Redacción de El Litoral
Falleció a los 80 años.
Redacción de El Litoral
Mucho pesar causó la noticia del fallecimiento, a los 80 años, de Julio Ponce Aragón, un hombre que se destacó como locutor en la radiofonía santafesina pero que, además, tuvo una dilatada y brillante carrera como deportista, sobre todo defendiendo los colores de su queridísimo Gimnasia y Esgrima y siendo campeón sudamericano juvenil en Cúcuta, Colombia.
En agosto de 1955, todavía no se había popularizado el estribillo: “¡Vamos, vamos los pibes!”, pero la dirigencia del básquetbol sudamericano puso en práctica una idea muy feliz: la de organizar un campeonato de juveniles, inédito hasta entonces en el continente. Fue en Cúcuta y se lo hizo disputar simultáneamente (lo que ocurrió por única vez) con el de Mayores, que alcanzaba su 16ª edición.
En ese Sudamericano Juvenil inaugural, Argentina fue el campeón con un plantel también dirigido por el profesor Jorge Hugo Canavesi y donde descollaban quienes ya estaban siendo figuras: los porteños Ricardo Alix y Norberto Giorgio, y el santafesino Ricardo Crespi. “Ellos tres eran estables en las formaciones iniciales. De acuerdo con las exigencias del rival, se completaban con el porteño Juan Carlos Gago, el mendocino Aldo Escalante (gran rebotero) o el rosarino Miguel Ángel Chacón. Los demás alternábamos sin ningún problema”, evocó el santafesino Julio Ponce Aragón, uno de los integrantes. El plantel de 10 jugadores se completó con Jorge Curi (Capital Federal), Juan Luis Sabatini (Santa Fe) y Mario Brusadin (Mendoza), según recordaba hace unos años la revista El Gráfico.
Finalizaron invictos en sus 8 partidos, estableciendo clara superioridad como lo demuestran sus promedios de tantos: 72,8 a favor y 53,2 en contra. Alix, luego jugador genial de recuerdo inolvidable, fue el goleador argentino en el torneo con 15,6 tantos de promedio. En Cúcuta la gente lo bautizó “Alfalfa”, tal el apodo del personaje de una novela que, en ese momento, estaba de moda en Colombia.
En LT 9, Julio Ponce Aragón fue una voz dominante e identificatoria durante décadas. Cuando se produjo el inicio de la “Nueva Nueve”, en 1970, Julio se convirtió en el locutor comercial durante muchísimo tiempo de Ricardo Porta, quien lo bautizó como “la voz de bronce”. Él mismo se encargó de decir que sus comienzos se dieron en la famosa y recordada “Audición deportiva”, en tanto que el querido colega y colaborador de El Litoral, Tomás Rodríguez, apuntó que “Julio fue animador de bailes, sobre todo de los famosos encuentros danzantes del club Social y Deportivo Santa Rosa, entre los 60 y 70”.
En lo personal, Julio fue un tipo afectuoso, cordial, ocurrente, siempre con la sonrisa a flor de labios, amante de los viajes, del fútbol y del básquetbol (sus pasiones deportivas). Sin dudas que deja un gran recuerdo que perdurará por siempre, un legado para sus hijos y el orgullo, para los que lo conocieron, de haber sido dignos de su amistad y simpatía.