Redacción El Litoral
Miles de mujeres marcharon en reclamo de la igualdad de género y contra la violencia patriarcal.
Redacción El Litoral
Eran miles. Un niño con la cara pintada de color violeta, con un pañuelo violeta, repiqueteaba un pequeño tamborcito, se perdía en el laberinto de gente y algunas manifestantes le sacaban fotos. Había padres con sus hijos y jóvenes también, que se sumaban a lo largo de la marcha por el Día Internacional de la Mujer, este jueves, convocada por la Mesa Ni Una Menos Santa Fe y con la adhesión de decenas de agrupaciones sociales, políticas, gremiales, estudiantiles, el colectivo LGBTI, etc. Eran miles de mujeres sobre la longitud de unas seis cuadras al menos, y se iban sumando.
A diferencia del año pasado, el cuerpo “bien al frente” fue lo distintivo. Es que era multitudinario el pedido por la despenalización del aborto. “Aborto legal, seguro y gratuito”, gritaban estruendosas las pancartas. No había vestidos negros como la marcha del #8M de 2017: ahora el color fue el verde en los pañuelos, en las pinturas de las caras, en los chalecos. También el violeta, característico de Ni Una Menos. Y un alarido guerrero, que se logra con la palma de la mano frente a las bocas de manera intermitente y muy rápida. “Ni una menos, vivas nos queremos”, era el mandato de lucha.
Stella Vallejos, Alejandra Ironisi y Claudia Catalín
Había mujeres de todas las edades. Muchas adultas, pero también muchas jóvenes. Las columnas humanas no paraban de llenarse. “En todo un año, desde la marcha de 2017, hemos logrado concientizar a muchas mujeres y poder salir a la calle para luchar por los derechos que nos faltan. Convocamos a muchas mujeres”, dice a El Litoral Claudia Catalin, integrante de la Mesa por la Paridad y de la de Ni una Menos Santa Fe.
¿Cómo vienen actuando desde todos los estamentos políticos respecto de la igualdad de género? ¿Ha habido un cambio bisagra? Catalin cree que sí, pero aún falta mucho: “Han ayudado las redes y los medios de comunicación social, que han puesto el tema en la agenda pública. Aquí el reclamo es por la igualdad: nadie se puede hacer el distraído porque el momento histórico lo exige. Los representantes políticos tienen que entender este pedido, que es neurálgico”, subraya.
8M en Santa Fe
La procesión empezó en Bv. Pellegrini y San Jerónimo, dobló en Tucumán, siguió por 1° de Mayo, porque continuaba por la sede del Ministerio Público de la Asociación (MPA) y el Ministerio de Seguridad. Allí, iba a haber intervenciones artísticas. Y luego volvía por San Jerónimo hasta Tribunales y luego la Legislatura, que era el punto final.
En medio de tamaña multitud y variedad de extracciones políticas que participaban, había reclamos de mujeres desaparecidas. “Natalia Acosta, te seguimos buscando”, flameaban las banderas. Y había otras simbologías que no eran estrictamente directas al reclamo por la igualdad de género. Por ejemplo, se escuchaban (e interpretaban con muñecos ridiculizados) duras críticas contra el Papa Francisco y el presidente Mauricio Macri, pedidos de liberación de Milagro Sala, entre muchos otros.
Si hay violencia, el salvoconducto para cortar con ese circuito de opresión es lo que debe saber la mujer víctima. “Hay violencia psicológica, en la calle, en los trabajos, en las casas, y en la política. Por eso queremos que las mujeres sean concientes por sus derechos, que exijan el cumplimiento de éstos y estén empoderadas. Cuando se afectan nuestros derechos hay que denunciar. Y la mujer víctima lo tiene que hacer con total libertad”, enfatiza Catalin.
Educadoras feministas
Un grupo de docentes feministas (así se autodenominaban) iban marchando firme, bastante detrás de la línea principal que era encabezada por integrantes de la Mesa convocante. Y el rol de la educación es clave, es la piedra basal para lograr la igualdad plena de género. “Sólo somos docentes, sin filiaciones políticas, que nos preocupa cuestiones de género en territorio en las escuelas, intercambiando materiales de lectura, y de participar activamente de estos espacios”, cuenta Dianela Fernández, de ese grupo.
Para la representante, la Educación Sexual Integral (ESI), que se impulsó en la provincia “es fundamental. Nuestra motivación es complementaria a lo que vienen haciendo los equipos de la ESI, que es excelente. Lamentablemente, no está siendo impulsado económicamente en recursos humanos, como nos parece que debería ser. Falta impacto en el sentido de la llegada a todos los docentes de la provincia”, subraya.
“También aparecen los prejuicios, creencias, cuestiones ideológicas que son muy sensibles”, admite. “Hay barreras y miedos desde los padres, miedos sobre la información que muchos creen que se les da a los alumnos, y que ésta sea contraria a sus creencias. Creo que es un debate que se debe abrir entre todos: los docentes, los padres, porque no es un tema simple. Pero es un debate muy necesario”, agrega Fernández.
El énfasis de la marcha siempre estuvo en el cuerpo propio. La adhesión por la despenalización de aborto era masiva. La marcha abría filas en las calles transversales a San Jerónimo, y dobló en Tucumán para seguir su curso indetenible. En esa exacta intersección tronó un aplauso y se escuchó ese alarido guerrero de lucha, muy propio de los aborígenes nativos americanos, hasta que las gargantas se enrojecieron.