RODRIGO DE PAUL, EL MUCHACHITO EXTROVERTIDO QUE SALVÓ LA ROPA

“Si había un partido para perder, era el de Colombia”

Entró en el segundo tiempo por el apático Di María y le cambió la cara al equipo. Allí vinieron los mejores momentos de la Selección y, paradójicamente, los goles de Colombia que definieron el partido. Con 45 minutos y en su debut oficial, se ganó un lugar en el equipo.

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Un personaje. A pesar de ser uno de los más nuevos dentro del plantel, Rodrigo De Paul es muy extrovertido y resulta clave para animar al grupo. En la imagen, riendo junto a Messi. Ojalá formen sociedad también con la pelota en la cancha.

 

Enrique Cruz (h)

(Enviado Especial a Salvador de Bahía, Brasil)

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Se podría escribir ya una linda historia con Rodrigo De Paul. Lástima que a esa linda historia no se la puede matizar con el éxito, aunque él, justamente él, protagonista de esta historia, es el jugador que se puede extraer de una actuación que no nos ha sorprendido, porque no puede provocar sorpresa algo que lamentablemente se espera. La Selección está en decadencia, no hay signos de revitalización y al menos este inicio de la Copa América nos pone frente a una realidad que no se puede soslayar ni tapar, la de un equipo que ha perdido consistencia y que hoy ya no forma parte de los lugares estelares que alguna vez ocupó en el concierto americano.

Pero volvamos al muchachito de esta historia. Rodrigo De Paul viene de consolidar una buena actuación en el Udinese de Italia, donde jugó 37 partidos y marcó 9 goles en esta última temporada. No había debutado en una competencia oficial en la Selección hasta el partido del sábado, cuando Scaloni lo eligió y lo mandó a la cancha para cambiar una historia muy negativa hasta ese momento, más en el juego que en el resultado, porque el partido estaba igualado. Sólo cinco amistosos en esta etapa de renovación, marcaban su carta de presentación. Y el de ser uno de los diez jugadores cuyos nombres pretenden imponerse en esta nueva etapa, signada por ser la post-fracaso de Rusia, ya con un Messi intentando hilvanar sus últimos hilos de esfuerzo y talento para conseguir lo que se ha convertido en una obsesión para él y para todos los argentinos: levantar una copa como capitán.

En la húmeda, tórrida y dolorosa noche de sábado en Salvador de Bahía, Rodrigo De Paul fue no sólo el jugador a rescatar, sino uno de los pocos “amigables” en ese paso casi militar por la zona mixta de la gran mayoría de los jugadores, mirando hacia adelante y sin escuchar el pedido de detenerse que se les hacía para escuchar explicaciones de la derrota. El sí quiso darlas. Quizás porque tiene esa forma de ser tan particular que lo ha llevado a ser indicado, dentro del grupo, como el “sucesor de Lavezzi”, en esto de convertirse en personaje y en el que “rompe más rápidamente el hielo”, como se encargó de reflejarlo el propio Lionel Messi.

Rodrigo De Paul no dudó en charlar con El Litoral, en una zona mixta en la que pocos (Messi, Leandro Paredes, De Paul y alguno más por allí) se pararon a decir lo suyo.

—¿Sabor amargo por la derrota y dulce por tu actuación, Rodrigo?

—Esto es fútbol, tenemos que quedarnos con las cosas positivas y solucionar lo que hicimos mal. Hubo detalles que definieron el partido. Yo estoy para sumar, soy uno más de un grupo de 23 hasta en el que Messi parece ser uno más. Estoy orgulloso de mis compañeros y vamos a lucharla. Todavía hay mucho por recorrer.

—¿Complica mucho arrancar de esta forma?

—Mirá, esto es como cada uno lo quiere ver. Si había un momento para tropezar, era éste. Si teníamos que perder un partido era éste. El último campeón de la Copa América empezó perdiendo el primer partido y no fue bueno su comienzo.

—¿Coincidís en que Colombia convierte el primer gol en el mejor momento de Argentina?

—Así fue. Nosotros hicimos 25 minutos iniciales del segundo tiempo que fueron muy buenos, son cosas que pasan, intentamos buscar el empate, tuvimos situaciones en el segundo tiempo y esto es fútbol, no se nos dio a nosotros y sí a ellos.

