Enrique Cruz (h)
Colón jugará el viernes con Huracán y el martes con Zamora; Unión visitará el sábado a San Lorenzo.
Enrique Cruz (h)
Algunos se habrán ido masticando la bronca porque le empataron el partido faltando 11 minutos, pero la evaluación final —en el plano futbolístico— no será tan positiva y admitirán que Domínguez no estuvo muy claro ni leyó tan bien el partido como para coronarlo con los tres puntos. Otros se habrán conformado con el resultado final porque se consiguió en un momento en el que arreciaba la preocupación, la tensión y cierto desorden para hacer justicia en el marcador, porque está claro que Unión no merecía la derrota que estaba sufriendo hasta los 34 minutos del segundo tiempo.
Quedará para la discusión y la charla futbolera si ese poco más que aportó Unión le alcanza para merecer otra cosa o si el resultado, en definitiva, está bien. Como fue Unión el que empató el partido —porque Colón marcó el primero de los goles—, queda la imagen final de alivio y hasta de conformismo que el hincha lo exteriorizó en el aliento final. Distinto hubiese sido, lógicamente, si la cosa se daba al revés. El que va perdiendo y empata, siempre es el que más festeja. Tan viejo como el fútbol.
Otra cuestión que quedará para el análisis es lo que uno y otro equipo buscó a través de la idea de su técnico. Está claro que Unión mejoró en función de lo que fueron los últimos partidos y, en cierta medida, dio la impresión de querer “volver a las fuentes”. En contrapartida, en los últimos cuatro partidos marcó un solo gol, fue en contra y la cosecha matemática fue escasa: 2 puntos sobre 12.
Colón jugó un partido muy flojo con la pelota y hasta en contramano de lo que pregonaba por los nombres que puso en cancha. Del medio hacia arriba, jugar con Bernardi, Estigarribia, Alan Ruiz, Vera y Correa permitía suponer que el equipo iba a ser ofensivo, agresivo, incisivo y hasta con un manejo interesante de la pelota. Nada de esto se hizo. Y la responsabilidad superior pasa por el técnico, pues más allá de rendimientos individuales muy bajos de varios jugadores, su idea de juego —o por lo menos lo que se vio en la cancha— fue la de jugar a esperar y tirar pelotazos, con Alan Ruiz inútilmente retrasado y sin conexión futbolística entre los volantes. Y mucho menos con los delanteros.
Pero ya está. El clásico forma parte del pasado y se seguirá hablando, naturalmente, de lo bueno (poco), lo malo (mucho), que hicieron ambos equipos en pos de un espectáculo bastante chato adentro de la cancha y durante los 90 minutos, pero convertido en fiesta en las tribunas (esta vez le tocó a Unión) y palpitado segundo a segundo por toda la ciudad.
Ahora hay que pensar en el futuro inmediato —más intenso para Colón— y en apuntar a acercarse lo máximo posible a los 43 puntos que asegurarían la participación de ambos equipos en la Copa Sudamericana.
Es posible que se consiga con menor cantidad, porque Colón lo logró con 49 pero en 30 partidos en el torneo pasado y serán 27 los de esta Súper Liga. Los sabaleros fueron undécimos y los últimos en entrar en la Sudamericana, pero sacándole cinco puntos de diferencia al que ocupó el puesto 12 (Rosario Central). Los dos tienen 27 puntos y para conseguir esos 15 ó 16 que podrían asegurarle un lugar en la Sudamericana, hay que conseguir algo más del 50 por ciento de los puntos que restan (faltan diez fechas para el final).
Más allá de lo que hayan dicho Madelón y Domínguez en la conferencia, respecto de que entienden lo que significa el partido pero que todo sigue después, nadie puede ignorar que el clásico siempre deja secuelas si hay un ganador y, obviamente, las negativas son para el que pierde. Hay sobrados ejemplos de esto, mucho más en estos tiempos de tanto exitismo e impaciencia con los resultados. Por eso, la sensación de alivio en los dos planteles es muy clara. Pasó el partido que no se podía perder, ¿está claro, no?
