Un santafesino en Israel

El secreto de las urnas

Rogelio Alaniz

En la casa de Cacho Mehaudy y Sara esperando el resultado de las elecciones que comenzará a darse a conocer a partir de las 22 horas, compartimos pescado de mar, ensaladas, humus y buenos vinos. Una mesa de santafesinos. Está Eduardo Braier y su señora, Ricardo y Estela y Eduardo Dusckin, este último algo “amoscado” conmigo porque no me perdona que en la edición del sábado lo haya presentado como hincha de Colón, cuando su condición de “tate” es una de las grandes fidelidades de su vida y la manifiesta todas las semanas siguiendo con vocación de peregrino los partidos de su equipo a quince mil kilómetros de distancia.

Los primeros resultados en esta suerte de “boca de urna” que practican los canales de televisión dan una leve ventaja para Benny Gantz. Nadie en la mesa -todos opositores a Bibi Netanyahu- se entusiasma demasiado porque son las primeras cifras y, además, porque con una diferencia tan mínima de votos se sabe que Bibi tiene más opciones para constituir gobierno.

¿Constituir gobierno? Sí. El sistema político de Israel es parlamentario. Se vota partidos que candidatean diputados al parlamento (Knéset). El presidente de la nación -Reuven Rivlin- encomienda habitualmente al candidato más votado que forme gobierno. Allí se inicia una intensa, agobiante y a veces tortuosa ronda de negociaciones que incluyen promesas, juramentos, rupturas, zancadillas y todo el variado y picante menú que integra la maniobrería política en cualquier parte del mundo.

El tiempo para formar gobierno es de 45 días con opción a sesenta. Como ningún partido desde 1948 ha llegado a los cuarenta diputados, necesariamente los gobiernos son de coalición. Hacia la derecha o hacia la izquierda, porque bueno es aclarar que en Israel la derecha no se avergüenza de serlo y la izquierda tampoco. Asimismo, los diversos partidos de un signo y otro no se privan de acusarse de las cosas más terribles. La izquierda, acusa a Bibi de macartista y de haber dividido al país con sus imputaciones irresponsables y saturadas de mala fe. La derecha, dice más o menos lo mismo pero con signo contrario. En Israel no se ha pronunciado aún la palabra “grieta”, pero están al borde de pronunciarla.

¿Izquierda contra derecha es la contradicción principal en Israel? Lo dudo. Los partidos de izquierda suman algunos diputados pero están muy lejos de decidir. Sin ir más lejos, en las recientes elecciones el histórico Partido Laborista, el partido de los padres fundadores, sufrió una memorable paliza. De Lapid y Gantz pueden decirse muchas cosas, menos que sean de izquierda. Ambos, en el sentido clásico del término, son de derecha y esa condición no la pierden ni siquiera con las acusaciones de Bibi, quien no vacila en calificarlos de furiosos izquierdistas, cosa que nadie cree, ni siquiera Bibi, del mismo modo que nadie cree cuando desde Azul y Blanco lo más liviano que dicen de Bibi es que se trata de un facho decidido y un corrupto inveterado.

En el mejor de los casos, lo que puede decir de Gantz, Lapid y los dos generales que lo acompañan, es que son de derecha, aunque por las singulares condiciones de Israel los votan con resignación y pereza algunos sectores de izquierda. Presentados así lo hechos, queda claro que en Israel hay una mayoría política y social de centro derecha de más del sesenta por ciento de los votos. De todos modos, que nadie se alarme: Gantz y Netanyahu no se van a unir.

El martes se votó desde las 7 de la mañana hasta las 22. El padrón sumaba alrededor de seis millones de personas. El voto aquí no es obligatorio, los porcentajes de abstenciones suelen ser altos y en estas elecciones a la causa abstencionista podrán sumarse unos puntos más porque algunos dirigentes árabes-israelíes adelantaron que no irían a votar en protesta por la reciente decisión del gobierno de reivindicar al estado de Israel como estado judío.

Mis amigos santafesinos mayoritariamente son opositores a Netanyahu. Votan a Gantz, el laborismo o a Meretz, un partido de izquierda que no se presenta como socialdemócrata o marxista leninista, sino como progresista y humanista, pero con posiciones muy claras respecto a las tratativas de paz y la propuesta de dos estados. Por lo tanto, después de las elecciones mis amigos estaban con la cara larga. A todos les cuesta mucho entender por qué Netanyahu logra tantas adhesiones. Las respuestas son diversas, pero en todos los casos no logran alterar este dato que se presenta como irrevocable.

