Hacedores

ArgenCarne debuta en el calendario de eventos del sector poniendo en la agenda las deudas y el potencial de todas las cadenas.

Federico Aguer

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La carne -en general- y el asado -en particular- fueron, son, y serán parte del ADN argentino. En todos los países del mundo el sello de “carne argentina” sigue siendo sinónimo de calidad, inclusive hoy en día, y aún pese a haber hecho (casi) todo mal en materia de política de Estado para aprovechar esa ventaja.

La idea de aglutinar a las cadenas de producción, industrialización y consumo en un solo evento permite juntar a todos los eslabones de las cadenas de carne bovina, porcina y ovina, y favorece un intercambio inédito y auspicioso.

Es la primera vez que una entidad federal como Confederaciones Rurales Argentinas suma su estructura, un Gobierno Provincial apoya de manera concreta, y el resto de entidades y empresas se deciden a trabajar juntos detrás de un solo objetivo común. Identificar los problemas estructurales que nos atan, para diseñar soluciones que nos permitan crecer.

Claro que no es un camino fácil. Volver a ser un jugador de primera requerirá de mucho más esfuerzo económico, de la implementación de planes sanitarios eficientes, y sobre todo, del aporte cotidiano y conjunto para revertir la crisis por la que atraviesa el país.

La macroeconomía de hoy impide muchas cosas, menos soñar con un futuro mejor. Y apurar los consensos que permitan dar vuelta la página para salir adelante.

La gradual recuperación de los mercados en el mundo llevará de a poco una recomposición de la actividad toda. Mientras tanto, hay hacedores que tranqueras adentro siguen apostando día a día a las vacas, los cerdos y los corderos.

ArgenCarne conecta sobre una parrilla aquel pasado próspero con un futuro prometedor. Y compromete a todos a seguir haciendo, sabiéndonos poseedores de un potencial ilimitado para solucionar un problema mundial: proteína animal de primera calidad para saciar el hambre de un mundo que crece.