Lisandro Plank
El miércoles se proyectará la película escrita y dirigida por Federico Marcello. La función será a las 20 en el Cine América (25 de Mayo 3075) y será la última proyección de una gira que se inició el 2 de enero, en la que el propio Marcello y el productor, Pablo Zapata, proyectaron el film 50 veces en 10 provincias.
Lisandro Plank
Realizada de manera independiente, la película “De acá a la China” se rodó durante 3 meses en el año 2012 en la provincia china de Fujián. En primera instancia, el film estaba planificado para ser un documental que plasmaría la realidad de la migración proveniente del país oriental hacia nuestras latitudes. Sin embargo, en medio de la planificación, el elemento ficcional apareció en la cabeza de Federico Marcello y no pudo detenerse hasta transformarse en una historia, un tanto cómica un tanto dramática, en la que Facundo (interpretado por el mismo Marcello) decide irse a China a instalar el primer supermercado argentino para vengar a su padre, que a principios de los 90 tuvo que cerrar el almacén que tuvo toda su vida porque no podía competirle a sus nuevos vecinos de ojos finos y alargados y precios inigualables.
Más allá de lo prometedor que resulta el argumento del film, es inevitable hacer un paréntesis para destacar el modo de trabajo de estos amigos que, unidos por el cine, están recorriendo el país en auto desde el 2 de enero para proyectar la película en la mayor cantidad de lugares posibles. Solamente en la provincia de Santa Fe, recorrieron Colastiné, San Justo, Arroyo Leyes, Rafaela y la última función, en el Cine América. En concordancia con el modo de trabajo que parece motivar a los cineastas, “De acá a la China” es la primera ficción que realizan, pero el tercer largometraje de la dupla creativa. Las dos producciones anteriores, ambas de tinte documental, las realizaron en Sudáfrica, Israel y Palestina, siempre de manera autogestionada e independiente.
“El único subsidio fue un chino que nos acercó 7 cuadras"
En la antesala de lo que será el punto final de una gira que durante dos meses llevó la película a 50 ciudades diferentes con más de 3.000 espectadores, El Litoral entabló diálogo con la dupla creativa que en cada lugar al que va busca multiplicar su experiencia de rodaje y producción, no sólo con la prensa, sino también con los espectadores que asisten a las funciones.
—¿De qué trata “de acá a la China”?
Federico Marcello: —En el año 1986 el papá de Facundo tenía un almacén en pleno corazón de Saavedra, que a pesar de ser un local chico, tenía todo lo necesario para la casa. Sin embargo, en el inicio de los 90 se produce la llegada de los primeros supermercados chinos y el padre no pudo competir con los precios que ellos ofrecían y tuvo que cerrar. 30 años después, Facundo decide ir a vengarse y viaja a China para abrir ahí el primer supermercado argentino.
—¿Cómo surgió el proyecto y cómo fue el paso entre imaginarlo y concretarlo?
—Bueno, inicialmente la idea nace como un proyecto documental con la intención que tenemos con Pablito de darle tridimensionalidad al chino que está en el supermercado. De no solamente conocer la fachada sino también tratar de adentrarnos un poco más en ese mundo íntimo de tantos chinos que tenemos en la Argentina. a raíz de esa curiosidad que tenemos, empezamos a indagar, a investigar y a formular el guión del documental; y cuando estábamos desarrollando ese guión, surge y nace la idea de esta ficción en la que podríamos enmarcar la película de un argentino que quiere ir a vengarse a China y abre un supermercado. De esa manera, ese germen ficcional fue creciendo como una planta en mi cabeza y se comió al documental por completo.
—¿Cómo fueron los primeros pasos para poder establecer contactos dentro de China y poder realizar la película?
Pablo Zapata: —Lo primero que hicimos fue investigar las cuestiones de la migración china a nuestro país, y ahí dimos con el dato de que el 85% de los chinos que hay en el país vienen de una provincia que se llama Fujián, y casualmente dentro de Fujián hay otra ciudad que es como una ciudad más cosmopolita, que en ese momento tenía mucha apertura hacia el resto del mundo, por ejemplo era el lugar donde se realizaban las visas de China y había muchísimos extranjeros trabajando. Después de ahí, simplemente empezamos a buscar por Internet, desde Couchsurfing y pasando por lugares inimaginables e infinitos, y empezamos a buscar los contactos que pudieran ayudarnos a tener una idea de cómo es la vida ahí, desde el precio de una comida, hasta cuánto puede salir alquilar un equipo de luces. O sea, la cantidad de cosas necesarias para hacer una película estando en un país extraño es muy grande, pero de a poco fuimos buscando referencias para poder hacer viable el proyecto. Por otra parte, ya teníamos un poco de experiencia luego de haber producido documentales en Sudáfrica y en Israel y Palestina. Así que en algún punto, cuando llegamos al lugar, ya sabíamos que las cosas tienen que suceder, y encarando el proyecto con esa impronta, uno empieza a moverse con la mayor rapidez posible y aprovechando al máximo los recursos que tiene.
Por otra parte, cuando la gente ve que llegamos con una forma de trabajar muy diferente a las producciones más grandes y con mayor presupuesto se va enganchando con la idea y empiezan a facilitarse las cosas. Dicho sea de paso, por ahí con mucha plata no se puede obtener el mismo resultado que se obtiene cuando uno se involucra con la gente. Entonces, a partir de eso creo que las cosas se van dando; al principio quizás cuesta romper algunas barreras lógicas, pero una vez que uno se siente insertado, al cuarto o quinto día, ya las cosas empiezan a suceder por sí mismas y se empiezan a formar diferentes grupos orgánicos con la gente con la que uno empieza a conocer y con las diferentes cosas que van pasando en la calle y ahí se toma el envión y se empieza a vivir el día a día, resolviendo cosas cotidianas en un trabajo que conlleva mucha intensidad pero que es muy satisfactorio a la vez y muy lindo de experimentar, porque uno empieza a encontrar esa comunidad con la cultura del lugar que es justamente lo que nosotros buscamos plasmar en la película.
Desandando caminos
—Con la película ya realizada, ¿pueden contar un poco cómo es la experiencia de la gira que están realizando para difundir su obra?
Federico Marcello: —Bueno, estuvimos en 10 provincias en total, con 45 funciones donde a esta altura más de 3.000 personas pudieron ver la película. Y la verdad que hasta el momento está siendo una experiencia increíble. Ahora faltan las 5 últimas funciones acá en Santa Fe. Y es importante destacar que la última presentación de la gira es la que realizamos el 28 de febrero en el Cine América, a las 20 hs. Pero bueno, hasta acá pudimos experimentar este viaje como algo muy enriquecedor, sobre todo porque notamos en cada función que la película le llega a la gente y eso es lo más importante y lo que nos conmueve. Hasta el momento nosotros no teníamos un termómetro real de qué pasaba con la película hasta que fuimos al Festival de Cine a la Vista de San Martín de Los Andes, donde vimos realmente que la reacción de la gente era súper positiva y fue a partir de esa reacción que dijimos “Bueno, si tuvo ese efecto acá, puede tener tranquilamente el mismo efecto en otros puntos del país y eso nos motivó a decir: presentémosla nosotros.” Así que desde ese momento nos subimos al auto y ya llevamos dos meses recorriendo diferentes territorios de la Argentina tratando de llevar la película a la mayor cantidad de gente posible.