Luciano Andreychuk
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Twitter: @landreychuk
En Medellín impulsó un cambio radical en las villas más vulnerables. “En 27 años se logró reducir un 95 % los homicidios, con una política de equipamientos culturales y más presupuesto en educación”, aseguró.
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Jorge Melguizo lanza una risotada hilarante, bromea por un segundo, acomoda sus anteojos y habla. No para de hablar, pero dice cosas interesantes. Tiene unas capacidades de oratoria y empatía social admirables.“En Medellín se llegó a convertir un burdel (un prostíbulo) en una sala de teatro, un Centro de Desarrollo Cultural, que hoy es un enorme dinamizador de productos culturales. La llaman Casa Amarilla”, cuenta.
Melguizo es comunicador y periodista, pero se dedicó a trabajar en proyectos sociales de Medellín, Colombia, embarrándose las botas en las villas más peligrosas de esa ciudad, integrando a agrupaciones barriales y ONGs. Fue secretario de Cultura Ciudadana y de Desarrollo Social de Medellín. Desde 2010 es consultor internacional en gestión pública, y hoy asesor es del Ministerio del Interior de la Nación.
Vino a la ciudad para dar talleres de capacitación a operadores barriales comunitarios del municipio, a gestores culturales independientes y artistas, sobre la base de la exitosa experiencia en su ciudad natal (ver El caso Medellín). En los talleres trabajó sobre dos temas que parecen bellos eslóganes, pero no. Son términos que tienen un asidero político y social: la cultura comunitaria y la integración con experiencias gubernamentales.
Murgas, grafitteros, artistas barriales
En todo barrio hay expresiones culturales: desde murgas, el grupo de grafitteros, obras de teatro, grupos de raperos, de rock o de folclore, talleres de poesía. En el imaginario colectivo se cree que estas expresiones son una forma de esparcimiento o recreación. Pues la cuestión va mucho más allá: la cultura barrial y la educación pueden volverse factores de transformación positiva de un contexto quizás muy vulnerable, donde cunden la pobreza o la inseguridad.
“Entonces, la clave está en ver cómo construir una mejor organización territorial en base a proyectos culturales comunitarios. Lo de cultura comunitaria está metido en la ‘sombrilla’ de cultura ciudadana o de ciudadanía cultural. La idea de cultura comunitaria está ligada al proyecto del fortalecimiento de organizaciones culturales barriales”, pone en contexto Melguizo, en diálogo con El Litoral.
“Ojo: la cultura comunitaria no implica llevar desde el Estado la cultura a los barrios, sino buscar en los barrios qué procesos culturales existen —aclara—. Luego, identificar todas las expresiones, todas, hasta las experiencias múltiples de organizaciones sociales que tienen algún proyecto cultural”.
La cultura barrial ya existe, está presente “sin el Estado, y hasta a veces hay una expresión cultural con una ideología opositora al Estado de turno. Eso no importa: lo que se hizo en Medellín fue identificarlos y fortalecer esos procesos culturales barriales. Eso se llama cultura viva comunitaria”, agrega.
Entonces, una de las claves pasa por fortalecer y darle herramientas de gestión a esas agrupaciones culturales o asociaciones comunitarias (ONGs) que tienen algún proyecto cultural. “Éstas ya tienen procesos, metodologías, productos hechos, acción y conocimiento de territorio, y sus integrantes conocen a las personas de ese barrio”.
“Y estos grupos culturales pueden ir a decirle, ofrecerle a cada gobierno: ‘Venga pues, trabajemos en este barrio por un desarrollo barrial, para mejorar la calidad de vida a partir de nuestro proyecto cultural (y también de otros), como una estrategia’”, dice.
Cultura: dos acepciones
El consultor hizo una diferenciación respecto de la noción de cultura. Se habla por un lado de la cultura desde las bellas artes (o de “elite”). Pero, por otro lado, está la cultura entendida como una condición o hecho de construcción de ciudadanía. “La cultura que nos permite saber qué somos y qué tenemos. Nos permite reconocernos y ponernos en relación con el otro”, asevera.
Una definición de cultura que le gusta al colombiano, y la cita: Cultura es lo que nos permite apreciar la propia vida y aprender a vivir con el otro. “Y esta idea de cultura es la que hoy necesitamos potenciar. La cultura como construcción de convivencia, como laboratorio de una nueva sociedad, y como construcción de identidades, de nuevos patrimonios. Ésa que nos permitirá saber cuáles serán nuestras próximas lenguas, nuestros músicas y músicos, nuestros referentes artísticos en 30 años, por ejemplo”.
