De la Redacción de El Litoral
El alumno debe tener “autoconciencia” de cuánto tiempo y esfuerzo le demanda aprender un contenido.
De la Redacción de El Litoral
No existe la técnica de estudio ideal e infalible. Subrayar, tomar notas en clase, hacer cuadros sinópticos o resúmenes propios, estudiar directamente del libro o apunte, y allí marcar las palabras clave o hacer anotaciones “ayudamemorias” al margen. Todas pueden servir, pero ninguna es perfecta ni está ligada exclusivamente a una determinada ciencia. Es la conclusión compartida de tres profesionales que trabajan en el ingreso a ese mundo exigente -pero maravilloso a la vez- que es la universidad.
Eso no es todo. Hay representaciones estereotipadas sobre cómo estudiar una determinada materia. Por ejemplo, se cree que un estudiante de matemática o ciencias económicas podrá aprender contenidos sólo haciendo ejercicios prácticos; o que el de una carrera de humanidades sólo leyendo textos largos, subrayando o escribiendo apuntes propios.
“Nosotros estamos trabajando en deconstruir o desarticular esos estereotipos, porque no hay una sola forma de acceder al conocimiento, sino varias”, coincidieron Daniel Gastaldello, doctor en Semiótica, que colabora con Bárbara Mántaras, directora de Articulación de Niveles e Ingreso, y Andrea Pacífico, coordinadora del Programa de Articulación de Escuelas Secundarias y Universidad (UNL).
Lenguajes múltiples
Históricamente, se ha concebido que el texto escrito es la única forma de conocimiento. “Es el concepto de Logocentrismo, donde la palabra escrita es la única vía de acceso al saber. Pero hoy vemos que un estudiante maneja distintas herramientas: a lo mejor, escuchó de alguien una idea y le quedó grabada, vio un documental o leyó una información del buscador de Google. Algo de eso sirvió para aprender”, dijo Gastaldello.
Entonces hoy, además del texto escrito, el estudiante cuenta con lenguajes múltiples para acceder al conocimiento. En este sentido, “debiéramos pensar al alumno como sujeto de aprendizaje con una historia biográfica y experiencias previas que trae consigo e inciden directamente en cómo aprende. También en cómo es su relación con su docente y de qué manera éste conoce al alumno”, agregó el especialista en semiótica.
El objetivo central del estudiante será siempre comprender un contenido -y de la institución que lo forma que éste lo logre-: “Y no importa tanto a través de qué estrategias de lenguaje (escrito, visual, etc.) se aproxima el alumno al saber para poder comprenderlo. Se puede dar por diversas fuentes, por lenguajes múltiples”, cerró el concepto.
La autoconciencia
Entonces, ¿qué es lo más recomendable al momento de estudiar y comprender para un alumno ingresante, teniendo en cuenta el brusco salto de la secundaria a la universidad? Para Pacífico, “tanto para los chicos como para los docentes, es clave empezar a introducir