El rey del funk y el soul regresa a Santa Fe

Willy Crook: “Siempre estoy por empezar”

El próximo viernes 15 de marzo vuelve a nuestra ciudad Willy Crook junto a los Funky Torinos. La cita es a partir de las 21 en el complejo Piedras Bancas, a orillas de la laguna; el geselino tiene preparado un show en el que recorrerá su extensa discografía y donde presentará lo nuevo de lo que será su próximo material discográfico. La noche comenzará con la presentación de la banda local ZZ99.

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Crook recrea un estilo musical sustentado en una base estética que combina funk, soul y otros derivados del rhythm and blues, mixturados con su estilo propio.

 

Lisandro Plank

Sin lugar a dudas, Eduardo Guillermo Pantano Crook, mejor conocido como Willy Crook, es uno de los máximos exponente de la música negra en nuestro país. En la actualidad, y hace un poco más de tres años, recorre los escenarios junto a sus Funky Torinos (Leolel Duck -teclados-, Juan Cava -batería-, Esteban Freytes -bajo- y los coros de Johana del Valle y Aimé Cantilo) recreando un estilo musical sustentado en una base estética que combina funk, soul y otros derivados del rhythm and blues, mixturados con el estilo propio de Crook.

El talentoso músico ocupa un lugar privilegiado en la historia de nuestro rock nacional gracias a su propia discografía y también por sus participaciones en bandas fundamentales, como Los Redondos, Riff, Los Abuelos de la Nada, entre otras. Sin embargo, su espíritu inquieto y su búsqueda personal lo fueron llevando hacia caminos no tan explorados, recorriendo siempre un terreno emparentado con la música negra.

En la previa de su próxima presentación en nuestra ciudad, dialogamos con el multi instrumentista para desandar algunos de sus caminos, y para palpitar cómo será el show.

—La última vez que viniste a Santa Fe fue hace un poco más dos años, ¿Cuáles son las novedades para este nuevo encuentro?

—Esta vez vamos con una banda más completa, porque estaremos acompañados de las cantantes que son indispensables para el trabajo del nuevo disco que estamos presentando y que va a salir a la luz en breve en su versión digital y que también nos ocuparemos próximamente de que salga en formato tangible o “la cosa” como tanto nos gusta a algunos.

—¿Cómo es el nuevo disco?

—El disco está compuesto por material que ya veníamos tocando desde hace algunos meses y será la primera producción que hacemos con esta formación actual, que ya lleva poco más de tres años; lo cual es una especie de recompensa moral, y más que todo anímica, por la camiseta que estos músicos se han puesto, que es la camiseta de mi música. Así que es un triunfo por donde lo mires; menos desde lo económico (risas). Porque todos sabemos que hoy en día el disco es un negocio redondo con un agujero en el medio.

—¿Cómo afecta a tu actividad esta nueva dinámica en la que la difusión digital prepondera sobre la clásica forma del disco?

—Yo soy de una era en la que agarrabas el long play, ponías la música y veías la tapa del disco siempre como si fuera la primera vez, como si fuera a brotar algo nuevo desde la gráfica del disco que te habías comprado. Pero, por otra parte, estoy completamente agradecido de esta nueva tendencia, porque eso permite también escuchar mucha música que antes no se podía. Lo que sí, se ha perdido un poco esa mitología con la que cumplíamos en mi adolescencia, que era el ritual de juntarse simplemente a escuchar música. No sé si eso seguirá sucediendo en la actualidad. Lo tangible tenía su cosa.

—¿Cómo te llevás con ese plano digital?

—Hago mi mejor esfuerzo (risas), pero siento que nunca es suficiente. Últimamente estoy tratando de colgar la mayor cantidad de letras posibles, y también cuento con la ayuda de una persona que se encarga de subir mi música prolijamente a las diferentes plataformas disponibles. Quizás con una demora de 15 años, pero lo hago (risas).

Dime con quién andas

—Entre el inicio de tu carrera solista, y luego junto a los Funky Torinos, publicaste ocho discos en menos de 10 años. Sin embargo, entre “Fuego amigo” (2004) y “X” (2016) hubo un lapso de 12 años, ¿Qué pasó en ese tiempo?

—Simplemente lo que pasó es que no tenía nada que decir, entonces no hablé. Que es lo que generalmente hago; felizmente, no hablé. Ahora, en este caso tengo y tenemos mucho para decir; estoy muy entusiasmado con el disco que está por salir. Estoy agradecido con la banda, son unos malditos eficientes que, además, captan y reproducen perfectamente la música que tengo en la cabeza, que es lo mismo que yo trato de hacer cuando soy invitado de otro proyecto, primeramente trato de interpretar qué es lo que quiere el gestor de la idea.

—En alguna ocasión has declarado ser afortunado y un tanto selectivo en cuanto a tus amistades y tu círculo de trabajo.

—Sí, soy un interesado en la amistad (risas). No lo puedo negar. Me gusta desacreditarme para bien. En realidad, quiero que tengan la mínima riqueza, aunque después yo no la asimile. Afortunadamente tuve la oportunidad de rodearme de gigantes de la música y el arte.

—¿Podrías nombrar a alguien que especialmente te haya marcado como artista?

—Se me vienen muchos. Skay, es uno de ellos. Pero él tiene un estilo que solamente es de él, lo cual es fantástico porque, así como él no se parece a nadie está muy bueno no parecerse a él. Pero también puedo nombrar a Miguel Abuelo, como un estandarte de la poesía. También a Luca, a Pappo; ahora que los estoy nombrando no sé si los noto como parte de mi música estrictamente pero sí han sido un estímulo para mi propia “cosa”. Para mi propio talento en caso de que lo tenga (risas).

