informe de peritos, análisis de llamadas y mensajes de teléfonos celulares, rastros en la ropa y declaraciones de vecinos) la fiscal dispuso la detención del profesional y su identificación en el marco de la causa.

Poco después, se logró establecer la participación de otra persona en los hechos, un hombre de 59 años que permaneció prófugo hasta este viernes, cuando fue detenido en avenida General Paz (a la altura de Pasaje Koch) con pesos, dólares y su teléfono celular, desde donde había realizado la llamada extorsiva.

Este viernes se realizó la audiencia imputativa, en la que finalmente el psicólogo se quebró y admitió su responsabilidad.

Así, por un pedido especial de la fiscal, el juez Jorge Patrizzi dispuso que el imputado guíe a la policía hasta donde estaba oculto Spaidy (en la zona rural de Recreo, de difícil acceso).

La mascota rápidamente fue restituida a su hogar y la mujer, que había llorado todos los días de la semana, pudo secarse las lágrimas.