Audiencia de prisión preventiva

Estará 45 días presa la acusada de matar a su beba recién nacida

  • Para la Fiscalía “se pudo descubrir este crimen sólo porque la imputada tuvo una hemorragia y fue trasladada por sus padres al hospital”. La Defensa en cambio, sostiene que “no es un caso policial, sino de salud”.
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El juez Jorge Pegassano rechazó el pedido de libertad de la Defensa Pública. Foto: Archivo

 

JULIANO SALIERNO

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El juez Penal Jorge Pegassano resolvió este viernes la prisión preventiva por 45 días para Rocío Soledad Viera, una joven de 27 años de la ciudad de San Carlos Centro, acusada de matar a golpes a su beba recién nacida, en una casa-quinta de Desvío Arijón, la madrugada del viernes 8 de febrero.

La medida cautelar había sido solicitada por el Ministerio Público de la Acusación, que el pasado miércoles le atribuyó a la mujer la autoría material del delito de “homicidio doloso, calificado por el vínculo”, cuya pena en expectativa es de prisión perpetua.

La audiencia en la que tuvo tratamiento la prisión preventiva de Viera, se desarrolló en la Sala Nº 1 del subsuelo de tribunales y tuvo como espectadores a un público mayoritariamente femenino, entre quienes había periodistas, operadores judiciales y representantes del Ejecutivo provincial tomando nota de los argumentos a favor y en contra de la imputada.

La primera alocución fue la de los fiscales Marcelo Nessier y Rosana Marcolín, quienes repasaron los hechos ocurridos hace una semana, y le dieron el marco legal para el cual solicitaron el encarcelamiento de la acusada. Por contrapartida, Viera contó con el asesoramiento técnico del abogado Sebastián Moleón, del Servicio Público Provincial de la Defensa Penal (Sppdp), quien realizó una aguda crítica del abordaje en el efector público y por el tratamiento “policial-judicial” del hecho. Además, solicitó la libertad y en caso contrario, una alternativa de prisión domiciliaria.

Denuncia médica

La investigación se inició a raíz de una “denuncia del médico de la Guardia Ginecológica del hospital Cullen” luego de que prestara la atención médica correspondiente a la mujer, que ingresó con un cuadro de hemorragia producto de un parto y que “tenía una caja con un recién nacido”, inició Nessier, quien alertó que “se pudo descubrir este crimen sólo porque la imputada tuvo una hemorragia y fue trasladada por sus padres al hospital”.

La Fiscalía realizó un repaso de los principales testimonios recogidos en el marco de la causa, y destacó los dichos de la madre de la imputada, que contó que el día previo -jueves 7 de febrero- habían estado todo el día en la pileta, luego cenaron y se fueron a dormir. Hasta que alrededor de la 1.30 de la madrugada del viernes -8 de febrero- “siento un grito de mi hija. Me levanto, prendo la luz y lo primero que veo es un charco de sangre en la puerta”. Según su declaración, la chica estaba tirada en el patio, desde donde gritaba “¡Está allá!” haciendo referencia a la recién nacida que se encontraba en un asador.

Como no podía sola, la madre fue a despertar a su amiga -en la quinta había 5 mayores- y juntas la bañaron. Luego, fue a despertar a su marido para que se levante porque su hija “estaba descompuesta”, y agregó: “estaba embarazada y lo perdió” porque “eso es lo que yo pensaba”, concluyó la madre.

“Nació viva”

A propósito del motivo por el cual decidieron dirigirse al nosocomio público, fue el padre de la joven parturienta quien reconoció que la llevaron “porque tenía una hemorragia”, pero nada dijeron sobre la beba que acababa de dar a luz.

Según la teoría de la fiscalía, “se constata que la beba nació viva”. “No quedan dudas de que la criatura nació viva”, dijo con énfasis el Dr. Nessier y ahondó que tenía una talla de 51 cm y un peso de 2,800 kilos y un tiempo de gestación de 9 meses.

Inmediatamente pasó a hacer un detalle de las lesiones que presentaba el cadáver de la recién nacida. Tenía “excoriaciones y hematomas”, dijo y explicó que ésto último “sólo se puede producir si la criatura nació con vida” y “tenía hematomas en todo el cuerpo. Además de una fractura de cráneo en forma de L”.

