El profesional que vive a la sombra del último campeón de Wimbledon

Ulises Badio, el santafesino que prepara físicamente a Djokovic

Desde 2017, es el fisioterapeuta personal del actual Nº 1 de mundo y uno de los mejores tenistas de la historia. Nacido en la capital de la provincia, formó parte del staff de terapeutas del circuito ATP antes de empezar a trabajar con el serbio.

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Ulises y Novak. Juntos desde el año 2017. Badio planifica, entre otras cosas, ejercicios de recuperación y prevención de lesiones. Está en todos los detalles.

Foto: All England Lawn Tennis y Croquet Club (AELTC)

 

Sebastián Casse

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Una de las principales fortalezas de Novak Djokovic, el actual Nº 1 de mundo y uno de los mejores tenistas de la historia, es su estado físico y resistencia. El reciente campeón de Wimbledon posee una elasticidad anormal que le permite llegar a pelotas que parecen imposibles de alcanzar. En parte, esa capacidad es responsabilidad de un santafesino: se trata de Ulises Badio, el fisoterapeuta de la estrella serbia.

El profesional de 41 años es licenciado en kinesiología y fisioterapia, especialista en trastornos de hombro, codo y mano, y tiene conocimiento de medicina y nutrición china. Su tarea fue clave en la recuperación del serbio, que luego de Wimbledon 2017, se ausentó del circuito por el resto del año debido a una lesión en el codo que lo tenía a maltraer y no lo dejaba desplegar su tenis.

De bajo perfil, no suele dar entrevistas y, con amabilidad, escapa de los medios periodísticos. En su trabajo tampoco necesita hablar mucho: con las manos, Ulises detecta emociones. Gracias al altruismo, la humildad y la serenidad que lo caracterizan, logra acelerar el proceso de sanación.

Preparación

Badio nació en marzo de 1978 en la ciudad de Santa Fe, donde vivió sus primeros años. Luego se mudó a la turística localidad cordobesa de Villa Carlos Paz. Allí encontró su vocación y comenzó a estudiar en la Universidad de Córdoba para luego perfeccionarse en Nuevo México, Valencia y Roma.

De padre italiano, se formó como fisioterapeuta en Motta di Levenza, una comunidad de Véneto, y trabajó en el Ospedale Riabilitativo di Alta Specializzazione. Puso en práctica su conocimiento trabajando en un equipo de fútbol en España y en otro de Italia, y también ejerció en un hospital especializado en rehabilitación ortopédica y una clínica privada.

Después de un curso de especialización en medicina del deporte en Estados Unidos y de otro para el tratamiento de patologías en el hombro, el santafesino empezó a formar parte del staff de terapeutas del circuito ATP.

La conexión con “Nole”

Badio y Djokovic se conocieron en el Masters 1000 de Roma en mayo de 2017, cuando el serbio se encontraba sin cuerpo médico. El santafesino lo acompañó durante todo el torneo, donde “Nole” perdió en la final ante Alexander Zverev.

La buena conexión entre ambos llevó a que también lo asistió en Roland Garros, segundo Grand Slam del año, donde el vínculo se consolidó y el argentino dejó de lado sus trabajos en el circuito ATP para sumarse al equipo de Djokovic.

“El desafío era muy grande. Pero siento que me preparé toda mi vida para este momento. Me sentía a la altura‘, le dijo a La Nación en 2018.

El trago amargo

A poco de conocerse, en julio de 2017 el serbio recibió uno de los golpes más duros de su exitosa carrera. En el partido de cuartos de final de Wimbledon ante el checo Tomas Berdych, Djokovic sufrió una lesión en el codo, por lo que debió abandonar ese partido y luego el resto de la temporada.

Durante ese período junto al santafesino probaron tratamientos conservadores y menos invasivos, tratando de evitar la cirugía (algo que finalmente se concretó en una clínica de Suiza, a principios de 2018).

En esa etapa la relación con el argentino se consolidó aún más. “¿Cuál es mi virtud?, que trabajo en silencio”, explicó el especialista en medicina y nutrición china, aspectos que ayudaron mucho a Djokovic, ya que el serbio es vegetariano y tiene una fuerte vida espiritual.

No obstante, a pesar de infiltraciones, medicamentos y fisioterapia, el dolor continuó torturándolo. Así y todo, intentó regresar aunque sin demasiado éxitos. De hecho, en medio de ese período decidió separarse de sus entrenadores, Andre Agassi y Radek Stepánek, y regresar con su entrenador de toda la vida con quien ganó sus títulos más importantes, Marián Vajda. Sin embargo, Badio es el único que se mantiene inamovible en el equipo del serbio.

A pesar de algunos malos resultados y dudas en torno a la forma en la que iba a regresar y si iba a volver a ser el de antes, Djokovic se consagró campeón de Wimbledon y luego del US Open al derrotar en la final al argentino Juan Martín del Potro en sets corridos. Además, el año que comenzó en el puesto 12 lo cerró en la cima.

Mantener a la estrella

En el equipo del serbio, Badio es quien planifica sus ejercicios de recuperación y de prevención de lesiones, sumado a la dieta que elabora para que “Nole” esté a tope físicamente. Está en todos los detalles: se encarga de los ejercicios de rehabilitación, de la planificación de sus comidas y hasta de preparar los batidos vitamínicos.

“Muchas veces los fisioterapeutas, más allá de hacer una evaluación al paciente, somos capaces de leer y escuchar con las manos. No se trata solamente de tocar. Trabajar tanto tiempo en uno mismo hace que podamos tener resultados”, explica en diálogo con ATPTour.com el profesional de 41 años.

Si bien el santafesino vive en Italia, viaja constantemente a Montecarlo y Belgrado, donde el serbio pasa el mayor tiempo cuando no está viajando por los torneos.

“Trabajar con Novak hace que esto sea como un cómic. Él es un superhéroe y yo parte del ‘team’ que trabaja en silencio para que el mundo lo vea. Yo curo muchos detalles de este superhéroe, ya sea fuera o dentro de la cancha. Estoy con él las 24 horas. Y eso me apasiona. Fue lo que siempre soñé”, manifiesta orgulloso.