TEATRO CON SELLO SANTAFESINO

Comedias para la posteridad

La editorial de la Universidad Católica de Santa Fe presentó los tres volúmenes, a través de los cuales fueron compiladas varias obras del director y dramaturgo José Ignacio Serralunga. Incluyen comedias dramáticas, de humor y otras destinadas al público infantil. “El formato del papel viene a dar una especie de garantía de que lo que hacés merece sobrevivirte”, expresó el autor.

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El dramaturgo José Serralunga (derecha), en la presentación de los libros junto a Fabián Pínnola. Foto: Pablo Aguirre

 

Juan Ignacio Novak

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En su sede de Echagüe 7151, la Universidad Católica de Santa Fe presentó los libros que contienen en sus páginas las obras del dramaturgo, director y actor José Ignacio Serralunga. Los mismos fueron editados por la editorial de esa casa de estudios. Los flamantes volúmenes incluyen comedias dramáticas, de humor y otras destinadas al público infantil. Puntualmente, “El guapo y la gorda”, “Tranquilo, Pappo, tranquilo”, “Altro que lovestori”, “Pitbull, el sajón”, “Touché mon amour”, “El panteón de los Garramuño”, “Odiar lo que se ama”, “Vaya, Ramona, vaya”, “Vieja loca”, “Arrozal”, “La serpiente dorada”, “A2: Hundido”, “Un chico ideal”, “El tigre y el capitán”, “Hay lío en el río”, “Wisteria y el hada”, “El sueño de San Martín” y “Belgrano en celeste y blanco”.

Para José, el hecho de que la Católica haya decidido poner en letras de molde parte de sus creaciones dramatúrgicas supone “agradecimiento, orgullo y satisfacción, pero, más que nada, de alegría”. “Es dejar algo en este mundo que te trascienda, que te sobreviva, que te haga ver más allá del hoy. Decir, de alguna manera, que no pasaste sin dejar huella. Todo escritor quiere compartir lo suyo, difundirlo, darlo a conocer. Y el formato del papel viene a dar una especie de garantía de que lo que hacés merece sobrevivirte”.

La elección de la comedia es, para el autor, una forma de combinar la producción dramatúrgica y la diversión. “Me río mucho en el proceso y también me emociono cuando trato temas más sensibles”, resaltó. De hecho, las temáticas que aborda son muy variadas, no sólo en el tema central sino también en los ambientes donde ocurren y en los tratamientos estilísticos y recursos dramáticos. Hay historias de amor, otras que dialogan con la realidad social actual, referencias a hechos históricos o inclusive a la realidad medioambiental. “Hay hasta una leyenda medieval sajona y otra de guapos tangueros. Aparecen muchas historias relacionadas a los lazos familiares, la adopción y el paso del tiempo. Esos son temas que me conmueven”, señaló a El Litoral.

Respecto al proceso creativo que rodea sus obras, destacó que su batalla pasa por permitir que las cosas que le suceden lo impacten y remuevan algo por dentro. Eso en un contexto en el cual, asegura, “estamos completamente invadidos por información, datos, obligaciones y nos creamos una especie de coraza para que no nos afecte demasiado la vida cotidiana”. Para José, “cuando alguna se instala con fuerza, me obliga a prestarle atención, y la maduración de esa sensación hace que vaya de alguna manera tomando cuerpo, forma, escogiendo el ambiente y el tono con que sucederá la acción al escribirla”. Admite que no tiene nunca personajes o historias antes de empezar a escribir. “El disparador me propone, intuitivamente, cómo empezar. Y una vez que estoy en el baile, a bailar se ha dicho. Cada historia toma para sí un tono, un ritmo, una musicalidad, una emoción propia. Lo que hago es aceptarla como viene y prestarle los dedos para que se escriba. Mi aporte, diría, es el del oficio de escribir teatro, que implica el dominio de técnicas y recursos específicos”, dice.

Saltar sin red

Hacer reír no es tarea fácil. Sin embargo (su producción lo demuestra) Serralunga siempre aceptó el reto. Al repensar las claves para esta tarea, recordó un consejo del dramaturgo Mauricio Kartún: no concentrarse en los chistes, que son un arma de doble filo, que si funcionan suman, pero si no funcionan restan, sino en las situaciones, para que sean ellas las responsables de, en el caso del humor, hacer reír. “Si escribís teatro, tu obligación es inventar situaciones, conflictos, nudos de tensión que sostengan la cosa. Si actuás teatro, tu obligación es sumarte a esa estructura haciendo las cosas que le toca hacer a tu personaje”, explicó.

Aunque fue responsable de muchas risas gracias a sus obras, José tiene claro que el secreto para hacer reír no lo tiene nadie. “Cada puesta es una nueva prueba, un nuevo riesgo. Lo que hago para probar antes de que lo vea el público es sencillamente, ver si a mí me da risa y si a los actores les da risa. Aquellos del público que compartan el mismo tipo de humor se reirán. Los que no, no. Lo otro es cuestión de estadísticas: si muchos coinciden, será un éxito, y si no, no. No hay red para esto. Hay que tirarse y ver cuántos chichones te da el porrazo”, finalizó.

Agradecimientos

José Ignacio Serralunga manifestó su agradecimiento a la Dra. Graciela Mancini, directora de la Editorial UCSF. “Gracias a ella que estos libros existen, estuvieron en la Feria del Libro de Buenos Aires, irán a la de Guadalajara en México, y me consta que ya han llegado a lugares tan distantes como Río Gallegos, Zapala e incluso al exterior”. También a Luis Alberto Sáez, dramaturgo y a Fabián Pínnola, “compañero de batallas y de vinos”.

Sintonía emocional

Parte de la obra de Serralunga fue pensada para el público infantil. Consultado al respecto, apuntó que en el teatro para chicos no hay lugar para términos medios, gusta o no gusta. “El chico, apenas se empieza a aburrir, se aleja y es difícil traerlo de nuevo a la historia. Creo que hay que estar al tanto de su pequeño mundo, conocer de qué se ríe, cuáles son sus personajes favoritos, sus códigos verbales y gestuales, para entablar una sintonía emocional. Hoy no podés aparecer en el escenario y hablar con palabras que no comprendan, fuera de uso. El teatro necesita adaptarse a lo que ellos consumen, sin perder su identidad”.