El capítulo local de una tendencia mundial

Bioeconomía: un concepto clave tras el acuerdo Mercosur-UE que empiezan a aplican algunas empresas santafesinas

De qué se trata y por qué resulta importante entender este cambio de paradigma, que podría resultar esencial a la luz del entendimiento que tuvo un paso en firme a principios de mes.

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El Caso Yeruvá. Desde Esperanza, utiliza la sangre bovina y porcina proveniente de la faena de animales en frigoríficos para generar productos de alto valor proteico.

Fotos: gentileza

 

Juan Chiummiento

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Tras un largo de período de negociaciones se firmó el primer paso del acuerdo entre el Mercosur y la Unión Europea. Uno de los principales desafíos que genera el entendimiento es la búsqueda de mayor competitividad por parte de las empresas sudamericanas, quienes deberán adaptar sus líneas de producción a estándares internacionales vinculados a trazabilidad, pautas sanitarias y normas de calidad. Es por esa razón que el concepto de bioeconomía -que plantea procesos más sustentables en línea con esta tendencia- recobra en este contexto una doble importancia, no solo para la preservación del ambiente sino también para asegurarle al sector privado mayores oportunidades de negocios. En Santa Fe ya hay varias firmas que picaron en punta en la materia.

En el marco de una jornada organizada por la Universidad Nacional de Rosario, Pablo Nardone -funcionario perteneciente a la Secretaría de Estado de Gobierno de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva del gobierno nacional- fue tajante respecto del valor de este concepto que de a poco gana espacio en las agendas productivas: “La bioeconomía no es una posibilidad, es una obligación. El que no lo entienda va a quedar restringido a mercados marginales, que son los que menos van a pagar”, dijo.

El especialista, quien tituló su disertación “Los Senderos de la Bioeconomía”, señaló que Europa ya estableció que para 2022 todos aquellos productos alimenticios que ingresen a sus fronteras deberán contener pautas de eco etiquetado, lo que significa demostrar la huella de carbono o análisis de ciclo de vida de las mercaderías. Se trata solo de un primer paso, pero que incluso grandes cadenas del supermercadismo mundial ya lo han incorporado en sus políticas.

Es decir que más allá de la puesta en vigencia del acuerdo -que algunos calculan puede demorar hasta 15 años-, en el Viejo Continente ya existen barreras paraarancelarias que pueden trabar el ingreso de productos importados. Así lo señaló también Andrés Musacchio, investigador del Conicet en la Universidad de Buenos Aires: en declaraciones periodísticas vertidas a los pocos días del anuncio oficial, mencionó que la Unión Europea “impondrá estándares de calidad y sanitarios, incluidos los agroquímicos y medicamentos, sobre todo para bienes agrícolas e industriales”. También señaló que en Europa crecen los programas municipales y provinciales de compre local o regional para evitar el daño ambiental que supone el transporte de mercaderías.

“Lo bueno es que en Argentina el sector privado enseguida tomó el tema. Si bien ya se venía de alguna tradición ligada a la bioeconomía, por ejemplo a través del crushing de granos, conceptualmente prendió rápido y sobre todo en lo referente a desarrollo de tecnología viene avanzando muy rápido”, dijo Nardone, quien agregó que “los empresarios son muy conscientes del tema porque además de los beneficios ambientales y sociales estas innovaciones se pueden monetizar”.

Desde Casa Rosada, en línea con estas líneas de trabajo, está avanzada la posibilidad de lanzar un sello denominado “Bioproductos Argentinos”, al que accederán aquellas producciones que posean determinado porcentaje de bioinsumos de origen nacional. “Se tratará de una distinción de calidad que si bien no tiene incorporado algún tema relativo a política fiscal, sin dudas servirá como vidriera no solo en el país sino también hacia afuera”, indicó Nardone, que forma parte de la Comisión Nacional Asesora en Biomateriales, órgano que impulsa el reconocimiento.

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El Caso Bioceres. Se trata de la firma encargada de impulsar la semilla resistente a la sequía.

El capítulo santafesino

Fue el propio Nardone el que se encargó de señalar varios casos testigo de empresas oriundas en nuestra provincia que ya están incorporando el concepto de bioeconomía en sus procesos productivos.

