Sergio Ferrer
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La intendenta Daniela Qüesta explicó que al finalizar el año el municipio habrá intervenido en unas 500 cuadras de la ciudad. La cifra se eleva a más de 900 si el cálculo se extiende hasta el final de gestión.
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En las últimas semanas se dieron dos hechos realmente significativos para el gobierno de Santo Tomé y la continuidad de su programa integral de arreglo de calles. Por un lado, el inicio del Plan de Pavimentación de 76 Cuadras en la zona del Samco Dr. Ricardo Nanzer, luego de haberse terminado el plan de 52, empezado en la gestión anterior. Por el otro, la concreción del primer tramo de cuadras con asfalto flexible en Adelina Oeste, las que forman parte de las primeras 50 de un total de 150 que solventará la provincia, abarcando distintos barrios (ya se hicieron 28).
En diálogo con El Litoral, la intendenta Daniela Qüesta se refirió —entre otros temas— a las citadas obras, así como a los criterios de selección de los lugares en los que el municipio llega con distintas mejoras viales.
La funcionaria, ante todo, creyó necesario aclarar que las cuadras con tierra, que en su momento eran unas 1.700, representan un problema estructural, que el distrito arrastra por no haberse priorizado la obra de pavimento hasta la administración de Fabián Palo Oliver. En los últimos ocho años, dijo, “se han hecho más cuadras de pavimento que en los diez anteriores”, porque “está claro que en Santo Tomé la pavimentación no fue prioritaria durante mucho tiempo”. “Sólo se hicieron planes aislados, que no permitieron, en el transcurso de un periodo de 25 a 30 años, revertir la proporción de esta ciudad, que tiene más calles de tierra que de asfalto”, añadió.
Ante esta situación, Qüesta explicó que el propósito de su gestión es superar progresivamente aquella desproporción, planteándose las obras de pavimentación y mejora integral de calles como una política de Estado. Por eso mismo, resaltó que procuran cubrir la mayor cantidad de arterias y barrios, pero en función de una planificación seria y responsable, en términos de financiamiento, ejecución y desarrollo. Teniendo en cuenta, para la elección de las calles, cuestiones como el transporte público, la penetración en sectores alejados del centro de la ciudad, su conectividad y accesibilidad general.
Sin promesas
En otro pasaje de la entrevista, Qüesta se refirió a las expectativas y las urgencias de los vecinos, especialmente aquellos que no cuentan con pavimento o alguna clase de mejora que les evite “renegar” con el barro.
“Todos los que viven en calle de tierra quieren que lleguemos con el plan de pavimentación... eso es así, es entendible, porque todos queremos progresar”, expresó la jefa municipal, a la vez que puso énfasis en que nunca se enojaría por el reclamo o la queja de la gente. “Al vecino lo comprendemos y nunca nos va a molestar que reclame por lo que le sucede frente a su casa, porque en definitiva a todos nos preocupa lo que nos pasa cada día, cómo llegamos a nuestros hogares, o cómo salimos para ir a trabajar”, describió después.
“El año pasado hubo niños que tuvieron problemas de escolaridad porque el barro les impidió ir al colegio. ¿Cómo podríamos enojarnos con eso? Pero tratamos de ser consecuentes con el orden de tareas previsto, porque solamente una planificación responsable va a permitir que el avance de la ciudad se de con durabilidad, a la mayor cantidad de vecinos posibles y siendo honestos, es decir sin hacer promesas vacías”, explicó la funcionaria. Sería muy fácil, acotó, “prometer cosas durante una campaña electoral, pero quienes estamos en la gestión somos los que tenemos que demostrar con hechos lo que decimos”.
Posteriormente manifestó: “Tenemos la tranquilidad de estar haciendo un trabajo muy responsable, porque sabemos que a 1.700 cuadras no las podemos pavimentar en un año. Tampoco podríamos poner mejorado en todas ellas. Pero nosotros, a fin de 2017 ya estaríamos llegando a casi 500 cuadras con algún aporte de material. Además, podemos anticipar, conscientemente, que hasta el final de la gestión tenemos planificado, gestionado y previsto ejecutar, con fuentes de financiamiento claras y determinadas un aporte de material sobre 911 cuadras de la ciudad”. Ningún intendente, enfatizó Qüesta al final, pudo hacer 1.700 cuadras de mejorado o pavimento en cuatro años, “ni los va a poder hacer”.
“Si nosotros decimos que tomamos un barrio, para ponerle mejorado, pavimento de hormigón o flexible, al cien por ciento de sus calles, estaríamos mintiendo. O lo podríamos hacer, pero tendríamos que olvidarnos del resto de la ciudad. Por eso, lo que tratamos es mantener seis o siete frentes de trabajo distintos, como ocurre actualmente, con máquinas trabajando en Villa Luján, Adelina Este, Estanislao López, San Martín, 12 de Septiembre, Vecinal Oeste e Iriondo”, Daniela Qüesta, intendenta de Santo Tomé.
Importancia
La intendenta Daniela Qüesta ponderó la intervención global del municipio en Vecinal Adelina Oeste. En dicho sector, entre las obras en marcha, los trabajos previstos y los ya realizados, están abarcadas entre 60 y 70 cuadras. Las tareas incluyen pavimento flexible, mejorado pétreo, reposición de ripiado y reacondicionamiento de calles.