Luego de 12 años

El triunfo de la unidad

El contexto nacional, la gestión de Ricardo Olivera y la resolución a nivel local, sin injerencias, fueron fundamentales para hacer cuajar el proceso. Como hace mucho no pasaba, todas las facciones del peronismo se encolumnaron tras la fórmula que logró imponerse en los comicios.

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Gabriel Rossini

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La victoria del peronismo en la provincia después de 12 años en la oposición fue la consecuencia de un proceso que empezó después de la derrota de 2007 y que terminó 12 años más tarde liderado por los mismos dirigentes que por entonces estaba claro iban a encabezar el proceso de renovación tras los exitosos 24 años de gobiernos del PJ; Omar Perotti, María Eugenia Bielsa y Agustín Rossi, a los que fueron sumándose Silvina Frana, Roberto Sukermann, después Marcos Castelló y al final Marcelo Lewandosky, entre muchos otros.

Como todo proceso político tuvo idas y venidas, dirigentes que quedaron en el camino o directamente se fueron a otro: el PRO en la provincia de Santa Fe fue en sus comienzos peronismo anti, que inesperadamente para sus dirigentes de entonces tomó volumen en las elecciones generales de 2011, tras la victoria en la interna del peronismo de Agustín Rossi sobre Omar Perotti y Rafael Bielsa.

Estaba claro, por los resultados que se iban dando en los sucesivos procesos electorales provinciales, que el peronismo en Santa Fe no sólo hacía mejores elecciones que las que esperaban sus candidatos, dirigentes y militantes, sino que el problema mayor era la falta de unidad y que cuando sus dirigentes consiguieran superar las diferencias iba a recuperar la provincia.

Eso pasó ayer por varias razones, empezando por la gestión al frente del partido de Ricardo Olivera, pero fundamentalmente porque el contexto nacional en pos de la unidad del peronismo es hoy más fuerte que nunca, porque la estrategia para ganar la provincia la resolvieron los líderes locales sin injerencias de ningún tipo, fundamentalmente de Buenos Aires, y porque recuperó la vocación de poder que en algunas elecciones pasadas parecía haber perdido.

La campaña electoral fue un ejemplo de ello: como hace mucho no pasaba, todas las facciones estuvieron encolumnadas. Nadie quedó afuera, todos tiraron del mismo carro, el que no estuvo de acuerdo no hizo públicas sus disidencias. Y fundamentalmente porque se habló a los ciudadanos de los dos temas que más les preocupan: la inseguridad y la crisis económica.

Rosario fue la clave del triunfo del ahora gobernador electo, porque allí los dos temas centrales de la campaña están en carne viva y el socialismo no acertó, no supo o no tuvo una estrategia para encararlos. A la ciudad de Santa Fe, el otro gran bastión electoral de la provincia, la ganó por poca diferencia. En la capital, sede de la administración pública, influyeron mensajes de campaña que nunca se deberían haber enviado, sobre todo si el que los recibe está en una posición de debilidad frente al que los emite.

A partir de diciembre, Perotti tendrá el desafío de hacer que los santafesinos vivamos mejor, tal como prometió durante su campaña electoral. El mayor de todos ellos será, en primer término, hacer que la gente se sienta más segura. Y deberá potenciar las actividades vinculadas a la producción y a la ciencia, dos temas sobre los cuales viene trabajando desde que fue electo intendente de Rafaela en 1991. No hay chances de mejorar la calidad de vida de la población si no se pone a la producción y al trabajo como ejes centrales de la vida cotidiana.

Rosario fue la clave del triunfo del ahora gobernador electo, porque allí los dos temas centrales de la campaña, la inseguridad y la crisis económica, están en carne viva.