Además de las firmas vinculadas al crushing, se destacaron los casos de Bioceres, Yeruvá, Conecar Ganadera, Tanoni Hermanos y Adecoagro. A ellas bien pueden sumarse las vinculadas a la generación de energía a partir de elementos biológicos, como Seeds Energy Group y Biomasa Venado SA, ambas enclavadas en el polo semillero de Venado Tuerto.

El de Bioceres tal vez sea el ejemplo más descollante respecto a la creación de un valor sustentable y altamente eficiente, logrado con la utilización de recursos biológicos renovables. Se trata de la firma encargada de impulsar la semilla resistente a la sequía, resultado de investigaciones realizadas por Raquel Chan, directora del Instituto de Agrobiotecnología del Litoral.

El revolucionario desarrollo no hubiera sido posible sin la previa visión estratégica de los responsables de la empresa, que se unieron al Conicet para dar luz al Instituto de Agrobiotecnología Rosario (Indear), que cuenta con las plataformas de biotecnología más avanzadas de Latinoamérica.

Otro caso es el de Conecar Ganadera, firma con más de 30 años en el sector y que actualmente opera un rodeo superior a los 10.000 animales en la ciudad de Carcarañá. Su presidente, Roberto Guercetti, se ha definido varias veces como un optimista de la “nueva ganadería”.

En diálogo con El Litoral, resaltó los fundamentos de su estrategia de negocios: “El agricultor produce cereales y oleaginosas que la industria convierte en harinas, aceites, alcohol y subproductos. Los corrales de Conecar Ganadera, convierten los subproductos en carne para consumo interno y exportación, nuevamente materia prima para que la industria frigorífica transforme en alimentos elaborados. Y la rueda sigue girando porque el guano de los corrales se transforma en biofertilizante que vuelve a la tierra para que el agricultor inicie nuevamente el ciclo”, explicó.

Aunque por ahora se limita a un proyecto -el alto nivel de tasas hace imposible su ejecución-, este año Conecar finalizó un estudio para la construcción de una planta de biogás, que en una primera etapa contempla el tratamiento de los residuos de 5.000 cabezas, para luego poder escalar al 100% del rodeo.

Donde sí se pudo avanzar con la ejecución del biodigestor fue en Christophersen, en el sur provincial. Allí la firma Adecoagro logró cerrar uno de los últimos eslabones de un modelo de integración vertical exitoso en la industria láctea. El implemento le permite generar energía y biofertilizantes que se reutilizan para los cultivos, desde donde se extrae el alimento del que se nutren las vacas.

A pocos kilómetros de allí, en el entorno de la ciudad de Venado Tuerto, se emplazan otros dos casos de éxito de la bioeconomía: se trata de Seeds Energy Group y Biomasa Venado SA. En ambos se trata de proyectos vinculados a energía renovable a partir de biomasa, en una zona donde operan las principales firmas semilleras del país, que aportarán el insumo principal para el proceso productivo.

Desde Nación también destacaron el caso de Yeruvá. Radicada en la ciudad de Esperanza, utiliza la sangre bovina y porcina proveniente de la faena de animales en frigoríficos para generar productos de alto valor proteico que colocan en una veintena de plazas internacionales.

Qué es la bioeconomía

La bioeconomía encierra toda una serie de conceptos relacionados a un modelo de economía circular, que se opone al paradigma de industrialización tradicional. Sin perder de vista la sustentabilidad económica, social y ambiental, lo que busca es hacer más eficiente el uso de los recursos naturales y aumentar la productividad del sector agropecuario.

Dicho con otras palabras, “bioeconomía” es el conjunto de sectores que utilizan recursos o procesos biológicos para la producción sustentable de bienes y servicios.

Por sus características, la Argentina ofrece múltiples posibilidades para su desarrollo: su extenso territorio, gran amplitud climática, biodiversidad disponible, una importante superficie de bosques nativos e implantados, y sectores agrícola-ganaderos y agroindustrial altamente competitivos.

  • La bioeconomía no es una posibilidad, es una obligación. El que no lo entienda va a quedar restringido a mercados marginales, que son los que menos van a pagar”.

Pablo Nardone

Secr. de Gobierno de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva de la Nación