El Litoral
Hace cinco años, Argentina recibía una noticia que pondría el nombre del país en boca de todo el mundo. El cardenal Jean-Lous Tauran leía el comunicado en latín con la histórica frase "Habemus papam"
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Con información de DPA
Hace cinco años, el cardenal Jean-Lous Tauran leía el comunicado en latín con la histórica frase "Habemus papam".
En Roma, Jorge Mario Bergoglio, fue nombrado como el jefe máximo de la Iglesia Católica tras la inesperada decisión de su antecesor, el alemán Benedicto XVI, de renunciar al papado.
Desde entonces, adoptó el nombre de Francisco, una figura que atrajo a miles de personas hacia la fe católica por su carisma.
Un papa diferente
Inmediatamente después de ser elegido el 13 de marzo de 2013 quedó claro que Jorge Mario Bergoglio haría las cosas de otra manera. Por primera vez en casi 1.000 años el pontífice no eligió el nombre de otro papa, sino de un santo, San Francisco de Asís. Renunció a los zapatos rojos y los apartamentos en el Palacio Apostólico. Se trataba de un pontífice que conmovía al pueblo y no a los teólogos, una figura querida o, para quienes no tenían ningún interés por la Iglesia, al menos curiosa.
"Se vio impulsado por una ola de opiniones positivas", asegura Benjamin Leven, de la editorial religiosa Herder en Roma. "Alguien que ordenó a la Iglesia ejercicios de relajación. Lo contrario que su antecesor".
Francisco defiende la libertad de conciencia de cada individuo, se muestra tolerante y cercano a los divorciados vueltos a casar, los homosexuales y los protestantes o los curas que abandonan su sacerdocio por una mujer, aunque esto no signifique que la doctrina católica haya cambiado. Él conoce mejor que nadie las Sagradas Escrituras pero ha decidido tratar estos temas con mas solidaridad y cuidado.
Impulsa debates sobre el futuro del celibato y se guía por el análisis de cada caso particular en vez de los principios, los dogmas y mandatos morales. Le va más la práctica que la teoría. No es un profesor de teología como Benedicto XVI, si bien todo lo que hace está bien argumentado a nivel teológico.
Defiende una hermandad entre los obispos, la variedad entre las iglesias locales: no todo debe ser regulado de la misma forma desde Roma. "Hay una apertura fresca. Se puede volver a hablar abiertamente", explica Thomas Schüller, experto en derecho canónico en la Universidad de Münster, sobre el ambiente bajo el pontificado de Francisco. "No le cortan a uno la cabeza por hablar claro".
Francisco cumplió su promesa de ir "a las periferias". Nombró cardenales de regiones lejanas y visitó en sus viajes países como Corea del Sur, Albania, Bangladesh y varios de su Latinoamérica natal. También a nivel social se centra en los marginados e invita a personas sin techo o refugiados al Vaticano y se reúne con presos o con personas desfavorecidas. Una "Iglesia pobre para los pobres" es su lema.
Pero aunque a diferencia de su retraído antecesor volvió a hacer simpática la Iglesia para muchos, se ha formado un ejército de resistencia en su contra. Sus adversarios posiblemente no son mayoría, pero son activos, bien conectados y afines a los medios. Opinan que las medidas modernizadoras de Francisco van demasiado lejos.
Su carisma también se ve desde las redes sociales
Francisco es, sin duda, el papa más tuitero, y también el primero que ve reunidos sus mensajes en la red social en un libro, titulado "Píldoras para el alma" y recopilado por el periodista y experto en el Vaticano Juan Vicente Boo.
Una de sus principales carecterísticas es según el autor que "son tuits de gran humanidad con los que pueden identificarse personas que no tienen fe, o que no practican". Y lque hay "una espiritualidad muchísimo más profunda de lo que cabría esperar en comunicaciones efímeras como son los tuits".
El secreto del arrastre del papa Francisco es el ejemplo. Cualquier persona puede ver que hace cosas, asegura Boo, que visita enfermos, abraza a personas ancianas, va a campos de refugiados. "Y luego en cuanto al enganche con los jóvenes en el medio de comunicación del siglo XXI, lo que hace es seguir el ejemplo de Jesús, que salía a recorrer los caminos de Palestina. Él sale por los caminos de hoy, que para muchísima gente son las redes sociales".