Nancy Balza

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Un video muestra manos jóvenes amasando panes, manipulando máquinas, operando un equipo de grabación, cortando telas. Muestra rostros también, haciendo gestos, riendo, hablando entre pares y a la cámara: “Lo que más me gusta es sacar fotos, hacer videos”, dice un muchacho que filma a otro que rapea. Del otro lado de la pantalla, en la sala, una chica se mueve en la butaca al ritmo de la música, y al final todos aplauden.

Fue el jueves, cuando se realizó el 3º encuentro para reflexionar sobre políticas de juventudes en el marco del programa Nueva Oportunidad que, a su vez, se inscribe en el Plan Abre que lleva adelante el gobierno provincial a través del Ministerio de Desarrollo Social. Y todo, el video, la música, los sorteos, los balances, las murgas, tuvo lugar en la sede de ATE Casa España donde funcionarios, investigadores, chicos y chicas -varios con sus respectivos hijos e hijas-, acompañantes y docentes celebraron los avances y propusieron mejoras a un programa que se inició hace cinco años en Rosario con 300 participantes y hoy nuclea a más de 13 mil en varias ciudades de la provincia, también en esta capital.

De la actividad participaron el subsecretario del Plan Abre, Mariano Granato, y los directores provinciales del programa Nueva Oportunidad, Luciano Vigoni; y de Desarrollo Territorial, Nicolás Zanón, junto a la supervisora de Formación Profesional, Región IV del Ministerio de Educación, Ana Alicia Micheri. Allí estuvieron también Daniela Soldano, docente, Lic. en Ciencia Política y doctora en Ciencias Sociales de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso), y Máximo Sozzo, sociólogo, investigador de la UNL y especialista en Criminología.

“Capaz que te peleás en el barrio o en tu casa y vas ahí y te despejás un poco”.

El programa se define como “una política pública social innovadora en la que intervienen el Estado provincial, el municipal y las organizaciones e instituciones sociales, que busca generar una transformación integral desde lo económico y educativo, así como en lo estructural y simbólico”. Y propone “un abordaje integral de jóvenes en situación de alta vulnerabilidad social a los que se acompaña en un trayecto pedagógico de capacitación y fortalecimiento de vínculos sociales, con herramientas concretas para que puedan construir un proyecto de vida”.

Para hacerlo posible, más de 630 grupos están diseminados en ciudades santafesinas para albergar distintas actividades: cada uno con su acompañante o docente cuya tarea fue particularmente destacada en la jornada del jueves.

El objetivo, en todos los casos, es “poner a los jóvenes en el centro, lograr una vinculación colectiva, en un marco de participación que es más política y social que una capacitación en oficios”, definió Vigoni.

Son unos 13.600 jóvenes los que integran el programa en Santa Fe, Reconquista, Calchaquí, Vera, Santo Tomé, Rincón, Recreo, Rafaela, Rosario, Villa Gobernador Gálvez y Pérez. “Nos interesa sustancialmente su historia de vida”, dijo Vigoni quien puso de relieve la importancia que otorga el programa a la vinculación entre los participantes, entre ellos y con quienes ofician de docentes y acompañantes, y con las instituciones de los barrios. Todo eso sin dejar de mencionar que “en ese tránsito y con mucho dolor contamos que hay pibes que están privados de su libertad y otros que no están entre nosotros”.

“Más de uno agarró el Nueva Oportunidad para salir de esa problemática de las calles”.

Sozzo presentó las primeras conclusiones de las 170 entrevistas “extraordinariamente ricas” que hizo su equipo a jóvenes que participan del programa en distintos barrios de la ciudad. Pero además distinguió al Nueva Oportunidad de las dos estrategias comunes a América Latina y a nuestro país: la segregación punitiva que termina en un aumento en la población carcelaria, y la segregación preventiva, que protege con cámaras y vigilancia al centro y desplaza la inseguridad a los barrios.

Y además repasó los logros alcanzados en estos años tanto por la cantidad de jóvenes integrados al programa; la generación de un vínculo con el mundo del trabajo, la construcción de la grupalidad, y el acompañamiento cercano a chicos y chicas.

“Fuimos convocados como equipo de investigación que dirijo para ayudarlos a sistematizar sus acciones, y a pensar los obstáculos que tienen los procesos de gestión”, explicó Daniela Soldano a este diario. Y parte de la tarea fue analizar la gestión y los resultados del programa en la ciudad de Santa Fe, con entrevistas a los equipos intermedios, referentes y talleristas.

Para la investigadora y el grupo que lidera, está claro que el programa logra efectos importantes a nivel de la identidad personal de los jóvenes pero también “tiene un impacto enorme en todos los agentes que participan en el proceso de implementación: quien trabaja en el Nueva Oportunidad no sale igual, hay un proceso de transformación que es bidireccional”, evaluó”.

- ¿Vos sos de...?

- De Colón. Del taller de murga y panadería.

- ¿Qué aprendieron a hacer en el taller?

- Ritmos, y aprendimos a compartir. Ensayamos los martes y jueves. Somos compañeros, necesitamos palillos e instrumentos que no tenemos. Últimamente la economía está muy difícil, juntamos la plata de donde podemos.

- ¿Y cómo hacen para juntar esa plata?

- Hacemos beneficios pero a veces no podemos porque muchos tienen su familia y la plata no alcanza para todo.

- ¿Los cambió en algo el Nueva Oportunidad?

- Si porque te saca de la droga.

- Esto te motiva. Necesitábamos esto en los barrios porque últimamente la policía nos verduguea, somos menores y a veces nos pegan igual.

- A veces nadie se acuerda del barrio. Acá somos como una familia.

(Chicos y chicas de 13 a 22 años de barrio El Abasto).

LIBRO

“Nueva Oportunidad. Las huellas de un camino”, es la publicación que agrupa textos, fotos y testimonios de los chicos y chicas que participan del programa y que será presentada el domingo a las 17 en la Feria del Libro que por estos días se desarrolla en la ciudad de Rosario. Allí estarán, entre otros, el director del Nueva Oportunidad, Luciano Vigoni y el periodista, escritor y director de Anfibia, Cristian Alarcón.