Integración
No sólo la cultura es el eje. El otro es el de la articulación, la integralidad. ¿Qué es esto? “Comprender que sólo salimos adelante como ciudad cuando articulamos todos los elementos: proyectos culturales comunitarios, acciones gubernamentales que estimulen y faciliten. La cultura pero también la educación”.
Entonces, cuando se facilita el acceso de lo mejor de la cultura en las villas, pero facilitando la construcción de proyectos culturales comunitarios, “se está construyendo una mejor sociedad”, resalta una y otra vez, convencido en base a la experiencia propia.
—Es la tercera vez que viene a Santa Fe, ¿qué potenciales ve para aplicar aquel proyecto aquí y qué falencias a subsanar?
—Aquí hay tres cosas que se han dado: una voluntad política, un presupuesto y un “dispositivo” o equipo cultural puesto al servicio de esa voluntad y de ese presupuesto. El Molino Marconetti, el Parque de la Constitución, la Fábrica Cultural y La Redonda (es decir, tanto del municipio como de la Provincia). Hay infraestructura hecha, eso es una base fundamental. Aquí hay mucha fuerza para desarrollar y ayudar a gestionar nuevos proyectos culturales comunitarios.
Y hoy la Argentina tiene la coordinación de una política de cultura viva, un proyecto entre 10 ministerios de 10 países iberoamericanos. La ciudad de Santa Fe se asume como uno de los nodos de esta política.
“En Medellín venimos haciendo cultura comunitaria desde hace 27 años. Lo hemos convertido en política pública, en presupuesto público y hasta hay una red latinoamericana de cultura viva comunitaria. La experiencia es mi ciudad, ha sido y es muy motivadora. Y a partir de ella, se puede ver todo lo que se puede hacer en otros lugares y otros contextos”, explica Melguizo.
¿Pero qué fue lo que pasó en la segunda ciudad colombiana más grande después de Bogotá? Allí, la educación y la cultura fueron dos pilares clave de toda una transformación social y urbana. Se implementaron dos estrategias fundamentales. La primera, el presupuesto.
“Pasamos en 2004 del 0,6 % del presupuesto municipal al 5 % del presupuesto destinado a cultura. Una buena parte de ese presupuesto fue hacia un apoyo hacia los colectivos barriales que ya existían, otra al fomento de nuevas creaciones culturales, y otra parte al fortalecimiento de los procesos de educación formal”, cuenta Melguizo.
Pero también se actuó en territorio, en las villas, en los barrios más duros. “Allí pusimos los mejores equipamientos culturales. Por ejemplo las bibliotecas, o el Centro de Desarrollo Cultural de Moravia, en el cruce con una quebrada y que antes era un vertedero de basura. Todo eso entendiendo la educación como derecho, no como privilegio ni como un lujo, y a la cultura como algo que nos ayuda a entendernos, pensarnos, desarrollarnos”.
— La cultura pensada así y desarrollada en territorio, ¿permitió reducir los índices de conflictividad social en Medellín?
—Hoy tenemos el 95 % menos de muertes violentas por homicidios que hace 27 años. Pero también, somos la ciudad como mejor calidad de vida de todo el país, y que más inversión extranjera trae. Los barrios que antes eran impenetrables, por ser muy violentos, hoy son barrios más cohesionados.
Y los equipamientos culturales barriales (desde la biblioteca más chiquita hasta el Centro de Desarrollo Cultural comunitario más grande) se convirtieron en símbolos: son convocantes del turismo interno y externo. Se convirtieron en símbolo de dignidad: fue la cultura ayudando a la construcción de esa dignidad humana.
Red de Ciudades Creativas
Jorge Melguizo visitó la capital para brindar una charla motivacional sobre cultura ciudadana a operadores barriales del municipio, para explicar la construcción del modelo cultural de Medellín. Su visita, organizada por el municipio, fue la excusa para el lanzamiento del Programa de Cultura Ciudadana, que se desarrollará desde la Secretaría de Cultura local.
Además, artistas y gestores culturales presentes recibieron detalles acerca Programa de Formación para Gestores Culturales Comunitarios del Ministerio de Cultura de Presidencia de la Nación. La propuesta formativa de este programa se desarrolló en Santa Fe ya que ésta es una de las ocho ciudades del país conformada como nodo de la Red de Ciudades Creativas.