El viernes, en Island Corp

Una gira hasta la madrugada

La Beriso vuelve a santa Fe para presentar su último disco y las canciones creadas en sus 20 años de carrera. En diálogo con El Litoral, el bajista Ezequiel Brolli recorrió la historia y la actualidad de una de las bandas más convocantes del país.

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En la ruta: Rolo Sartorio al volante de este viaje que recorre las rutas argentinas y del exterior. Foto: Gentileza producción

 

Ignacio Andrés Amarillo

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El próximo viernes desde las 21, en el complejo Island Corp (Ruta Nacional 168 kilómetro 80), La Beriso volverá a Santa Fe para presentar su último disco, “Giras y madrugadas”, junto con sus canciones de siempre. Las entradas está a la venta en disquerías Compactos (San Martín 2254, Santa Fe) y Breyer (San Martín 800, Paraná), y de manera online en www.turboentrada.com.

En la previa, El Litoral dialogó con el bajista Ezequiel Brolli (parte de la formación que encabeza Rolando “Rolo” Sartorio desde la voz y la guitarra, y completan Emiliano Mansilla y Yamil López en guitarra y coros, Javier Pandolfi en batería, Conde Kung en teclados y coros y Pablo Puntoriero en saxofón) sobre el presente y el recorrido de esta banda de gran convocatoria.

En estudio

—Editaron hace poco “Giras y madrugadas”. ¿Cómo fue el proceso de componerlo y grabarlo?

—Este disco fue súper especial para nosotros. Hace muchos años que no grabábamos así, sin productor: no porque esté bien o mal, simplemente queríamos sacar un disco con por ciento nosotros, con lo bueno y con lo malo que pueda llegar a ser. Entonces lo que hicimos fue meternos en nuestra sala y empezar a armar los temas, arreglarlos, grabar algo, escucharlos. Hacer todo ese trabajo nosotros, así cuando entramos al estudio los temas fluyeron, la onda que se generó fue increíble: la pasamos muy bien grabándolo, y realmente sacamos el disco que queríamos, lo sentimos y escuchamos muy propio. Así que felices y esperando poder tocar estas canciones en vivo.

—Los primeros adelantos fueron “Hastío”, “Revolución” e “Inmortal”, que son canciones muy diferentes entre sí. ¿Las eligieron para mostrar la diversidad del disco?

—Sí, la verdad que hay un montón de variedad. Lo que pudimos hacer en este disco es que dejamos a las canciones ser lo que son, lo que te pidieran. No forzamos ninguna canción a ningún estilo; todos los temas tratamos de que tengan su propia personalidad, y que si salía uno como “Revolución”, que por ahí es más tranquilo y tiene una rítmica que no es la del rock se pudiese hacer. Hay un montón de variedad porque las canciones son diferentes y queríamos mantener esa esencia. Queríamos que se pueda escuchar por todos los lados donde pase el disco.

—“Revolución” es medio como un huayno a lo León Gieco, con acordeón y el coro: mucha producción.

—Exactamente: tiene el coro gospel que vinieron a grabar, estuvo buenísimo y le sentaba muy bien al tema.

Escenarios

—Son la última banda argentina que llenó River. ¿Es como una presión a la hora de seguir el trabajo o los estimula para más?

—Obviamente que tocar en River es algo que nunca hubiésemos imaginado y fue absolutamente increíble. Después lo que no hay que hacer es dormirse en los laureles y pensar que porque uno llegó a ese lugar ya tiene todo hecho. Al otro día de River nos pusimos a laburar en lo que venía adelante. Nos gusta tocar en estadios y está re bueno, sería mentir si dijera que no; pero también nos gusta estar bien cerca de la gente: después de Vélez, que fue cuando festejamos los 20 años de la banda, a los 20 días estábamos tocando en El Teatro de Flores, que es para menos de 2.000 personas. Nos gusta tocar y que la gente nos pueda escuchar; así que siempre que se pueda y haya un lugar en donde podamos tocar vamos a ir.

—De hecho van a muchas ciudades donde no van otras bandas. ¿Siente que la gente se lo agradece?

—Totalmente. También eso va muy ligado al público: el público de La Renga (una banda súper convocante) está acostumbrado a viajar, y si anuncian una fecha en Córdoba, en Santa Fe o Mendoza hay un montón de gente que se moviliza: son grupos de chicos. Nuestro público es más familiar, personas mayores que nos vienen a ver aparte de los pibes no viajarían, no tienen la posibilidad. Por eso nos gusta ir a cada una de las ciudades.