Abel Drykler es uruguayo y vive en Israel desde hace más de cuarenta años. Es dueño de una librería que vende libros en hebreo y español. Sostiene que las grandes lecciones de democracia las aprendió en Uruguay y las convalidó en Israel. Vota por Gantz, pero admite que Bibi es el único dirigente político en condiciones de liderar a Israel y el único con posibilidades de arribar a una paz con los palestinos basada en negociaciones, canje de territorios e indemnizaciones. Admite que a Bibi le gusta el dinero más allá de lo prudente y no se cansa de despotricar contra su esposa, Sara, un personaje, según él, nefasto y desagradable por donde se lo mire.

En la casa de Pepe Geison y Marta compartiendo tragos y bocadillos. En la reunión están Manuel, Cuqui, Ricardo. Son amigos de toda la vida, personas que se conocen desde hace décadas y han compartido en la Argentina los movimientos juveniles sionistas, luego la aliá y posteriormente el cotidiano de vida. Se reúnen periódicamente, se divierten, viajan, discuten de política. Todos opositores a Netanyahu, pero casi todos admiten en voz baja que continuará en el gobierno. Lili y Alberto, votan por Meretz, otros por el laborismo, algunos directamente por Ganz.

Por fin un argentino que vota por Bibi. “No le hagas caso a tus amigos. No te lo van a admitir pero Israel nunca estuvo mejor gobernada que con Netanyahu. Y ellos nunca estuvieron mejor. Es mentira que es de ultraderecha. Es un político flexible y realista que hace lo que puede y lo que debe. Les guste o no a sus opositores, la historia de Israel no puede escribirse sin su presencia”.

La jornada del martes se parece a un domingo nuestro. A primer golpe de vista, da la impresión que nadie se interesa por las elecciones. Pero en los comandos electorales se junta mucha gente y las redes sociales trabajan a full. Según me dijeron hay algunos actos públicos, pero no tienen la entidad de los argentinos. De todos modos, en los bares, en las sobremesas, se habla de política y en algunos casos las discusiones son muy duras.

Editorial del diario Aurora, recordando a sus lectores que más allá de todas las diferencias legítimas, lo que no se puede desconocer es la calidad de la democracia israelí, democracia que ha sobrevivido a la violencia y a la guerra, porque una inmensa mayoría del pueblo de Israel está decidido a defenderla. Los reproches que la izquierda le hace a Netanyahu, son precisamente porque algunas de sus iniciativas pueden llegar a poner en peligro a la democracia. Se refieren a los avances contra la Justicia y los acuerdos con sectores religiosos fanáticos y de ultraderecha.

¿Cómo es Bibi? En primer lugar, un “animal político”, una máquina de construir y ejercer poder. Carismático, inteligente, maniobrero y con una cuota alta de inescrupulosidad. Si el apodo ya no lo tuviera Reagan, habría que decíle, el gran comunicador como se le dijo a Reagan. Netanyahu, un excelente orador que logra establecer una sintonía íntima e intensa con su público. Los seguidores lo adoran y él no disimula su satisfacción por ello. Concentra poder y no vacila en mandar al tarro de la basura a su aliado preferido de ayer. Es convincente con sus explicaciones, aunque con el mismo entusiasmo con que hoy dice una cosa, mañana dice lo contrario. Sus vicios no son muy diferentes a los de todo líder político. Quienes lo critican por sus tramas y astucia, lo que deploran no son tanto sus métodos como la eficacia con la que los practica. Tiene 69 años, ahora será primer ministro hasta 2023 y fiel a su instinto, seguramente pretenderá una vez más ser reelecto, porque políticos como Netanyahu solo se retiran cuando el sarcófago les impide salir a una tribuna y arengar a sus seguidores.

Editorial del diario Aurora recordando a sus lectores que más allá de todas las diferencias legítimas, lo que no se puede desconocer es la calidad de la democracia israelí, democracia que ha sobrevivido a la violencia y a la guerra, porque una inmensa mayoría del pueblo de Israel está decidido a defenderla.

Los reproches que la izquierda le hace a Netanyahu, son precisamente porque algunas de sus iniciativas pueden llegar a poner en peligro a la democracia. Se refieren a los avances contra la Justicia y los acuerdos con sectores religiosos fanáticos y de ultraderecha.