Rosa Tarlovsky de Roisinblit, nacida en Moises Ville

El Senado nacional celebró la lucha de la vicepresidenta de Abuelas

La Cámara alta del Congreso le otorgó la Mención de Honor Juana Azurduy De Padilla a una reconocida dirigente del movimiento de Derechos Humanos. Su historia y su mensaje.

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Rosa junto a su nieto recuperado, Guillermo Pérez Roisinblit, tras recibir de la senadora por Santa Fe, María de los Angeles Sacnun, la distinción de la Cámara. A su lado, su par del Chaco, María Inés Pilatti Vergara. Foto: Gentileza Prensa senadora Sacnun.

 

Redacción El Litoral

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“Si un grupo de mujeres, abuelas con mucho amor y dolor, sin poder económico ni político, hemos podido reparar en parte el agravio infligido a nuestros nietos, qué no podrían revertir el poder del Estado, el Parlamento y la Justicia, en fin, todos los poderes del hombre que alguna vez fue niño”, dijo en el Senado de la Nación la vicepresidenta de Abuelas de Plaza de Mayo, Rosa Tarlovsky de Roisinblit, una santafesina nacida en Moises Ville cuya lucha fue reconocida por la Cámara alta del Congreso.

En agosto cumplió 100 años. Los últimos 41 los pasó luchando. Su hija Patricia, secuestrada y desaparecida cuando tenía 25 años, estaba embarazada. Fue en octubre de 1978, “y desde entonces yo estoy luchando. No me quedé en casa a llorar, yo salí a luchar. Y yo creo que mi lucha ha dado sus buenos resultados”, dijo a la prensa en 2016.

“Espero que la lucha de Rosa nos permita alumbrar una Argentina gloriosa con oportunidades, abrazando la memoria, la verdad y la justicia”, expresó la senadora nacional por Santa Fe María de los Angeles Sacnun al hacer entrega de la “Mención de Honor Juana Azurduy De Padilla” que le otorgó el cuerpo a la abuela Rosa, en un acto realizado en el Salón Atrio del Palacio Legislativo.

“Para nosotros ha sido transcendental como país la lucha que llevaron adelante Madres y Abuelas de Plaza De Mayo. Muy emocionados por tener aquí la presencia de Rosa en un homenaje que seguramente vamos atesorar, en mi caso particular como santafesina”, destacó la legisladora.

Maternidad

“En la vida de Rosa hay dos puntos centrales que se ligan fuertemente a la educación y a la salud pública. A la educación pública por su formación en la Universidad Nacional del Litoral, pero también como jefa de la Maternidad de la Escuela de Obstetricia de la ciudad de Rosario, lo que significó atravesar la salud pública con su profesión de obstetra, aquella que la hará alumbrar”, sostuvo Sacnun.

Dijo que en la vida de Rosa “encontramos que allí donde nació (Moisés Ville), se fundó una de las primeras cooperativas agrícola de Santa Fe, arraigada a la producción de alimentos, y justamente hoy se concreta la media sanción de una ley que necesitamos porque en nuestro país hay hambre nuevamente”, agregó.

“Cualquiera de las abuelas podría con todo derecho haberse quebrado, llorar y a padecer la tristeza de la desaparición de sus hijos, yernos, nueras, nietos y sin embargo ellas no lo hicieron y salieron para adelante, lo que las convierte en una referencia”, puntualizó Guillermo Pérez Roisinblit, nieto recuperado de Rosa al hacer uso de la palabra en agradecimiento a la distinción.

Cosas que dice un hombre que ríe

Luis Rodrigo

Se llama Guillermo Rodolfo Pérez Roisinblit. Conservó Guillermo de sus apropiadores y agregó Rodolfo porque ese nombre es el que había elegido su madre, Patricia, desaparecida en la ex ESMA en 1978, donde tuvo su parto.