“Un problema de salud”

A su turno, el defensor Moleón rechazó la pretensión fiscal diciendo que “hay elementos que me impulsan a ser mucho más enfático con el caso que la fiscalía trae a debate”, comenzó. Apuntó a “la significancia que se le da al tema”. “¿Desde qué lugar se analizan los hechos?”, se preguntó el defensor.

Luego presentó como “primer error grave” de la fiscalía en situar el origen del caso “con una denuncia”. En contrario, dijo que empezó “con una mujer que tuvo un parto en soledad y que acudió a un centro de salud para atender un problema de salud”.

Esto no es un caso policial, es un caso de salud”, insistió Moleón que criticó que la respuesta del Estado haya sido “una denuncia”. Además, cargó contra los profesionales que le brindaron la asistencia, porque fueron los primeros en cometer una “ilegalidad” al “violar el secreto profesional”. “Se violó una garantía constitucional que es el derecho a la intimidad” y por eso mismo “esa información no se puede aprovechar” como elemento de cargo para acusarla.

Apuntó a un “segundo defecto” de la acusación que refiere a la “violación de la garantía contra la autoincriminación” en relación a las actas de “médico-paciente” que “aquí se utilizaron para incriminar y pedirle la prisión preventiva” en vez de tener una función de “contención y abordaje psicológico”.

“Rocío era imputada sin saberlo. Le mandaron un psicólogo de la PDI para obtener información utilizada en su contra por eso la información tiene un origen ilícito”, destacó.

Perspectiva de género

También apuntó a la “acreditación de los hechos” y acusó a la fiscalía de “recortar la realidad”. “Hay un dato elemental, podemos discutir la probabilidad de la autoría, pero respecto del hecho tiene que haber certeza. Y la fiscalía no puede acreditar que el feto haya tenido vida”.

Citó un reconocido tratado de medicina legal consultado por representantes del fuero penal asiduamente y sembró la duda sobre los “falsos positivos” del método de “docimasia pulmonar de Galeno” para determinar si la víctima alcanzó a respirar o no. Y se preguntó si “un parto en soledad y sin asistencia médica, pudo ser un falso positivo”. En tanto, el homicidio refiere “al que matare a otro” entonces surge nuevamente la pregunta: “¿el otro estaba con vida?, no lo sabemos”. “Es una apreciación apresurada y no está acreditado”, al menos hasta la realización de “varias pruebas complementarias porque es difícil arribar a un diagnóstico preciso”.

Por último, el defensor cuestionó la falta de “prudencia para que la respuesta del Estado ante un tema de salud haya sido la cárcel” y criticó la “ausencia del abordaje desde una perspectiva de género desde los profesionales del efecto público”.

 

Estado psicológico

Sobre el estado psicológico de la acusada, los representantes del MPA relataron que primero recibió asistencia en el mismo hospital Cullen donde se constató que “sostiene juicio de realidad”. Luego el informe de un psicólogo forense de la PDI que la entrevistó, reconoció que está “orientada en tiempo y espacio” y que respecto del embarazo, pudo detectar que “lo tenía oculto, negado”. Y en un tercer informe -también de profesionales del Cullen- surge que se trataba de un “puerperio normal” y que “no se observan indicadores de estrés o psicosis puerperal”.

Lavaron todo

Al momento de referirse a los riesgos procesales, los fiscales consideraron un “entorpecimiento probatorio” el hecho de que ocho horas después del hecho, al dirigirse los peritos “al lugar del crimen”, la escena había sido totalmente modificada. “El piso estaba lavado” y fue gracias al perro de la mujer que acompañaba a los padres de la detenida que pudieron hallar manchas de sangre en el patio de la casa-quinta. También hallaron muestras de sangre en el asador y en un rincón de la cocina, mediante el uso de luminol. Sobre las muestras tomadas, desde el laboratorio forense confirmaron que se trata de sangre humana, aunque aún no se puede especificar a quién pertenece. También “la ropa y las toallas habían sido lavadas y planchadas” y se deshicieron de “los trapos y plásticos con los que cubrieron los asientos de la camioneta” cuando la llevaron al hospital.