Mario Cáffaro
Fuerte trabajo de respaldo y contención a las víctimas; reforzar el recurso humano e integrar toda la persecución penal en el Ministerio, como desafíos inmediatos. Mucho diálogo con autoridades locales y con la comunidad.
Mario Cáffaro
Jorge Baclini tiene apenas 50 años y asumió el desafío de conducir durante los próximos seis años el cargo de fiscal general del Ministerio Público de la Acusación (MPA) sucediendo a Julio de Olazábal. Viene de ejercer el cargo de fiscal regional en Rosario y antes fue juez de Instrucción aunque recuerda que ingresó al Poder Judicial desde el escalón más bajo. Es profesor titular por concurso de Penal I en la facultad de Derecho de la Universidad Nacional de Rosario y también da clases en la Católica rosarina. Padre de tres hijos, hincha y plateísta, con toda su familia de Newell’s.
Tiene muy claros los objetivos de su gestión: fuerte trabajo con las víctimas, lograr mayor recurso humano e integrar toda la persecución penal en el Ministerio. Pero además consideró necesaria la reforma constitucional para dotar al MPA de autonomía para seguir los lineamientos de la Constitución Nacional. Convencido de la necesidad de democratizar la justicia, valida los juicios por jurado y no le teme al uso de la figura del arrepentido aunque tiene reservas con la de agente encubierto.
—Los grandes objetivos para estos seis años...
—Muchos y los tengo trazados con distintas aristas para perseguir objetivos puntuales. Uno está relacionado con el tema víctimas, tema esencial dentro de las nuevas funciones del Ministerio Público. Tenemos que trabajar desde distintos puntos de vista, uno que hace a la contención armando equipos de sicólogos y trabajadores sociales que brinden atención directa; habrá que celebrar convenios con centros de salud de municipios o de provincia para derivar.
Un segundo momento con las víctimas es la protección. Hay que trabajar mucho en los programas de protección de víctimas. El Ministerio de Justicia está trabajando en reglamentar la ley sancionada acá. En Rosario, hemos trabajado mucho con el programa federal de protección. Tenemos que tratar de lograr un estándar similar al que tiene Nación.
El nuevo sistema cambia la visión de la víctima y la relación de protección que se necesita. En los delitos graves a la víctima, debemos protegerla para llevarla al juicio oral, protegida y contenida. Si en el ínterin esa persona sufrió una intimidación o amenaza en el juicio oral no va a declarar. Generar ámbitos adecuados para protección conlleva mayor éxito en las investigaciones.
Tenemos que trabajar en darles mayores oportunidad de opinión a las víctimas en los acuerdos alternativos que celebramos (abreviado, probation, mediaciones), integrarlas más en la opinión y trabajar más en la descentralización. En las ciudades grandes tenemos que desarrollar programas de descentralización ya en macha en Rosario. Hay que descentralizar en toda la provincia. Mi proyecto es instalar oficinas de fiscalía en las ciudades de más de 25.000 habitantes. Esta semana estuve reunido en Máximo Paz con presidentes comunales del dpto. Constitución. Esta experiencia podemos replicarla en toda la provincia porque es necesaria la relación directa, evitar que la víctima tenga que trasladarse cien kilómetros para declarar ante una fiscalía.
Debemos trabajar en las víctimas en lo que es el acceso a justicia con los consejos asesores regionales para que comiencen a tener opinión en la política de persecución penal y específicamente en todo lo que hace al funcionamiento de las fiscalías.
Un segundo nivel de trabajo está en la consolidación de los recursos humanos y materiales. Tenemos déficit de empleados tanto comunes como especialidades (sicológos, trabajadores sociales, contadores, calígrafos, peritos) que estén asesorando en temas puntuales a los fiscales. Tenemos que generar ámbitos de cursos de ingreso de empleado que no sea el tradicional. Necesitamos cubrir todos los fiscales, hay concursos en trámite y los fiscales tenemos que tener mayor intervención en el concurso. En otros momentos, el general y los regionales teníamos participación orientativa del concurso. Tenemos que opinar, somos los que manejamos el termómetro de lo que se necesita, el perfil de fiscal que queremos. No quiere decir que tengamos que definir el nombre, pero sí qué perfil queremos y tomando incidencia más particularizada del fiscal ya con cierta especialización para homicidios, delitos sexuales, etc. Un fiscal que trabaja en delitos sexuales tiene que tener un perfil de trato con la mujer que es particular.
Un tercer punto a fortalecer es integrar toda la persecución penal en el Ministerio Público. Justicia de Faltas, Justicia Penal Juvenil y Sistema Conclusional deben pasar a nuestra órbita. Es necesario que seamos orgánicos en la persecución de todos los delitos. Han pasado ya más de tres años de ingreso del nuevo sistema y estamos en condiciones de poder abarcar la persecución de los delitos globales donde cada uno tiene su importancia. La de Faltas, si bien es una cuestión menor -puede ser en Santa Fe, en Rosario-, pero en comunidades pequeñas la falta es importante porque rompe el orden social. Debemos tener posibilidad de incidir en las faltas, atado a la descentralización. Si en localidades pequeñas, ante la falta, se logra la imposición de una sanción adecuada a la infracción que nos va a dar cierta paz social.