Esta semana vivió la felicidad de estar con su abuela Rosa en el Senado de la Nación, donde se celebró su lucha. Para hablar con El Litoral postergó la charla por teléfono en un par de oportunidades, es que está con su abuela y repasan los goces del día anterior.

“Fue una caricia para el alma”, dice Guillermo que describió la emoción y la alegría que vivió la mujer que “lucha desde 1978, cuando salió a buscarnos” y que “de haber sido una de ‘las viejas locas de la Plaza’ que ‘hacían una campaña antiargentina’ hoy recibió un homenaje en el Senado de la Nación... imagináte que hay todo un trecho”, subraya.

“Soy hija de desaparecidos. Estoy buscando a mi hermano. Creo que podrías ser vos”, ese fue el mensaje que, en un papel, en medio de un libro de Abuelas recibió Guillermo de su hermana (criada por sus abuelos).

Ocurrió hace casi 20 años. Hoy tiene 40 y ha vivido casi la mitad de su vida como Guillermo Gómez. Saca cuentas sobre ese pasado y su presente. Sobre lo imposible que sí le pasó: ser un bebe apropiado.

“Lo de ayer fue emocionante. Rosa es muy convocante, ella estuvo rodeada de muchos afectos. Faltó alguna gente, pero también fue mucha gente”, comenta.

Se reconoce admirador de su abuela, y dice “me cuesta mucho disociar que soy el nieto de Rosa y no ser también una persona que admira mucho su lucha”.

Como todo nieto se ocupa de las cuitas que traen tantos años. Tiene que haber gente con Rosa todo el tiempo, pero “como trabajo a tres cuadras de su casa, por cualquier cosa estoy cerca, ella necesita deplazarse una silla de ruedas, está un poco sorda pero muy lúcida”.

“Mi vida está bien. Los primeros años fueron complicados, pero si me tengo que definir, creo que hoy estoy lo más cerca de la persona que tendría que haber sido si no me hubieran secuestrado los militares. Lo siento así”, dice.

Hay un silencio, y cuando nota que el periodista no puede hablar el que habla es él. “Mirá, la mayoría del tiempo soy un tipo muy feliz, tengo una vida que comenzó con una tragedia, pero con eso uno hace los cimientos. Si tuvieramos la posibilidad de conocernos te darías cuenta que estoy siempre con una sonrisa, que estoy jorobando... No soy un tipo depresivo, trato de disfrutar la vida, de mi familia, estudie una carrera de grado después de todo esto... Estoy bien, tengo una militancia, cosas que antes para mi era impensado. Representé durante tres años seguidos a mis compañeros de trabajo como delegados, también algo que era impensado en mi otra vida”.

“Ahora todo pasa en un colectivo, con otros compañeros. Mi vida tuvo un buen cambio. La desgracia que nos sucedió no me cambia el optimismo del día a día”.

De sus apropiadores, Guillermo distingue a Gómez -un agente civil de la Fuerza Aérea que sigue detenido- de Dora, cuando se le pregunta si conserva afectos “de su otra vida”.

Para el militar no hay ninguna palabra que pueda siquiera parecerse a papá. “Me generó miedo, era sumamente violento, le pegaba a su esposa”. Para ella, en cambio, aclara: “Sigo mi relación, no tengo por qué ocultarlo: es lo que siento. Para mí es siempre difícil porque lo que ella también llama afecto, cariño, amor, también está teñido de una brutal mentira. No voy a tirar por la borda lo que de mi parte es un cariño genuino y auténtico. Me costó mucho tiempo de análisis y terapia pero la sigo viendo. No le digo mamá. Mi mamá es Patricia; mis hijos no le dicen abuela, su abuela es Patricia. Con lo que tengo es con lo que pude construir”, enseña.

“Viví tantos años como Guillermo Gómez, que todavía pesan tanto, que recién cuando tenga 42 voy a haber vivido la misma cantidad de tiempo que como Guillermo Pérez Roisinblit”, resume.