—¿Creés que crecen las presiones para el partido del miércoles?

—No es tan así. Nosotros sabemos que vestimos una camiseta muy importante y que tenemos una responsabilidad muy grande para con nosotros y también para con la gente. Esta es una camiseta muy linda que, en mi caso, deseo ponérmela muchas veces y mucho tiempo. Ésa es la responsabilidad que tengo y que tenemos como grupo.

—Volviendo a lo tuyo, ¿te sentiste bien en un esquema de juego que era muy flojo en ese primer tiempo?

—Yo no me puse a pensar en ese momento que estaba debutando de forma oficial en la Selección. Entré a hacer lo que sé hacer, lo que hago todos los fines de semana en mi club y, como te decía, a aportar el granito de arena que me corresponde en un grupo de 23. Por momentos se vieron cosas muy buenas y pienso que no se valoran por la derrota. El miércoles nos vamos a reponer.

—En Udinese sos figura, titular y hasta capitán...

—Sí, ya sé. Pero los 23 que estamos acá, en su gran mayoría, pasamos por lo mismo en nuestros clubes. Por eso, todos sabemos que no existen los titulares y los suplentes en este grupo, sino sumar y aportar desde el mínimo lugar que tengamos. Si los 23 aportamos algo, llegaremos lejos. El grupo está muy bien, disfrutamos de esta copa y si bien esto es un traspié, hay que seguir como hasta ahora.

—Entonces, ¿no te vas preocupado?

—No, para nada. Me voy con bronca. Te repito que si había un partido para perder, era éste. Y lo perdimos en el mejor momento nuestro, lo cual me deja un poco más tranquilo. No es preocupación, es bronca por perder porque a nadie le gusta perder. Pero el miércoles tenemos la revancha.

—Por allí no te gusta mucho que se te mencione la palabra presión...

—¿Sabés qué pasa?, que la presión no existe cuando uno juega a la pelota. Es lo más lindo que hay. Y jugar al fútbol es diversión. Nosotros salimos a eso, a divertirnos responsablemente. Yo no quiero hablar de presión, porque presión es otra cosa. Nosotros tenemos lo otro, que es la responsabilidad de ponernos una camiseta hermosa como la de Argentina y ganar por nosotros y por la gente.

—¿La cancha estaba mala?

—Sí, la verdad es que estaba mala. No lo pongo como excusa, pero me llama la atención en una competencia de este tipo.

—¿Qué les dijo Scaloni en el entretiempo para mejorar la producción del equipo, más allá de tu ingreso?

—La verdad es que no escuché mucho de la charla, porque estaba haciendo el calentamiento. Sé que corrigió algunos detalles que el cuerpo técnico había visto y no más que eso. A mí no me disgustó mucho lo del primer tiempo, pero es cierto que los primeros 25 minutos del segundo tiempo fueron los mejores de la Selección.

—¿Y el vestuario en el post partido?

—Bien, tranquilo y con bronca por haber perdido y porque el gol de Colombia llegó en el mejor momento nuestro. Los que tienen experiencia levantaron la voz y dijeron que esto sigue, que no hay que caerse. Leo y el resto se encargaron de poner un manto de tranquilidad y eso es importante para nosotros. Estamos todos en la misma y empujamos del carro para adelante, eso es lo que me permite pensar que llegaremos a un final feliz.

—¿Cómo se hace para salir después de una derrota?

—Trabajando en los detalles que no hicimos bien y lo que hicimos bien, hacerlo mejor. Hay jugadores de grandísimo nivel y muchas ganas de hacer un gran partido el miércoles ante Paraguay.

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A cambiar. Messi derrotado en el centro de la escena, deja la cancha después de la derrota contra Colombia. Delante suyo, Di María con el buzo por haber estado en el banco en el segundo tiempo; detrás, Rodrigo De Paul, que jugó muy bien en el complemento. Es una modificación casi segura para jugar ante Paraguay.

40 años

Pasaron para que Argentina perdiese un encuentro inaugural de Copa América, como aconteció el sábado. En 1979, Argentina perdió en el debut por 2 a 1 en el Hernando Siles de La Paz.

16 partidos

Duró el invicto de la Selección en Copa América. Se contabilizan las dos finales perdidas, pues los encuentros terminaron igualados ante Chile y se perdieron en la serie de penales.