Ignacio Andrés Amarillo
Ignacio Andrés Amarillo
El viernes, en Piedras Blancas (Costanera Este) tuvo lugar la tercera fecha del ciclo Santa Fe Quiere Rock, demorada por las condiciones climáticas del domingo 4 pero de todos modos realizada en el contexto de la semana conmemorativa del Día de la Mujer. Esto viene a cuento porque el concepto unificador de las propuestas fue “tres bandas con mujeres al frente”: Nada Más y Nada Menos, Enigmáttica y Diamantina fueron las agrupaciones convocadas para la ocasión.
El primer turno, pasadas las 22.30, fue para Diamantina, el dúo integrado por Alejandra Papini (voz, guitarras y programaciones) junto al tecladista Guille AF (secundados por Lucio Borgna en bajo y Úrsula Fanta en voces). Desafortunadamente, por problemas de sonido que se volvieron insalvables, debieron bajar del escenario a poco de empezar.
Sangre nueva
Entonces fue el turno de Nada Más y Nada Menos, el juvenil grupo que pasó de promesa a referente en la escena santafesina: la pequeña pero intensa Irene Marchi, en bajo y voz; el inefable Pablo Menéndez, en guitarra; el “director” Matías Allende, en guitarra, coros y programaciones; y el preciso y discreto Emilio Marchi, en batería.
Arrancaron bien arriba con “Cosas por decir” y la festejada “Desnaturalizar”, para entrar después a su particular versión de “Adela en el carrousel”, de Charly García. El set pasó por “Confusión”, antes de mostrar las garras con “Cochise”, canción de Audioslave.
Volvieron a territorio propio con “Luces de color”, otro de sus temas más “históricos”, para luego pasar a “Enterrarte”, de Marilina Bertoldi. Sonó “Convergente” y al presentar “Loop”, una de sus composiciones más reciente, la vocalista refirió a las “cosas que vuelven”: “yo soy pequeña y me doy cuenta, pero hay gente grande que no”.
“¿Hacemos una más? -preguntó Allende-. Les prometo que no los vamos a defraudar”. Ante la afirmativa, el cuarteto arremetió con una prolija interpretación de “La conexión delirada”, el clásico de La Cruda, con el mostraron su pertenencia a una tradición santafesina y dejaron el escenario caliente para el último número de la noche.
Fuerza melódica
Pero Enigmáttica llegó para redoblar la apuesta. La roja melena (y la envolvente voz) de Daiana Andrea Pividori Paduán se puso al frente de la formación que completan los virtuosos “polirrubros” Nicolás López Soto (teclados y coros) y Roy Muñoz, el “cerebro sonoro” Cristian “Bajer” Giunta (bajo y coros) y el potente y despreocupado Ricky Tessore (batería).
El set, integrado principalmente por canciones de “Frente al espejo” (su segunda placa), abrió con “Palabra a una mente olvidada”, mientras fans y amigos se apiñaron frente al escenario: Enigmáttica ya es una banda de culto.
El sinfonismo eléctrico de “Quiebre” levantó la intensidad del show, que pasó por “Frente al espejo” y “Desierto”.La coreable “Buscando una señal” propuso otro tempo, para volver a convocar al agite con “Vuelvo a nacer”, otra de las más sinfónicas.
“Ahora se pudre”, dijo la flaca de Avellaneda, antes de “Huellas en la tempestad”, que encabezó el tramo final con “Encarcelar la voz”. Para la despedida dispararon el clásico “Nuevo”, del primer disco, set que redondeó con el bis que estaba en la lista: “Arbol de mango” (el del famoso video en Epecuén). Para el adiós, dejaron “Lo que puedo ver”, otra del último material.
Así cerró un nuevo encuentro frente a la Setúbal, con la promesa de nuevos encuentros en el futuro inmediato.