Victor Gustavo Hadad (*)
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La política es el arte de buscar problemas, encontrarlos, hacer un diagnóstico erróneo y aplicar después los remedios equivocados. Groucho Marx
En el mundo existen actualmente cerca de siete mil puertos (contando los marítimos, fluviales y lacustres). En la República Argentina, 11 de las 23 provincias tienen instalaciones portuarias (Misiones, Formosa, Chaco, Corrientes, Entre Ríos, Santa Fe, Buenos Aires, Río Negro, Chubut, Santa Cruz y Tierra del Fuego), totalizando alrededor de 60 puertos entre fluviales y marítimos.
La República Argentina cuenta con un sistema portuario de características particulares. Con gran cantidad de terminales portuarias, frentes fluviales y marítimos con pocas comparaciones en el mundo, podría argumentarse que este país debería estar permanente convocado a nivel mundial para jugar un papel importante. Sin embargo, nada de esto ocurre. El sistema portuario de nuestro país es marginal en el contexto internacional.
Teniendo en consideración estos datos podemos comenzar con el análisis del tema propuesto: ¿es realmente necesario un nuevo puerto en la ciudad de Santa Fe? ¿La construcción de una nueva infraestructura alentará la actividad portuaria en la zona? ¿Hay una estrategia de desarrollo que acompañe esta decisión? ¿Cuáles son los estudios que fundamentan su viabilidad? ¿Van a llegar los buques a la ciudad de Santa Fe por el solo hecho de construirse una terminal en el cauce principal del río? ¿En qué espacio político público se ha discutido esta cuestión? Por otro lado, si fuera algo tan atractivo, ¿por qué no se presentó ningún operador portuario internacional cuando se abrió la licitación en el año 2014?
Con la construcción de una nueva terminal, las grandes navieras -Maersk, Mediterranean Shipping, CMA CGM, Evergreen, Cosco Shipping, Hapag Lloyd- ¿van a impulsar que sus buques pasen por Villa Constitución, Arroyo Seco, Rosario, San Lorenzo, Puerto General San Martín, Timbúes y vengan en bandada a cargar a Santa Fe, distante a más de 100 km del polo portuario más concentrado del mundo? ¿No nos estaremos olvidando de que estas grandes empresas -propietarias de la mayoría de los buques que navegan por todo el mundo-, son una de las máximas expresiones del capitalismo más duro y han conformado una plutocracia en los mares que excede por mucho las fuerzas fiscales y de control de los Estados nacionales, que en líneas generales poco pueden hacer frente a ellas?
O sea, las mismas empresas que radican sus buques en lugares como Liberia, Panamá, Islas Marshall, Islas Caimán, Belice, Bahamas, entre otros, para poder de este modo reducir sus costos impositivos y laborales, ¿son las que van a extender su recorrido para buscar cargas que pueden conseguir fácilmente en cualquiera de los puertos fluviales que se encuentran entre Buenos Aires y el sur de la provincia de Santa Fe? ¿Las mismas empresas que han logrado atar las manos de países como EE.UU., Francia, Gran Bretaña -por mencionar sólo a algunos-, son las que van elevar sus costos operacionales trayendo sus embarcaciones y sus contenedores a esta ciudad?
¿No deberíamos estar pensando en proponer modificaciones al sistema normativo imperante en materia de navegación fluvial a nivel nacional? Si tenemos en cuenta que la primera ley de cabotaje en la República Argentina aparece recién 100 años después de la Revolución de Mayo bajo la presidencia de Figueroa Alcorta -Ley 7.049-, que poco después, en 1918 bajo la presidencia de Hipólito Yrigoyen, se sanciona otra ley que modifica algunas cuestiones y que en fecha 25 de julio de 1944, bajo la presidencia de Edelmiro Farrell, se dicta el Decreto Ley 12.942 -que rige actualmente-, podemos ver que el problema principal es de política portuaria, y no de ingeniería de construcción. Estamos frente a una normativa en cuyo Art. 21 hace referencia a los barcos de vapor y en el Art. 25 hace mención a los barcos cuyo medio de propulsión sea exclusivamente la vela, lo que claramente demuestra el anacronismo de dicha legislación. Insisto: ¿no debería ser ésta la materia a analizar, previo a seguir pensando en construir obras cuyo impacto financiero y ambiental se desconoce?
La ciudad de Santa Fe necesita que la agenda política se estructure discutiendo y avanzando a nivel nacional con la modificación de las normas de cabotaje, que permitan el ingreso de barcazas a los muelles que ya están construidos y que puedan operar en las instalaciones actuales. De no entenderlo así, y cuando los muelles, caminos y puentes que se construyan se conviertan en hermosos lugares para ir de pesca, cuando el dragado de apertura sea utilizado para ejercicios de buceo, cuando toda la superestructura y obras de ingeniería sirvan sólo para organizar recitales y eventos deportivos por falta de uso portuario, ¿quién se va a hacer cargo de la decisión de construir un nuevo puerto en la ciudad de Santa Fe?