—Trajiste a Miguel Abuelo, vos participaste de una de las últimas giras de Los Abuelos de la Nada.

 

—Exactamente. Realizamos un viaje a Paraguay que fue realmente épico. Las anécdotas de ese periplo podrían dar letra para llenar varias páginas del diario, pero no creo que las mismas sean apropiadas para publicarlas en el diario (risas).

—En tu primer disco solista incluiste una versión de “El himno de tu corazón”

—Sí. Para ese momento Miguel ya había muerto, ya era puro espíritu; había devuelto el envase, como decimos. Y él era un espíritu muy hincha pelotas, o sea que ahora que era puro espíritu, imagínate. Y en ese momento, en el estudio, sinceramente no sé cómo llegué a ese tema. Nunca lo había tocado en mi vida; apenas podía recordar con precisión parte de la letra, pero de repente el tema estaba grabado, y cuando ya estaba de vuelta en mi casa pensé, “¿Por qué pasó?”. Ahora tiendo a creer que Miguel vino desde algún lugar y me sopló al oído “¿qué hacé’ Willy Crook?” y de esa forma podemos atribuirle la recreación del tema a él mismo (risas). Miguel fue un tipo indispensable e irrepetible, de hecho, recomiendo para quienes quieran conocerlo un poco más que busquen en sus computadoras el texto “Carta a mí mismo”.

Mente paracaídas

—¿Qué significa Villa Gesell para vos?

—El Villa Gesell que yo curtí ya no existe más, ya ahora está todo edificado y hay cosas espantosas en donde antes había baldíos para meterse a investigar; pero bueno, eso pasa un poco con todo. Donde veas un horizonte sacale fotos porque va a estar lleno de cosas dentro de diez años. Igualmente, todavía sigue teniendo lo suyo, sobre todo en invierno. De todas formas, siempre me va a parecer un buen lugar; porque pude pasar una infancia agradable con mi perro vagabundeando por ahí, viendo el mar del invierno, que es mucho menos turístico y mucho más poderoso. Así que Villa Gesell fue de mucha inspiración para mí.

—¿Cómo siguen tus movimientos?

—Ahora estamos finiquitando los detalles para sacar el disco nuevo y tratando de tocar lo máximo posible. El sábado, por ejemplo, voy a tocar en Paraná, un poco para aprovechar el viaje, debido a que la cosa está un poco complicada, como está complicado en muchos rubros el país. Pues nada, en lo personal me sigo considerando un privilegiado que más o menos puedo vivir de lo que amo, en un mundo donde los trabajos se vuelven algo odiado por las personas que los hacen.

—¿En ese punto creés que el arte sirve para mejorar ese mundo que nombrás?

—Yo creo que la revolución es individual, que cada uno tiene que cambiar y ayudar. No sé, salvas un perro y salvás el mundo, no tirás la basura en cualquier lugar y ya aportás algo. Creo que la revolución pasa porque uno cambie y tome conciencia para lograr así un fin positivo y colectivo. No creo en eso de separarse por partidos, por equipos de fútbol, por Soda Stereo / Los Redondos” y pavadas así. Eso creo que es una estrategia para que la gente no esté de acuerdo, y no poder ver los reales enemigos para la gente toda.

—Ahora trajiste a Los Redondos. ¿En esos primeros discos que grabaste con ellos, ya ibas notando el fenómeno cultural que se estaba iniciando?

—En el curso gradual de los primeros shows y del crecimiento que se daba, yo sabía que iban a llegar a algún lado. Palpitaba que Patricio Rey iba a ser algo importante. Tocábamos para 60: iban 90; tocábamos para 90: iban 150; y así. Después yo me bajé en el 87, por mi propio pie, porque en lo personal, artísticamente ya había dado y recibido todo. En ese momento tenía 18 años y había estado cuatro años con ellos, con lo cual eso significaba casi una cuarta parte de mi vida en ese entonces. Un tiempo más tarde, cuando estaba en Europa el Indio y Poli me encuentran y me invitaron a tocar, así fue que volví en el año 91 sabiendo que estaban haciendo cosas muy importantes, pero cuando llegué me di cuenta que ya eran un movimiento social. Era algo descomunal que verdaderamente me impresionó mucho en esos años.

—Entonces te bajaste por una cuestión artística propia: ¿Cómo definirías tu arte?

—Yo creo que en el arte, la mente es como un paracaídas: si no se abre te caes. Por otro lado, si la vida fuese un libro, el mío estaría siempre incompleto, con capítulos para rellenar. Así que en ese sentido siento que siempre estoy por empezar, y eso me parece muy bien. El día que esté satisfecho quiere decir que ya me equivoqué. Pero en lo artístico, hago mi mejor esfuerzo para que toda esa anarquía mental se vuelva un poco monárquica, aunque sea simbólica, o como las plantas crecen instintivamente hacia arriba, para que todo llegue a algún lugar, a algún resultado, porque de lo contrario, no lo disfruta nadie. Entonces mi música y mi búsqueda, que algunos a veces la etiquetan como Acid Jazz, está sustentada en una fuerte base compuesta de Soul, de Funk, de Rythim & Blues, específicamente comprensible y arriba solistas de Jazz que hagan absolutamente lo que quieren, que por cierto al jazz le va muy bien esa idea.

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“El disco está compuesto por material que ya veníamos tocando desde hace algunos meses y será la primera producción que hacemos con esta formación actual”, cuenta el artista.

Foto: Gentileza producción

Anticipadas

El evento se lleva a cabo de la mano de Producciones Clandestinas. Las entradas anticipadas (entran dos por el precio de uno) pueden adquirirse al valor de $400 en 1980 Boulevard o con tarjeta y en cuotas ingresando a www.entradasclandestinas.com.