Aparte de que eso significaría estar mucho tiempo sin tocar entre fecha y fecha, y como decía antes nos encanta tocar, no podríamos estar demasiado tiempo sin dar algún show. Nos gusta hacer esos shows donde la gente está bien cerca y podés compartir eso. Eso hace que vayamos a mostrar lo que hacemos.

Por el mundo

—Estuvieron en Estados Unidos, en octubre van a girar por Chile y México. ¿Cómo están viviendo este momento más internacional?

—Es un nuevo gran desafío, porque no es salir dejar de tocar en la Argentina, donde ya nos conocen y tenemos nuestro público, y sabés que en las fechas va a estar la gente que te conoce, y va a estar buenísimo. Cuando empezás a tocar afuera vas de visitante, y es mucha menos la gente que te conoce. Es como empezar de nuevo el recorrido que habíamos hecho hace muchos años acá en la Argentina: tocar en lugares muy chiquitos, y que ese boca en boca se vaya generando, volver y armar la rueda. Es como un volver a empezar que está bueno, porque es divertido por un lado volver a esa época pero con todo lo vivido encima; y está bueno tener siempre desafíos, un objetivo que te haga continuar trabajando.

—¿Cómo es de diferente ese público, o qué esperan de ustedes?

—Está el público que nos conoce, que escucha los discos a través de un amigo o pariente, o es un argentino que se fue a vivir afuera, y conocen las canciones. Despúes hay un público más expectante: viendo qué proponemos, que nunca nos escuchó en vivo, entonces tenés que tratar de convencerlos, enamorarlos, como lo hicimos acá. Está buena esa mezcla. Es difícil armar las listas , porque no sabés cuál es el disco o las canciones que fueron más escuchadas. Es un lindo desafío que hacemos hoy, y vemos la respuesta de la gente: por eso volvemos a un montón de lugares.

Crecer

—Llevan unos 20 años de actividad, siempre fueron creciendo. ¿En qué momento se dieron cuenta de que la cosa iba a funcionar?

—Desde que empezamos, cuando nos juntábamos a comer o a fin de año brindábamos porque había sido el mejor año de la banda. Y así durante un montón de años, cerrábamos cada año mejor que como lo empezamos. Después hubo un montón de años en el underground que ese mejor era muy poquito mejor y todavía uno no daba el salto a que lo escuche el público masivo.

El primer show que a nosotros nos sorprendió, y nos dimos cuenta de que estábamos por el camino correcto, que cosas importantes nos estaban pasando, fue el primer Luna Park. Siempre que nos preguntan por una fecha de inflexión fue esa: hacerlo nos parecía una locura, después lo queríamos hacer reducido, sin algunas tribunas como para que quede lindo; y se terminó agotando. Ahí fue cuando dijimos “epa, si proponemos cosas más grandes la gente nos está respondiendo, vamos por más”.

—Que no es poco, un Luna Park.

—Para nada, a nosotros nos parecía un techo, pero nunca determinamos cuál tenía que ser el techo de la banda. La mentalidad es que el próximo show tienen que ser el mejor, igual que el próximo disco; y tratar de mejorar como músicos y como banda en general. Eso es algo que se mantiene hasta el día de hoy.

Más allá

—Si tuvieras que contarle después de tantos años, a alguien que no los conoce, qué es La Beriso, ¿qué le dirías?

—Que somos una banda de amigos, una familia (después de 20 años ya la palabra amigos queda chica) que nos gusta hacer canciones, y que ha trabajado y se ha sacrificado muchísimo para tener lo que tiene.

—¿Qué cosas les gustaría poder concretar en el futuro cercano, o alguna deuda pendiente que tengan?

—Siempre que hacemos un recuento de las cosas que nos pasaron, en el tintero no nos quedan, porque vivimos cosas que no nos habíamos animado a soñar: tocar en los estadios donde tocamos, lo momentos que vivimos, tocar con los Stones, los Who, los Guns. Cosas en el tintero sería demasiado pedir que nos quedaran. Siempre tenemos la misma mentalidad de tratar de hacer mejor las cosas, y que el público nos acompañe. Después es continuar y tratar de ir para adelante, pero sin ninguna meta puntual, porque cada vez que nos planteamos una meta después nos terminaron pasando cosas mejores. Entonces dejamos que el camino se recorra y nos sorprenda un poco lo que se puede conseguir.