Colón: pensando en la seguidilla
Es una incógnita a esta altura saber qué puede pasar por la cabeza de Domínguez pensando en el partido del viernes ante Huracán en el Centenario y la revancha del martes que viene, también en su estadio, ante el Zamora de Venezuela. Lo único claro es que Conti llegó a las cinco amarillas, no podrá jugar el viernes y será reemplazado por Galván (que jugó el partido de reserva) y que volverá —el Flaco— a la titularidad ante el Zamora.
A partir de ahí, es muy posible que el técnico piense en una rotación y que sea cuidadoso con algunos jugadores que no están para afrontar dos partidos con tan poco tiempo de recuperación. Un caso podría ser el de Correa, que debió salir cuando advirtió un fuerte cansancio muscular en el clásico.
Quizás, desde lo genético, algunos jugadores estén en condiciones de “bancarse” los dos partidos. De hecho que es el caso de Alexander Domínguez, pero por el puesto que ocupa. A partir de allí y teniendo en cuenta que Colón dispone de un plantel numeroso y con casi todos los jugadores disponibles (hasta el “Monito” Silva, que también jugó el clásico de reserva), es posible que se planifique en conjunto los dos partidos.
El del martes es una final, más allá de que Colón ya ganó el partido de ida por 2 a 0 y eso le permite afrontar con tranquilidad el partido de vuelta. De todos modos, el del viernes es un compromiso duro y exigente, en el que Colón tiene que aprovechar ya que Huracán es uno de los equipos que, al margen de pelear para salir de las posiciones de abajo en los promedios, está pugnando por entrar en la Sudamericana.
Unión: a la casa de un grande
San Lorenzo perdió con Gimnasia y sus chances de pelearle algo a Boca se diluyen. Pero es un grande, tiene el objetivo de la Libertadores del año que viene y la exigencia natural de cualquier poderoso. Y será el rival que tendrá Unión, en el Nuevo Gasómetro, el sábado a las 5 de la tarde.
Diego Zabala ya está descartado y Madelón maneja dos alternativas. Una es la inclusión de De Iriondo en el sector central de la mitad de la cancha, pasando Mauro Pittón a la derecha. Esta chance, que es la más probable, ya fue usada por Madelón el año pasado: fue en el partido ante River y armó el mediocampo con Mauro Pittón por derecha, De Iriondo y Acevedo por el medio y Fragapane en la izquierda.
La otra posibilidad es hacer el cambio que realizó el domingo, es decir el ingreso directo del Droopy Gómez como volante por derecha en lugar de Zabala. La modificación se hizo cuando el partido estaba 0 a 0 todavía, Unión manejaba mejor la pelota en el medio y era local en el clásico.
Más allá de esta modificación obligada se cree que el resto del equipo seguirá siendo el mismo que viene jugando, ya que se trata de la formación estable y titular que ha conseguido Madelón prácticamente desde el arranque del torneo. Lo bueno es que ya está Leo Sánchez para jugar (fue al banco en el clásico) y habrá que esperar si decide incluir entre los viajeros a algunos jugadores que se quedaron afuera ante Colón, caso Bracamonte y Aquino.
La copa de los 100 años
En el clásico del domingo, como se informó, estuvo en juego la Copa 100 años del Diario El Litoral, que por haber salido empatado el partido, quedó momentáneamente sin dueño.
Nuestro diario cumple el centenario el próximo 7 de agosto, con lo cual la copa será puesta en juego en la próxima edición del clásico.
El Litoral resolvió aprovechar la importancia de su celebración para asociarse a esta gran fiesta de los santafesinos, cuya historia ha sido reflejada en nuestras páginas como nadie pudo hacerlo a través de todo este tiempo y desde el origen de la gran rivalidad entre los dos clubes. Por ello, la decisión es entregársela al que consiga la victoria en la cancha y es la razón por la que quedará bien guardada y será puesta en juego en la próxima edición del partido que apasiona a todos los santafesinos.